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lunes, 19 de febrero de 2024

Encantos del PCC: puebliando por la ecorregión cafetera.

 

ENCANTOS DEL PCC:

PUEBLIANDO POR LA ECORREGIÓN CAFETERA

 

Por: Gonzalo Duque-Escobar*

A continuación, una muestra de preciosos poblados de Caldas y sus alrededores para comprender la Ecorregión Cafetera como un constructo social e histórico ya que, mirado el territorio desde la cultura, tal cual lo hace el Museo Interactivo Samoga de la U.N. de Colombia con la propuesta de los Mundos, se pueden identificar cuatro escenarios geográficos con su propia identidad:

Mundo Pachamama: en el alto occidente que, como tierra de currulaos, resguardos y negritudes, además de ser una subregión panelera, es minera: en el oro existe más novela y poesía que en el café. Además de estos dos poblados, veamos allí a Marmato, Riosucio, Supía y Anserma. Como anexo, A recupera la cuenca del Risaralda

Mundo Bachué: El Magdalena centro, tierra de bundes, ranchos de hamacas, chinchorros, subiendas de bagres, nicuros y bocachicos; y también de los bogas y vapores por el río y de la Expedición Botánica. Veamos a La Dorada, Honda, Samaná y Victoria. Como anexo: Anotaciones a la navegación del Magdalena.

Mundo Yuruparí:  La región Cafetera propiamente dicha que empieza en Neira y llega hasta el norte del Valle; es la de los bambucos, las chivas, el bahareque de guadua, los cables aéreos, los Ferrocarriles Cafeteros y la música de carrilera. Veamos a Salamina, La Merced, Neira y Marsella. Como anexo, Diez años del Paisaje Cultural Cafetero.

Mundo Chiminigagua: La región San Félix-Murillo en la alta cordillera con sus volcanes, es aquella que tiene sus íconos en el cóndor, el pasillo, el páramo, la ruana de Marulanda, la palma de cera, el bahareque de tabla parada y el sombrero aguadeño. Veamos a Aguadas, Marulanda, Pensilvania y Manzanares. Como anexo, Páramos: ecosistemas vulnerables al cambio climático.

Adicionalmente, para Samoga, desde la ciencia y la tecnología, imbricadas con la cultura, en los Mundos, Chibchacum, Bochica y Chía respectivamente, deben surgir las estrategias para cerrar las brechas del desarrollo en este territorio. Veamos:

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01- MUNDO PACHAMAMA: La Tierra

 

RETROSPECTIVA HISTÓRICA DE LA MINERÍA EN MARMATO

Con el nombre de Marmato asociado al   vocablo “marmaja” mineral que los aborígenes Cartamas molían sobre piedras   para extraer el oro, se identifica este histórico poblado anclado sobre los   riscos del cañón del río Cauca, en una zona aurífera de Caldas cuya historia   está cruzada por la miseria, el abandono y la codicia y cuyo nombre honró, Juan M. Boussingault al denominar marmatita a una variedad del mineral esfalerita.

Durante la conquista, la ruta que explora el Cauca medio, funda a Anserma (1539), Cartago (1540), Supía (1540), Antioquia (1541) y Arma (1542); y aunque se señala que Belalcázar y Juan Badillo declararon fundado el pueblo en 1537 donde está ubicado el corregimiento de San Juan, se reconoce a Anserma como la primera población de esta región. Pero los Cartamas fueron exterminados antes de 1625 por el trabajo forzado en la Mita y Encomienda, cuando ya Marmato figura como un Real de Minas de la Provincia de Popayán por lo que se obliga a la incorporación de una parte de los 250 mil esclavos africanos traídos al Nuevo Reino de Granada.

Fue el oro la causa de que apenas en 1717 se crea el virreinato de la Nueva Granada con las reformas borbónicas que buscan hacer de América un proyecto rentable. En el Siglo XVII cuando la Nueva Granada suministraba el 39% del oro del mundo, y Quiebralomo era la primera mina del orbe, cerca del 50 % de la producción se concentraba en el Cauca donde se trabajaba casi en su totalidad por esclavos y cuya primacía llega hasta la Independencia, seguida de Antioquia con un 20% y parta la cual el mayor aporte de la fuerza de trabajo lo hacen los mineros independientes. Las ricas minas de plata de Quiebralomo a lindes con Supía y de Echandía vecina a Marmato cuya enorme riqueza reconoció Alexander von Humboldt, fueron descubiertas antes de 1789.

Y tras tener que saldar la deuda de la Independencia antes de haberse consolidado la autonomía de la república, entran al escenario los ingleses aportando una asistencia técnica que les asegurare el oro para el pago de los empréstitos, así: en 1825 la Casa Goldschmith arrendó minas en Supía y Marmato, mientras Boussingault compra para otra empresa londinense minas en Marmato, Quiebralomo y Supía. También, la Colombian Minning Association que en 1820 se había instalado en Santander, en asocio con la Exploration Company Ltd., logra la explotación en la provincia de Riosucio y las minas de Marmato, mediante un monopolio que ejerce por 20 años.

Entrado el Siglo XX, luego de que The Royal Railway Ltd. con la construcción del Cable Aéreo Manizales-Mariquita (1922) controla el transporte y que otras empresas inglesas hacen lo propio con los seguros y la banca, decae el sector,  para luego consolidarse un control norteamericano centrado en las explotaciones mineras del Chocó, a tal punto que en 1969 el ministerio del ramo reconoce que Mr. Harter, con siete compañías que producen 2/3 del total nacional, logra orientar la política del oro en Colombia.

Hoy, dado el crecimiento de los precios del oro, que en pocos años duplican y triplican el valor de las acciones de las multinacionales del ramo, representadas por ejecutivos extraídos de la política nacional que les sirvan, entre los proyectos de la minería aurífera, para las locomotoras del Plan de Desarrollo, sobresalen en Colombia el del Cañón del Río Cauca, el del Batolito de Piedrancha-Guachavéz en Nariño, el de la Serranía de Lucas al Sur de Bolívar, el de Tararia en Guainía, y el del Batolito de Mandé ubicado en Chocó y Antioquía.

En consecuencia, al volver al caso de Marmato, tras conocer las inquietudes por las pretensiones de una explotación a cielo abierto en La Colosa-Tolima con la empresa surafricana Anglogold Ashanti y en Santurbán-Santander con la canadiense Greystar, ¿qué pasará en Marmato cuando la multinacional Gran Colombia Gold Corp. heredera de la Medoro Resources decida proceder con esta clase de minería? La respuesta es clara: ni la Asociación de Mineros Unidos de Marmato, ni el Resguardo Indígena de Cartama de Marmato, ni el Comité Cívico por la Defensa de Marmato, desean sus devastadoras consecuencias ambientales y sociales.

Para que no se repita la historia, en la que nada les ha dejado el oro a estas comunidades del occidente minero caldense después de siglos, está de por medio la voluntad de cientos de familias de etnias mayoritariamente afrodescendientes e indígenas que no han negociado sus raíces culturales, porque saben que la alternativa para no quedar sin pasado ni futuro, es implementar una minería artesanal amigable con el medio ambiente, que le incorpore sus símbolos y valores como valor agregado a su producción, tal cual lo propone el Gobernador de Caldas en el nuevo Plan de Desarrollo.

Imagen01: Marmato-Caldas, en PNC Periódico nº 9, en: oasportal.policia.gov.co y Blog de la SMP Manizales.

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RIOSUCIO MESTIZA E INDÍGENA

 



En las estribaciones de la Cordillera Occidental y en la hoya del río Cauca, sobre un paraje ondulado ubicado a 1800 msnm entre Anserma y Supía, en 1819 cuando se salvaba la batalla del Puente de Boyacá, se funda Riosucio al lado del Ingrumá su cerro tutelar, como un proyecto de integración de las poblaciones del asentamiento minero Quiebralomo constituido por grupos mestizos que laboraban como mineros, y de la comunidad indígena de La Montaña conformada fundamentalmente por grupos nativos dispersos e indígenas cristianizados de Pueblo Viejo, su vereda más importante. La fundación de San Sebastián de Quiebralomo data de 1550, mientras la creación de los resguardos de La Montaña de finales del siglo XVI y de Cañamomo y Lomaprieta del siglo XVII.

Cuando en el siglo XVI España explotaba la mina aurífera más grande del orbe, localizada en el cerro Quiebralomo por entonces jurisdicción de la Gobernación de Popayán, existían dos parcialidades indígenas vecinas al lugar: Cañamomo y la Montaña. A mediados del siglo XVIII por una carestía surge un conflicto entre ambas, cuando para expandir sus cultivos la primera ocupa tierras de propiedad indígena en La Montaña. La situación que lleva a la fundación de un poblado al pie del cerro de Ingrumá en 1752 para atenuar tensiones, exacerba el conflicto durante seis años más, hasta cuando con prudencia y sabiduría se apaciguan los ánimos, para que las provincias prosperen.

Ya en 1813, llega para establecerse en La Montaña el Padre José Bonifacio Bonafont, natural de Socorro, quien al encontrar descaecido el desarrollo de ambas parroquias y haber asumido como Cura, con el apoyo del Padre José Ramón Bueno oriundo de Popayán que ejercía en Quiebralomo, discutía con las vicisitudes que se daban entre ambas comunidades. Y aunque el proceso de fundación empezó en 1814, habrá que esperar hasta 1919 para consolidar la apuesta de hacer de los dos poblados uno solo, lo que finalmente se decide considerando entre las opciones hacer la ocupación en Tumbabarreto y un asentamiento en Ingrumá, en favor del segundo sitio, apareciendo Riosucio en jurisdicción del Cantón de Supía, aunque por las conmociones de la independencia la fusión definitiva de ambos poblados y el traslado de sus parroquias y la erección de sus respectivos templos, tarda hasta el 7 de agosto de 1819. Pero como las diferencias no se salvaron, unos y otros separadamente iban a los rituales cristianos vistiendo sus galas el día de mercado, para comprar mercaderías y ofrecer sus productos.

Los más acomodados: blancos y criollos con su servidumbre, habitaban viviendas pajizas que construyeron en el entorno de la plaza fundacional; contrariamente los negros, mulatos, zambos e indígenas vivían aislados en los desmontes de la selva y en vecindades de sus primeras parroquias. Finalmente, los de La Montaña que fueron tomando posesión en la parte baja para quedar en el entorno del templo que consagraron a la Virgen de la Candelaria, terminaron separados por una cerca divisoria de los venidos de Quiebralomo ubicados en la parte alta, donde el templo consagrado a San Sebastián adornaba una segunda plaza. Sobre la cerca divisoria, las comunidades acordaron poner la imagen de un demonio para que recibiera las quejas y reclamos de la plebe, argumentando que sí Dios no había podido unir al pueblo, que lo una el diablo. En 1850, varias familias asociadas a las corrientes de la colonización antioqueña irrumpen ocupando tierras de resguardos y fundando a Oraida en este territorio de raíces y cultura mestizas ya consolidadas.

Pero qué tenemos hoy en Riosucio, esa población caldense de 57 mil habitantes que en un 74% se reconoce amerindia: el legado cultural de esta comunidad cuya ancestral cultura parte de la sabia actitud de respeto a la naturaleza, así su carácter indígena aceptado para el poblado sólo en tiempos de la naciente República se desconociera luego por la excluyente élite de las primeras décadas del siglo XX que abogaba por “blanquear” la raza. No obstante, sobre la segunda mitad del siglo XX y en cada cita del Encuentro de la Palabra y del Carnaval bianual cuyas raíces son africanas, en el pensamiento de las comunidades de base y de la nueva intelectualidad se expresa la grandeza de Riosucio, cuando a través de la danza, el disfraz y la palabra se reivindica el concepto más incluyente de una Riosucio mestiza cimiento de la caldensidad.

Imagen02: Templo de San Sebastián en Periodismo Informativo y Parcialidades de los resguardos de Riosucio, en www.carnavalriosucio.org 

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ANSERMA PUNTAL DEL OCCIDENTE POR SUS RAÍCES UMBRA

 



Anserma, fundada en 1539 por Jorge Robledo en territorio Umbra, Cabildo en épocas coloniales que en 1570 se le consagra a Santa Bárbara, situada en una región despoblada por siglos, salvo centros mineros como Marmato y Supía, y resguardos indígenas, pese a sus dificultades para apuntalarse y mantenerse como municipio, es una población que apenas alcanza esa condición definitiva desde 1882 cuando la Asamblea del Cauca lo erige como tal, gracias al rol desempeñado como base logística para los procesos de fundación de pueblos vecinos en tiempos de la colonización antioqueña.

A pesar de que la comunidad indígena que habitaba entre Arma y Anserma, se creyó extinguida en 1625 al ser forzada al trabajo en las minas, sufrir la desmembración familiar o la desintegración de núcleos aborígenes con los traslados y las escaramuzas contra los españoles ocurridas hasta 1557, existen vestigios de su lengua y cultura aún vivas, localizados en vecindades de Riosucio y Quinchía,  documentados y rigurosamente descritos por los Etnógrafos Guillermo Rendón y Anielka Gelemur, quienes han consignado una notable iconografía importante para proyectar un portentoso desarrollo artesanal y turístico en el occidente caldense y risaraldense.

Creado el departamento en 1905 con las provincias de Marmato, Robledo y Sur de Antioquia, cuando  Tolima llegaba hasta Antioquia y Quindío aún pertenecía al Cauca, se enriquece el carácter del caldense con el espíritu liberal del caucano presente en Riosucio y Anserma, incluidas en la primera de aquéllas, y en Pereira y San Francisco (Chinchiná) pertenecientes a la segunda, perfil al que se suma el talante conservador del antioqueño laborioso que viene poblando la región entre Aguadas y Manizales desde los albores de la República y en tiempos de guerras civiles. Esto para señalar que el occidente cafetero debe ser entendido como un sujeto de transformaciones ambientales que se extiende desde Anserma hasta Quinchía, Marmato, Riosucio y Supía, por ser una construcción social que remonta épocas de la cultura Umbra y luego de la historia de los mineros afrodescendientes, hasta incorporar finalmente los fenómenos de la gesta colonizadora.

De ahí la complejidad de nuestra sociedad, dada la diversidad cultural de la ecorregión cafetera, y el riesgo de un enclave minero como se propone en Marmato que desestructure el vasto territorio del occidente caldense y risaraldense, donde según las crónicas de la conquista los españoles conocieron la riqueza aurífera del subsuelo viendo barequear a los Cartamas en las quebradas que bajaban del cerro.

Tras la ocupación de la tierra de los Umbra con la expansión de la colonización, finalizando el siglo XIX Ansermaviejo indígena gradualmente cede paso al moderno poblado de continuos arquitectónicos en bahareque al entrar al siglo XX, y consolidar una economía cafetera que le permite en los años 20 adornarse de preciosas casonas, con balcones metálicos en la segunda planta, para que a partir de 1939 al inaugurarse la Carretera de Occidente, se anuncie con su intensa vida cultural como el más pujante de todos los de la cuenca del río Risaralda, donde aún sorprenden por su actividad la biblioteca pública, además de chirimías, semilleros de escritores, grupos de danzas, bandas…

Pero esa etapa de modernidad en Anserma concluye con el advenimiento del café Caturra en la década de los 70: símbolo de la crisis social, ambiental y urbana consecuencia de la revolución verde que implementó monocultivos y arrasó la diversidad cafetera. Luego, tras perder la senda ecológica y palidecer su economía por el deterioro de los términos de intercambio, surge ahora una oportunidad sin precedentes para resolver la profunda brecha de productividad de las áreas rurales que explica la concentración del PIB de la ecorregión en las capitales, todo gracias al Paisaje Cultural Cafetero PCC y dinámicas en el nuevo escenario de las conurbaciones del occidente colombiano: primero, si se satisfacen los presupuestos de la declaratoria de la Unesco; segundo, si se articulan políticas de ciencia, tecnología y cultura para los medios rurales y productores artesanales; y tercero, si se desarrollan los elementos estructurantes de la cultura y se emprende la recuperación del medio ecosistémico.

Sabemos que unas cadenas productivas  con identidad cultural y servicios ambientales de productores organizados expresando los íconos culturales de la región como tierra de resguardos y negritudes, con sus comunidades indígenas en Anserma y Riosucio y ancestros afrodescendientes en Marmato, además de los atractivos del bahareque como arquitectura vernácula, son factores para aprovechar el potencial humano en las oportunidades del PCC y desarrollar ventajas asociadas a la Autopista de La Montaña entre Irra y La Virginia pasando por La Tesalia, cuando el tiempo de recorrido a Medellín baje al 40% y se acorte la ruta entre varias ciudades conurbadas y la subregión minera y panelera del norte o con el valle del Risaralda pleno de cañaduzales entre laderas cafetaleras.

Imagen03: Provincias del Departamento de Caldas en 1905. Libro Centenario SMP de Manizales. Y Acuarela de Germán Zuluaga Uribe

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SUPÍA: 475 AÑOS BAJO LA TUTELA DEL CERRO TACÓN


Desde 1887 las torres del monumental templo de San Lorenzo, anuncian la presencia del poblado fundado en 1540 y erigido municipio en 1777, que se ubica entre Marmato y Riosucio a 1183 msnm, en una estrecha vega del río Supía afluente del Cauca, en territorio de la nación de los aborígenes Ansermas, explorada por el conquistador Juan Vadillo. En su circunscripción sobresalen Guamal y el resguardo de Cañamomo y Loma Prieta, hábitat de dos comunidades autónomas; la primera en un asentamiento ancestral de unos 1000 afrodescendientes, comunidad cuyo origen se remonta a la esclavitud del siglo XVIII, y el segundo el emblemático pueblo de 15 mil indígenas, de un resguardo cuya jurisdicción se extiende hasta Riosucio.

El colonial poblado, inicialmente lugar de paso sólo florece avanzado el siglo XVIII con el auge de la minería aurífera durante la Colonia. Entre1580-1630, mientras en la Gobernación de Popayán sobresalían las minas de lugares como Cartago, Supía y Quiebralomo (Riosucio), en Antioquia, la minería de aluvión prosperó en zonas como Remedios y Santa Fe, y la de filones en otros lugares como las sienitas de Marmato y Supía. Posteriormente, ya en el siglo XVIII se da un segundo apogeo minero, en el que el poblado se consolida. Luego a partir de la independencia, Supía adquiere cierto protagonismo, no sólo por los efectos de la colonización antioqueña cuando desde allí se funda Aguadas (1808), sino también cuando llegan al Cantón de Supía los ingleses, a quienes la naciente República les brinda la posibilidad de explotar las minas de Marmato.

En 1813, cuando Juan de Sámano ya había retomado a Popayán, un grupo de notables: el Padre  Joaquín de Velarde, Don Francisco Gervasio de Lemus, Don José María Gutiérrez y Don Pedro García, en un acto patriótico declararon la independencia  de Supía respecto del dominio español, separándose de la Gobernación de Popayán para anexarse al recién creado y efímero Estado Libre de Antioquia (1813-1816), cuya capital fue Santa Fe de Antioquia, y cuyos dominios por la vertiente oriental del río Cauca llegaron hasta Manizales. A finales del mismo año, aquel militar español y último Virrey de la Nueva Granada, fue derrotado por Antonio Nariño en la batalla de Alto Palacé.

Por el precioso y mestizo territorio, en la segunda década de 1800, haciendo sus observaciones ambientales y geológicas, transitó el científico naturalista Jean-Baptiste Boussingault (1802-1887) con la misión de examinar para los ingleses el estado de la explotación de oro en el distrito de La Vega de Supía. Entre otras valiosas anotaciones, resultado de su experiencia al visitar las minas de Quiebralomo en Riosucio, Llanos en Supía, y Casa Morena en Marmato, describe los pasos del Cauca para la época: uno, el de Guanacas sobre la ruta de Bogotá al alto Cauca; dos, los del Quindío para la ruta de Ibagué a Cartago; y tres, el más norte para transitar por el Páramo de Herveo entre Mariquita y la Vega de Supía.

A mediados de cada año par, los supieños celebran la ya cincuentenaria Feria de la Colación, evento nutrido de verbenas populares, presentación de bandas y chirimías, caravanas turísticas, conciertos y variados espectáculos culturales, para exaltar uno de los más notables productos gastronómicos de la ecorregión cafetera, confeccionado de azúcar o panela, en cuyo núcleo adhiere una almendra de corozo o corojo, fruto de una palma caribeña espinosa, que crece silvestre en  zonas bajas y secas de Colombia.

Finalmente, para el Supía de hoy con sus 24 mil habitantes con un indicador de 29% de NBI, mitad rurales y mitad urbanos, se tiene una compleja amenaza regional asociada al déficit hídrico en tiempo de sequía, y un futuro promisorio que depende de la recuperación de las cuencas del occidente de la ecorregión para asegurar el vital líquido: en el que a la dimensión turística aprovechando su valiosa oferta natural y cultural, y la de los municipios vecinos, se suman las posibilidades geoestratégicas del Corredor del Cauca, de cara a una plataforma logística sin precedentes entre La Felisa y La Virginia, cuyos detonantes serían Pacífico 3 como ruta integradora del Occidente Colombiano, el Ferrocarril Cafetero entre La Dorada e Irra, y el Tren de Occidente

Imagen04: Supía. Templo de San Lorenzo en La Patria- y Panorámica, Photo en http://co.worldmapz.com

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 ANEXOS 1 Mundo de la Tierra:

 

A RECUPERAR LA CUENCA DEL RISARALDA



El Río Risaralda, cuya cuenca con una extensión de 1261.5 Km2 se ubica en la vertiente oriental de la Cordillera Occidental y en jurisdicción de Risaralda y Caldas, desde su nacimiento en el alto Paramillo sobre los 3200 msnm, recorre en dirección norte-sur cerca de 126 km a través de un valle de gran biodiversidad, hasta desembocar en el Río Cauca a 900 msnm. Sus vertientes alimentadas por un régimen climático bimodal, con una pluviosidad media anual de 2086 mm y lluvias que varían entre 1800 y 2400 mm/año, alimentan afluentes representativos como los ríos Chápata, Guarne, Guática, Totuí, Apía y Mapa, y las quebradas Mampuy, San Luis, Arrayal y Dosquebradas.

Al zonificar el territorio que baña el río con un caudal final de unos 17 m3/seg, la cuenca alta tiene un cubrimiento del 34%, la cuenca media participa con el 26%, y la cuenca baja con el 16%, quedando el 23% restante para el río Mapa. Si en la parte alta sobresale Riosucio fundado en 1819 sobre territorios indígenas de La Montaña, Cañamomo y Quiebralomo; en la cuenca media el referente es Anserma que fuera fundado como Santa Ana en 1539 por Jorge Robledo; y en la cuenca baja estaría La Virginia que, habiendo surgido como poblado en 1905 donde habitaron los indígenas Sopinga, fuera erigido municipio en 1959, mientras que en el Río Mapa el referente es el municipio de Apía fundado en 1886.

Si por el departamento de Risaralda el río que discurre recibiendo el drenaje de la vertiente oriental del Cerro del Tatamá que se levanta desde los 1000 hasta los 4150 msnm, baña en el 60% de su cuenca a diez municipios: Apía, Balboa, Belén de Umbría, Guática, La Celia, La Virginia, Mistrató, Pueblo Rico, Quinchía y Santuario; también sobre el 40% restante de su territorio el río transita por jurisdicciones de seis municipios de Caldas, así: Anserma, Belalcázar, Risaralda, Riosucio, San José y Viterbo. Además, dado que mientras la temperatura media en el cerro Tatamá es de 6 C° pero en el valle del río se eleva a 24 C°, la cuenca del Risaralda presenta todos los pisos térmicos, desde el muy frío hasta el cálido.

Ahora, entre las problemáticas de su territorio, además de la creciente amenaza del cambio climático con un horizonte creciente de precipitaciones, en el que al 2100 las lluvias crecerán hasta un 30% según el IDEAM, y de la presión antrópica que se ejerce sobre su estructura ecológica, están los usos conflictivos del suelo asociados a procesos de deforestación por actividad minera y ganadera, además de la contaminación antrópica por vertimientos y residuos sólidos en áreas rurales y cabeceras, a lo que se suma la erosión en las cuencas abastecedoras desnudas de coberturas boscosas, como factor que incrementa la sedimentación, la pérdida de calidad del agua, y el riesgo de inundaciones y deslizamientos.

Y aunque en la cuenca alta sus riberas todavía conservan coberturas naturales protegiendo rondas hídricas, esto no ocurre en la zona media -sobre todo en Riosucio, Mistrató y Guática-, por la explotación forestal, ni en la zona baja dados los usos agroindustriales o pecuarios del suelo, como problemáticas de esta notable corriente, a las que se suma la contaminación del vital patrimonio por diferentes causas, como lo son el beneficio del café, el uso y manejo de plaguicidas, las actividades pecuarias y mineras, y el cultivo y transformación de la caña de azúcar, además del vertimiento de aguas residuales municipales y de actividades agropecuarias, y la disposición final de residuos sólidos en cabeceras y sectores rurales.

Finalmente y por fortuna, las apuestas coordinadas de las CARS -Carder y Corpocaldas, quienes comparten la cuenca del río Risaralda y son conscientes de la problemática, contemplan programas coherentes con las líneas de acción que demanda la compleja situación, como lo son: a) la gobernanza para el fortalecimiento institucional y la acción participativa con los actores sociales del territorio; b) la gestión del conocimiento y la investigación; c) la gestión integral del patrimonio hídrico mediante el ordenamiento territorial y el saneamiento ambiental; d) la adaptación al cambio climático considerando la gestión del riesgo y pervivencia de los ecosistemas; y e) el desarrollo rural para el crecimiento verde y sustentable en el territorio.

Imagen05: Río Risaralda- Curso del río, Área de la cuenca y Panorámica de la cuenca. POMCA y Getruve en Flickr.com

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CALDAS EN LA CONSULTA MINERA



Conscientes del potencial hidroenergético, agrícola y minero del Eje Cafetero, tras observar las preocupantes dinámicas de las aguacateras atentando contra el paisaje y de la pretendida sobreexplotación del patrimonio hídrico, además de controvertir la política agropecuaria y energética del país, también podríamos cuestionar las políticas del sector extractivo que, amparado en una legislación laxa acoplada al mercado, se ha convertido en amenaza para sus ecosistemas. Como ejemplo, en el departamento de Caldas, donde al 2021 se han otorgado 367 títulos mineros en 26 municipios, actualmente se tienen 262 solicitudes de propuestas de concesión, 42 de ellas con viabilidad técnica según la Agencia Nacional de Minería.

Este territorio con sus ecosistemas cafetero y de páramo, cuya vocación agropecuaria históricamente ha estado comprometida por conflictos del uso del suelo, que se expresan en la destrucción del bosque andino, víctima de una severa potrerización que ha comprometido un notable potencial bioturístico, ve ahora la amenaza para la estructura ecológica de soporte por un extractivismo minero descontrolado, asunto que exige regulación y control soportados en el amplio marco constitucional para la protección de su patrimonio natural y cultural, como factores fundamentales para la pervivencia de la vida y la cultura, haciendo del medio ambiente un elemento estratégico para su desarrollo humano, social y económico.

Para ilustrar lo que se puede venir, actualmente, entre los principales escenarios que han merecido atención en Caldas, además de la minería ilegal en las vegas de ríos como el Cauca, tenemos dos casos: Manizales-Villamaría y Marmato. Veamos:

En las microcuencas altas del Chinchiná existe minería centenaria. A pesar de la vecindad al Parque de los Nevados y a la primera fuente de agua de Manizales, mientras una pequeña minería de carácter artesanal, de incorporar prácticas amigables con el medio ambiente puede resultar viable, contrariamente la gran minería industrializada como la que se propone en Tolda Fría, a 2.900 msnm y vecina a áreas de interés ambiental y páramos protegidos por la Ley 2° de 1959, no: con la exploración y explotación subterránea, al alterarse la dinámica y dirección del flujo subterráneo podrían contaminarse fuentes de agua abastecedoras en cuencas hidrológicas vecinas, como la Planta de Gallinazo.

Y en el caso de Marmato, un pueblo colonial anclado en la montaña, donde la minería, antes que beneficiar a cientos de familias de etnias mayoritariamente negras y mulatas, cuya historia cruza páginas enteras de la historia del oro en Colombia, contrariamente con su modelo de enclave minero, al arrasar la actividad extractiva tradicional acentúa la pobreza, lo que explica necesidades básicas insatisfechas cercanas al 30% contrastando con un PIB per cápita similar al de Manizales. Actualmente, este poblado responsable del 3% de la producción nacional y séptimo municipio productor de oro en Colombia, con la prórroga por 30 años del contrato a la minera Caldas Gold, espera doblar su producción anual de 24.000 onzas de oro, y triplicar la de plata que llega a 30.000 onzas año.

Como van las cosas, además de estar quedado sin pasado ni futuro al perder sus raíces culturales, ¿por qué no reconvertir la actividad implementando una minería asociativa e incluyente de tipo artesanal, limpia y con valor agregado soportada en la cultura del alto occidente de Caldas? Creemos que los marmateños pueden y merecen otra clase de minería que, respetando los derechos del territorio y poniendo límites a la gran minería, permita desarrollar la actividad ancestral de este poblado, y sobre todo la transformación del oro en bienes con denominación de origen, en lugar de lingotes.

Finalmente, dada la complejidad del problema que deberán enfrentar los municipios ¿por qué no exigir la institucionalidad del proceso de consulta creando un órgano técnico departamental de apoyo, participativo y permanente, donde concurran expertos representativos de los actores sociales del territorio? Si bien los títulos mineros no dan un derecho ilimitado sobre el aprovechamiento de los recursos naturales, igualmente cuando se trate de la prohibición o regulación de la actividad minero-energética, las consultas populares mineras además de garantizar la democracia participativa, deben respetar la autonomía territorial considerando las competencias concurrentes entre los municipios, sometiendo el POT ante los concejos municipales, y la Nación mediante la autorización previa de la respectiva CAR como delegada del Ministerio de Ambiente.

Recuérdese que, si desde el punto de vista del bien explotado la minería no es sostenible, dado que el recurso extraído no se recupera; no obstante, podemos hablar de una minería limpia, socialmente responsable, y que sea productiva transformando la materia prima, si en lugar de enclaves económicos optamos por apalancar el desarrollo, y como tal por el respeto de los derechos bioculturales del territorio y por el desarrollo tecnocientífico de nuestras fuerzas productivas.

Imagen 06- Caldas: Títulos Mineros solicitados y en uso, en Extractivismo minero; y Biomas y usos del Suelo en mapas de Corpocaldas.

 

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MINERÍA EN TOLDA FRÍA ¿Y EL AGUA QUÉ?



A pesar de que la Reserva Forestal Protectora (RFP) Bosque de la CHEC, en jurisdicción compartida entre los municipios de Manizales y Villamaría, fue constituida mediante Acuerdo del Consejo Directivo de Corpocaldas número 009 de 2002, la renovación del título para la mina Tolda Fría en Villamaría, se otorgó en la Delegación Minera de Caldas en 2008, considerando que para dicha fecha había perdido su vigencia la inscripción del polígono asociado a la Licencia de Explotación 163-17, por haberse firmado e inscrito en el registro Minero Nacional en 1998, y por lo tanto con anterioridad a la creación de dicha Reserva Forestal Protectora.

Al respecto, la Sociedad de Mejoras Públicas SMP de Manizales considera que dicha renovación, no era procedente tratándose de un área fundamental de la nación y de la ciudad, y que para el efecto no se contó con la sustracción del predio donde se adelantaban las actividades por parte del beneficiario.

La SMP de Manizales, en cabeza de la Comisión Jurídica conformada por Dra. Marina Jiménez Buitrago y el Dr. Germán Conde como Socios, mediante acción popular logró en 2017 que, por decisión de primera instancia del Tribunal Administrativo de Caldas, se suspendieran temporalmente las actividades extractivas en la mina Tolda Fría, alegando que el procedimiento que establece la Ley 685 de 2001, por la cual se expide el Código de Minas, debe tener en cuenta el carácter superior de la normatividad ambiental colombiana, donde priman la función social y ecológica de la propiedad, y el bien general sobre el particular.

Alega la SMP que, al emprenderse la minería al interior de la Reserva Forestal Protectora Bosques de CHEC con 3893 ha de extensión, resulta evidente la violación del Artículo 204, Parágrafo 1, de la Ley 1450 de 2011, toda vez que el proyecto minero se encuentra a 5 km del PNN de los Nevados, ubicado en un bosque de niebla, con un 10% dentro de la Zona de Reserva Forestal Central de Colombia y el 90% del área en la RFP Bosques de CHEC.  

Igualmente, la SMP en la acción popular de 2011, señala que, en tanto, Corpocaldas según oficio 357406 de 2011 dirigido a la Personería Municipal de Manizales, autoriza la apertura de una vía de tercer orden transitando 4 kilómetros para llegar al interior de la RFP, y La CHEC como propietaria, ha permitido instalar un campamento y helipuerto, también según palabras de la Delegada de Corpocaldas en sesión del Concejo Municipal de Manizales, del 6 de julio de 2011, afirma que Aguas Manizales, quien hace el monitoreo a la calidad del agua incluyendo análisis de mercurio, en las Quebradas La María o Toldafría encuentra cantidades de este metal dentro de los rangos permisibles. Dicho esto, la benemérita SMP cuestiona: 1- que Corpocaldas permita dar paso a una vía, penetrando un bosque virgen en un área de estricta protección; y 2- que el mercurio, esté en el lecho de quebradas que deban ser monitoreadas por Aguas Manizales.

Razonablemente, nuestra Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales, previendo la amenaza sobre ecosistemas estratégicos y el agua de la ciudad, al conocer lo que está ocurriendo en la Vereda Montaño de Villamaría, ha logrado la suspensión provisional de la Mina Tolda Fría, considerando que dicha explotación ubicada entre los 2800 y 3000 msnm ocupando 165 hectáreas en dicha área de interés ambiental, afecta de forma grave una cuenca que nutre las quebradas La María, Tolda Fría, Romerales y California, que drenan al Río Chinchiná en predios que comparten Manizales y Villamaría, y que cabe el principio de precaución, porque de darse dicha explotación, con decenas de km de perforaciones exploratorias y galerías de extracción, se afectaría la cuenca hidrológica profunda, pudiendo resultar contaminados acuíferos vecinos que nutren los cuerpos de agua que alimentan las boca-tomas de las plantas Luis Prieto 1 y 2 de la principal fuente de agua de la capital caldense.

Aunque la Corte Constitucional mantiene que pueden darse prácticas agropecuarias de bajo impacto en páramos, en 2016 fue firme en decidir que la minería en estos frágiles ecosistemas va en contra de la Constitución, en contraste a lo presentado en el Plan Nacional de Desarrollo de entonces; añade que, pese a los títulos mineros, dado que los páramos abastecen de agua al 70% de la población, prevalece en ellos el derecho al medio ambiente sano.

En 2018, cuando el 77% de los páramos de Colombia ya han sido delimitados, el Senado aprueba un proyecto de ley que protegerá los ecosistemas de páramo y alta montaña facilitando la gestión sosteniblemente desde varios frentes, y poniendo en firme la prohibición de la minería, la extracción de hidrocarburos y la agricultura a gran escala en dichos ecosistemas, y logrando avanzar en su definición y delimitación.

Ahora, respecto al régimen de sustracción y cambio de uso del suelo, el enfoque de sostenibilidad que determina la creación de las zonas de reserva forestal de la Ley 2.ª de 1959, permite realizar una cantidad importante de actividades, por lo que no es cierta la afirmación de que allí no se puede desarrollar ningún tipo de actividad económica.

Pero también, a pesar señalarse que en caso de que se requiera, las zonas podrán ser sustraídas y se permitirá el cambio del uso del suelo, esto procede únicamente bajo ciertas circunstancias, ya que cuando se trate de la minería, de acuerdo con el artículo 34 de la Ley 685 de 2001, en armonía con el parágrafo 1.º del artículo 204 de la Ley 1450 de 2011, en las áreas de reserva forestal protectora: no se pueden desarrollar actividades mineras, ni ser objeto de sustracción parcial o definitiva para tal fin.

Con lo señalado hasta aquí, habrá que añadir que, dada la doble concurrencia de lo local y nacional en los temas del uso del suelo y subsuelo, los derechos no son ilimitados, puesto que según sentencia de la Corte allí aplican los preceptos constitucionales de consulta previa y autonomía territorial. A partir del 2011 se empezaron a establecer medidas derivadas del mandato contenido en el artículo 204 de la Ley 1450 de 2011: dicha norma establece, entre otras, las siguientes determinaciones: las autoridades ambientales pueden sustraer las áreas de reserva forestal; el MADS debe adoptar los estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales para realizar los procedimientos de sustracción; y las áreas de reserva forestal protectoras no se pueden sustraer para desarrollar actividades mineras. La limitante anterior es clave así la sustracción aplique para zonas de reserva forestal de Ley 2.ª y para las áreas de reserva forestal creadas.

Entonces por la doble concurrencia, el Concejo Municipal por el Municipio y la CAR como delegada del MASD por la Nación, son los responsables directos de lo que ocurra en Tolda Fría. Siendo así, la pregunta para ellos es, si permitirán o no una actividad extractiva cuyos impactos sean la inestabilidad causada a una barrera natural del PNN de los Nevados, la degradación ambiental en la vecindad de un páramo, el daño a una RFP que le provee el 65% del agua a Manizales, la contaminación hídrica en el territorio, la afectación del hábitat de especies emblemáticas como el cóndor y la palma de cera, y la amenaza para la pervivencia de individuos de especies vulnerables identificadas en el Plan de Manejo Ambiental de la RFP de Río Blanco (2010), conexo al corredor de conectividad que llega a la RFP Bosques de CHEC. Al respecto, según sentencias de la Corte T-445 del 2016 y C-123 del 2014, los entes territoriales por razones ambientales pueden incluso prohibir la explotación.

En conclusión, sabiendo que la situación en Manizales y Villamaría, donde la presión sobre su estructura ecológica es evidente, no ha sido fácil: por fortuna la minería en Tolda Fría, con el artículo 34 de la Ley 685 de 2001, en armonía con el parágrafo 1.º del artículo 204 de la Ley 1450 de 2011, tiene la puerta cerrada: allí, además de representar una amenaza para el agua de la ciudad, así se excluyan el suministro de agua de las quebradas California y La María para su tratamiento, dado que los acuíferos profundos podrán resultar contaminados, se pueden proteger el páramo y los bosques de niebla que blindan al PNNN, además de los mismos grupos biológicos de mamíferos y aves identificados en la RFP de Río Blanco como especies endémicas vulnerables y en riesgo de extinción, las que deben ser objetos de conservación dada la conectividad biológica que se establece en el sector.

Imagen07: Áreas tituladas en Extractivismo Minero, y Biomas de Caldas- Corpocaldas.

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DE LAS VÍAS 4G Y 5G A LOS CAMINOS RURALES

Si la infraestructura de transporte facilita el movimiento de bienes y servicios del país, el transporte rural es un catalizador de la reducción de la pobreza. En infraestructura vial y con una densidad de carreteras pavimentadas de 0.013 km/km2, Colombia entre 120 países ocupa el puesto 97, y en calidad de infraestructura, el puesto 101 entre 133 países. Veamos el sistema carretero.

Las carreteras primarias: una red que en Colombia cuenta al 2014 con cerca de 11.643 km de vías, de ellas 7.960 km pavimentados, están a cargo del INVIAS y de la ANI; son el 7,5% de las vías y conforman las troncales y transversales que integran las principales zonas de producción y consumo, que conectan fronteras o puertos buscando contribuir al desarrollo económico del país.

Las carreteras secundarias, que unen cabeceras municipales o una cabecera con una vía primaria, que en su mayoría están en afirmado, y que representan el 22.1% de la red, son atendidas por los departamentos y el INVIAS. Otra cosa son las vías urbanas, el activo físico de mayor cuantía para el país, que representan la mayor inversión en infraestructura del transporte.

Y finalmente, las carreteras terciarias, que unen cabeceras con veredas o veredas entre sí; la mayoría están en afirmado, y a cargo de los municipios, y en menor grado del departamento o el INVIAS. Si al 2017 la red sumaba 143 mil km, de los cuales 100 mil km estaban a cargo de los municipios y 28 mil km de los departamentos, sus falencias se explican por brechas fiscales de municipios y departamentos.

En Colombia, la inversión en infraestructura vial que históricamente ha sido muy baja ha estado enfocada más al mantenimiento de la red, y en segundo lugar a la inversión en ampliación de vías primarias, desarrollo de nuevos proyectos e integración de las redes fluviales, férreas y carreteables. No obstante, entre 2002 y 2009, según la Cámara Colombiana de Infraestructura, las dobles calzadas pasaron de 52 km a 726 km.

Las inversiones en vías 4G cuyo costo asciende a $47 billones, con 29 proyectos de los que 27 se desarrollan entre 2015 y 2019, se reducirá el tiempo de transporte en más del 15%, impactando el 1.5% del PIB nacional. Adicionalmente los 12 proyectos 5G previstos desde 2020 y los cuales incluyen obras carreteras, férreas, fluviales y aeroportuarias, requieren una inversión cercana a $22 billones.

Pero para las vías terciarias, ausentes o en mal estado en zonas de conflicto, y para la cual no solía existir planeación, programas de mantenimiento rutinario, ni fuentes de financiamiento segura, entre 2010 y 2017 el país invirtió $3,2 billones en 40 mil Km, para una media de $460 mil millones anuales, siendo el 2008 con $850 mil millones a través de los Contratos Plan para la Paz, el año con mayor inversión.

Es que estas vías rurales, son la cenicienta: 7 de cada 10 kilómetros de la red de carreteras de Colombia pertenecen a una vía terciaria. Pero si de los 206.708 kilómetros de vías de Colombia, 142.284 kilómetros están en la red terciaria, pese a la importancia de las vías rurales para la generación de empleo en el campo, de ellas generalmente más del 90% suele estar en mal estado.

Como referente, entre 2019 y 2022, además de $11,5 billones comprometidos en 50 obras que incluyen 19 proyectos de Cuarta y Quinta Generación (4G y 5G), también se invirtieron $5,6 billones para la atención de las vías rurales y red secundaria que representan el 91,5%, para un promedio histórico de $1,4 billones por año. Además, con las vías 4G Pacífico 1, 2 y 3, se reducirán a la mitad de tiempo los viajes Medellín-Manizales.

Y para nuestro caso, si en Risaralda la Nación invierte $250 mil millones en las vías La Virginia–Quibdó, e Irra–Quinchía–Puente Umbra, y en Quindío la Gobernación invierte $40 mil millones en vías rurales, en Caldas con un territorio más complicado se contemplan inversiones del INVIAS y departamentales por $311 mil millones para la conectividad con Antioquia por Supía, Riosucio y Sonsón, de $53 mil millones entre Neira y Aguadas, y de $187 mil en la vía a Mariquita.

Imagen08: Red vial primaria del departamento de Caldas. INVIAS 2022.

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02- MUNDO BACHUÉ: El Agua

 

EL CENTENARIO MUNICIPAL DORADENSE 1923-2023.



El 7 de Agosto de 1920, el Gobernador General Pompilio Gutiérrez se reúne con un grupo notable y firma una tardía acta de fundación para “El Corazón de Colombia”, que ya estaba fundado con el liderazgo de Antonio Acosta. Un año después se inaugura el trazado de la zona urbana, y ya el 26 de Abril de 1923 mediante ordenanza No. 44 la Asamblea de Caldas, en territorio que perteneciera a Victoria eleva a la categoría de Municipio a La Dorada, cuyas primeras elecciones populares se celebrarán el 11 de Octubre de dicho año, donde se elige al primer Concejo Municipal que se instalará el 1° de junio de 1924. 

En el municipio cuya extensión es de 574 Km², la cabecera que es la segunda ciudad en importancia del departamento de Caldas se localiza sobre la margen izquierda del Río Magdalena, a 178 m de altitud por lo que su temperatura promedio es de 28°C.

Como antecedentes, dicha fundación estuvo muy ligada a la construcción del ferrocarril entre Honda y Yeguas, con la extensión de la línea férrea de allí al Conejo donde se inició el poblamiento. La estación del tren ubicada en este poblado denominado La María, el que se había establecido entre la parte sur del “Barrio Conejo y Dorada vieja”, se dio al servicio el 1° de Junio de 1897. 

Antonio Acosta Gutiérrez, quien se había establecido en el lugar hacia el año de 1886 montando un leñateo en Conejo para aprovisionar las embarcaciones, estuvo acompañado para fundar el puerto caldense, por José Sierra, Pedro Molina, Ricardo Mejía, Rudesindo Castro, Deogracias Moreno, Mauricio Bernal y Teodolinda Ortiz.

Es que, finalizada la guerra de los Mil Días en 1904, los integrantes de la guerrilla ya sin oficio se vincularon a la construcción del Ferrocarril desde Honda hasta la quebrada de Yeguas, y al concluir dicha obra quedando cesantes se establecieron conformando el poblado al que llamaron La María.

La Dorada, que también se reconoce como la “Glorieta Nacional”, y al 2023 cuenta con más de 76 mil habitantes de los cuales el 90% son población urbana que se establece en una cabecera municipal compuesta por 37 barrios, y por ubicarse su territorio en el Magdalena Medio donde es reconocido como el segundo municipio ganadero de Colombia después de Montería, tiene como principal actividad económica el sector pecuario, al que le siguen como renglones la agricultura, la minería del oro, el comercio, la pequeña industria y la pesca. Los indicadores señalan que la tasa de dependencia económica en La Dorada es del 53,3%, y que la pobreza para el área urbana es del 35% y para la rural del 78%.

Los principales atractivos doradenses, además del carácter amable de su gente, pasan por el Parque Simón Bolívar (o de La Iguana) que se encuentra arborizado, y del Parque Santander también fresco y ventilado, entre otros lugares donde sobresalen la preciosa y monumental Catedral de Nuestra Señora del Carmen construida a mediados del siglo XX, el Parque Acuático El Cortijo, los Puente Navarro y a Pto. Salgar, y los museos del Río Magdalena y López Pumarejo; todo esto, además de los Carnavales de Río y Sol en junio, y de excursiones al Río La Miel, a la Vereda Buenavista y a la Charca de Guarinocito, entre otros lugares donde la gastronomía y experiencia acuática esperan.

Pero el estratégico lugar, de apostarle a una plataforma logística soportada en la intermodalidad gracias a la hidrovía- que reduce fletes un 50% respecto a la tractomula contra un 25% del tren- y en una revolución urbana – conurbándose con Honda y Puerto Salgar- podría incrementar el PIB nacional en 1.2 a 1.7% y generar entre 100 mil y 170 mil nuevos empleos para el país: esto si le apuesta al Puerto Intermodal en Purnio – Guarinocito donde quedaría 6 m por encima del nivel del río, y no en el sector Norte de La Dorada y “japoncito” donde las inundaciones amenazan.

Como referente, el impacto sería aún mayor, de extenderse la hidrovía al Sur hasta Neiva para que además de la capital del huila y de Honda, también Girardot y Ambalema vuelvan a ser puertos, se incorporen las 350 mil hectáreas del fértil valle del Alto Magdalena, y si se implementan varias industrias minero-energéticas en este sector del Magdalena Centro donde se cuenta con agua y energía abundantes, y que deberá conurbarse para prevenir conflictos y aprovechar potencialidades. 

Imagen09: Arriba, panorámicas de La Dorada, y abajo, Guarinocito y Puente La Dorada Puerto Salgar. Web del municipio, del PDP-MC, Co.pinterest.co, Kikipedia.org y Dairo Correa, en- flickr.com.

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HONDA, FRENTE A LOS DEVENIRES DEL DESARROLLO


Ubicada en el Magdalena Centro, en territorio de aborígenes Ondaimas sobre el punto de quiebre entre el valle alto y medio del río mayor de la patria, vecino a un raudal y en la confluencia del río Gualí, aparece “la ciudad de puentes y subiendas”, un puerto fluvial de 1560 ubicado a 220 msnm, que se erige Villa en 1643 y Municipio en 1863, lugar donde pequeñas embarcaciones como champanes y canoas pudieron remontar con riesgo la corriente, pues el Salto de Honda puso límites a la navegación a vapor: modo de transporte que intentó implantar Santander desde 1823, se establece desde finales de la década de 1840 y se regulariza a finales del siglo XIX.

En la Colonia, viajeros y mercancías llegadas al Caribe con destino a Santa Fe (1538), tomaban la ruta por tierra desde Cartagena (1533) hasta Barranca Vieja, cerca de Mompós (1537), donde se embarcaban en canoa para remontar el río en un viaje de 3 a 4 semanas, hasta detenerse en Honda, puerto vecino a la próspera Mariquita (1551). De ahí la construcción del Canal del Dique en el siglo XVI, una bifurcación artificial de 113 km del río Magdalena construida para facilitar la navegación entre Calamar y la bahía de Cartagena.

El Salto de Honda, no solo dividió en dos la navegación del Magdalena entre Neiva y Calamar, sino que también ha definido la suerte del hermoso puerto tolimense, al convertirlo en nodo del sistema intermodal de transporte gracias a la convergencia de las vías terrestres, a pesar de los avatares del comercio interior y exterior de Colombia. El ingeniero militar y geógrafo Agustín Codazzi, en el marco de la Comisión Corográfica, estudia la posibilidad de allanar el raudal asociado a un desnivel de 69 m, para resolver el mayor escollo para la navegación del Magdalena.

Aunque los vapores remontaron el meandro de la Curva Conejo en La María (La Dorada), accediendo con relativa seguridad hasta el meandro Vuelta de la Madre de Dios, lugar donde carga y pasajeros transbordaban a canoas o tomaban cabalgaduras con destino al poblado localizado 25 kilómetros aguas arriba, también más adelante surgen dos puertos: Caracolí una milla aguas abajo de Honda para la navegación de 1000 km hasta el Caribe, y Arrancaplumas, aguas arriba de la desembocadura del Gualí para navegar 400 km hasta Neiva.

Ahora, gracias a las copiosas riquezas que circulaban por el histórico poblado, al surgimiento del café de las grades haciendas de Cundinamarca y al incremento de la población en el Tolima Grande consecuencia del auge de la explotación del tabaco, Francisco Cisneros inicia la construcción del ferrocarril entre Honda y la Dorada poniendo en servicio el primer tramo entre Honda y Caracolí en 1881 y 15 kilómetros adicionales en 1885; diez años después extienden la línea 23 km entre Arrancaplumas y la quebrada Yegua, y en 1897, finalmente, 35 km adicionales para alcanzar el puerto de La María (La Dorada).

Con el fin de las guerras civiles del siglo XIX y la bonanza cafetera de principios del siglo XX, en 1907 el ferrocarril Honda – La Dorada se extiende hasta Ambalema, en 1908 llega el tren de Bogotá a Girardot, entre 1921 y 1936 se construye el de Facatativá a Salgar, y en 1922 se inaugura el cable aéreo Manizales – Mariquita. Actualmente, mientras Caldas reclama la salida a la Hidrovía siguiendo el curso de la carretera al Magdalena de 1939 por Fresno, y no por Cambao, se propone el Túnel Cocoló de 6 km que reduciría en 26 km la distancia Honda-Bogotá, y avanza el proyecto vial Girardot- Salgar por Puerto Bogotá, frente al puerto tolimense.

Hoy el futuro de Honda pasa por la multimodalidad, que se fortalecería con el regreso del tren integrando la región andina a esta hidrovía cuyo potencial para la navegación se ha estimado en 500 millones de toneladas-año, según el Plan Maestro de Aprovechamiento del río Magdalena elaborado por la estatal china Hydrochina Corporation, lo que obliga a conurbar La Dorada y Honda para construir sinergias orientadas a desarrollar una plataforma logística, buscando acrecentar los impactos del medio fluvial en el que operarán convoyes de carga en el mediano plazo, tras el dragado concesionado por Cormagdalena a la brasilera Odebrecht.

Imagen10: Vapores del Magdalena en Arrancaplumas: juanmanuelrudas.jimdo.com

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SAMANÁ, TIERRA DE AGUA Y MIEL



En el Magdalena Centro, entre Argelia y Marquetalia o entre Victoria y Pensilvania, sobre un escarpado territorio de “agua y miel” con relictos de bosques primarios estratégicos, aparece Samaná habitado por 27.970 personas de las cuales 6.980 viven en la cabecera.

Constituido por los corregimientos de Florencia, San Diego, Berlín, Encimadas y el propio Samaná, mismo que hasta 1920 llevó el nombre de San Agustín, a donde la carretera que entró como trocha en 1932 debe esperar 80 años para su pavimentación, este precioso municipio, el más extenso de Caldas, alberga dos tesoros naturales significativos, como lo son la Laguna de San Diego que hace parte de una caldera volcánica, y la Selva de Florencia donde también aparece el volcán Escondido.

Aunque la historia reciente del poblado y sus corregimientos se baña en sangre e historias de desplazamientos, violaciones, secuestros y extorsiones, hoy en medio de la esperanza y calidez de sus amables pobladores que luchan por reconstruir sus territorios, se respira la paz.

Como evidencia del esfuerzo por el desarrollo comunitario, la primera alcaldesa electa, hace méritos al implementar procesos de alto impacto: verbigracia, optimizar los servicios e infraestructura del Hospital San José; apoyar la apuesta de Fundecos con la Galería de Memoria Histórica “Arley Arias García” donde las víctimas han visibilizado su dolor; y fortalecer la labor de la Casa de la Cultura en la antigua cárcel, con sus programas de danzas folclóricas y música colombiana, fortalecimiento de la biblioteca municipal y emprendimiento en producción de alimentos para mujeres víctimas del conflicto.

Aunque la presencia de los conquistadores en tierra de los Pantágoras se remonta al período que va de 1540 a 1585, lapso en el cual se funda en sus vecindades a Mariquita (1551) por Francisco Núñez Pedroso, y se produce el Holocausto del Ingrima consumado por los sanguinarios lugartenientes de Asencio de Salinas, la colonización de la tenebrosa selva del sur de Sonsón sólo se da en el siglo XIX por intrépidos mineros, que penosamente avanzan por la espesura para explotar los aluviones auríferos de los profundos cañones de los ríos La Miel, Dulce, Samaná y Tenerife. Norcasia, corregimiento de Samaná desde 1938, pasará a ser municipio caldense en 1999.

Según lo señala José Miguel Alzate en “Samaná en la Historia”, erigido Corregimiento adscrito a Pensilvania hacia 1884, gracias al apogeo de la minería de socavón en la mina de La Bretaña vecina a Florencia donde se emplearon 250 mineros, la Asamblea de Antioquia de forma apresurada declara municipio a San Agustín, debiendo degradarlo dos años después en virtud de que el ayuntamiento no pudo tener vida propia; esto, hasta que ya creado el departamento de Caldas (1905), existiendo condiciones, por iniciativa del párroco Daniel María López, en 1908 se logra su erección definitiva.

La Selva de Florencia, declarada Parque Natural Nacional en 2005, posee ecosistemas que hacen parte del bioma subandino y en menor proporción del andino. Se trata de una selva húmeda tropical de diez mil hectáreas en abrupta topografía, que cubre altitudes entre los 1700 y 2300 msnm, donde se registra un alto endemismo que se expresa en el mayor número de ranas del país, 42 especies de mamíferos, 52 especies de anfibios y reptiles, y 231 especies de aves, potencial de avifauna que le merece un sitial de honor al lado de Manizales. Además, su importante patrimonio hídrico, cuyas aguas drenan por los ríos La Miel y Samaná Sur, representa un potencial hidroenergético que amerita una planificación responsable y de alto contenido socioambiental.

Y finalmente, en este municipio dotado de oro de aluvión y plata, y de fuentes de uranio que se prospectan en Berlín, y en el cual gracias a su relieve pronunciado y pese a tener tierras con limitaciones, dada la baja densidad demográfica por fortuna son pocos los conflictos de uso del suelo, también aparece la Laguna de San Diego con 138 hectáreas y una altitud de 800 msnm: este es un humedal importante y único, con posibilidades turísticas, que dada su naturaleza volcánica asociada a una explosión freatomagmática, y por los ecosistemas acuáticos y terrestres que alberga, goza de la categoría de Distrito Integrado para blindarse de la acción depredadora.

* Imágen11. Izq: Laguna de San Diego (Akelarre196) y Selva de Florencia (Eltiempo.com), y Der: Panorámica de Samaná, en: http://pdpmagdalenacentro.org.

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LA MAGIA VERDE DE VICTORIA, TIERRA DE AVES



Victoria, un precioso municipio caldense que al 2021 tenía 10.440 habitantes, cuenta con una historia de múltiples fundaciones en territorio indígena Pantagora, donde la primera fue en 1557 bajo el dominio español recién fundado Mariquita (1553), y la segunda a orillas del Magdalena donde no prospera. Ya en el siglo XIX y en la década de 1840, en la Cuchilla de Bellavista resurge Victoria como un proceso colonizador de antioqueños, tolimenses y cundiboyacenses, hasta que en 1879 tras una sequía decide desplazarse al S-E sobre los Planes o Guadualito, donde resulta erigida aldea en 1884 y como municipio del Tolima en 1887 y posteriormente, en 1907, pasará a Caldas.

Aunque históricamente este poblado fue receptor de víctimas del conflicto armado que durante más de sesenta años sacude a Colombia, en su mayoría provenientes ellos de los municipios aledaños, aún se recuerda que en épocas de la violencia partidista la masacre de 1963 causada por alias “Desquite” en la vereda la Italia deja 38 víctimas; pero también sabemos que, si en Victoria no acontecen hechos victimizantes después del año 2017, actualmente los victorenses como gente de paz, pueden decir que definitivamente en su territorio ya superaron la crisis asociada a la violencia cuyos hechos victimizantes del oriente caldense, fueron en su mayoría cometidos por actores armados del frente 47 de las FARC y del bloque paramilitar Ramón Isaza.

Su territorio, con una extensión de 507 km², con un régimen de temperaturas que oscila entre 21 y 31°C, y que está bañado por las aguas de los Ríos La Miel, Doña Juana, Pontoná y Purnio, limita por el naciente con el puerto caldense de La Dorada, por el poniente con los municipios caldenses de Marquetalia y Samaná, y por el norte con Norcasia y Samaná que igualmente son de Caldas; y ya por el sur con los municipios tolimenses de Honda y Mariquita. Sus principales vías de comunicación rurales son dos: desde Victoria (cabecera) a Purnio – Doña Juana Baja – Cimitarra – La Fe – Isaza; y segundo, la carretera Cañaveral – Doña Juana Alta – Corinto – Fierritos – La Pradera – La Guayana – Carrizales – Isaza. 

Si bien la economía de Victoria se soporta en la actividad ganadera, y en cultivos como plátano, cítricos y otros frutales, también y gracias a su potencial natural característico del trópico andino, puede apalancar el ecoturismo aprovechando sus patrimonios biótico, hídrico y paisajístico, fortalezas que le demandan prácticas silvopastoriles y protección de rondas hídricas, como de los relictos de bosques y demás áreas protegidas del territorio, ya que estas estrategias de adaptación al cambio climático sumadas a la cultura amable de sus habitantes, pueden convertir a Victoria en un baluarte del aviturismo. Caldas con 815 especies de aves equivalentes al 42% de 1.900 que posee Colombia, tiene en el Oriente su mayor fortaleza.

Victoria que desde antes ha contado con múltiples áreas de interés ambiental, como lo son los relictos de Bosque Montecristo y Bellavista – Cuba, y otros relictos de bosque localizados en la margen derecha del río La Miel, además de los cerros de la vereda El Gigante,  actualmente con Corpocaldas ha declarado la Cuchilla de Bellavista, un área de 1.302 hectáreas ubicada entre 900 – 1.000 m de altitud, como Distrito de Manejo Integrado, asegurando dicho patrimonio con una figura que fortalecerá además de la conectividad biológica, el aviturismo que igualmente puede extender sus beneficios a las comunidades vecinas que habitan las márgenes de los ríos Guarinó y Doña Juana, y la parte media del Purnio.

Hay que ir a Victoria, no sólo para conocer la imponente Ceiba de la plaza Rafael Uribe Uribe o ascender al Mirador de la Cruz, sino también para aprovechar a fondo su potencial ecoturístico, soportado en una variada oferta de actividades que ofrecen los torrenciales ríos que atraviesan su territorio y sus ecosistemas de bosques naturales, no solo para hacer recorridos como el avistamiento de aves por la Cuchilla de Bellavista o un paseo por lugares como el balneario Doña Juana”, sino también para tener aventuras como el “rafting” o descenso en un bote sin motor por un río de aguas bravas y el nado con salvavidas, aprovechando al aptitudes del río La Miel para el canotaje y el balsaje.

* Imagen12- Ceiba de Victoria-Caldas, por Alcira Pamplona; y Registro de aves en Victoria-Caldas, Por Eliana Fierro-Calderón, 2010.

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ANEXOS 2 Mundo del Agua:

 

COLOMBIA ANFIBIA Y LOS ACUATORIOS DEL MAGDALENA

 

 

Haciéndole eco a la Cátedra Unesco de la U.N. de Colombia denominada “Un pacto por el río Grande de la Magdalena”, me referiré a los acuatorios o espacios transformados cuya estructura de soporte es un humedal, donde prima el régimen hidrológico superficial o subterráneo siempre regulado por factores climáticos; y esto, porque el río más emblemático del país requiere acciones que impulsen transformaciones ecológicas sustentables, donde se adecúen las intervenciones humanas no reguladas que muestran interrelaciones inconvenientes para los seres vivos del hábitat y pescadores que lo cosechan como cuerpo de agua.

Aunque en volumen y excluyendo los ecosistemas costeros, la proporción de aguas superficiales y subterráneas en Colombia es de 7 a 3 aproximadamente, si bien la menor proporción le corresponde a lagos y ríos, también aparecen en ellas además de las escorrentías, entre otras formaciones: ciénagas, esteros, pantanos, turberas, meandros, estuarios y marismas, según estemos ocupándonos de zonas de ribera cuando se trate de ríos, o lacustres cuando se asocien a lagos y reservorios, y palustres si están sin corriente de agua.

Las complejas relaciones simbióticas en los territorios del agua, entendidos como construcciones sociales e históricas tal cual lo es el Río Grande, mismas que se sumergen en los fragmentos dispersos de sus circunstancias, se expresan en los bienes materiales del ecosistema húmedo y comprenden el patrimonio inmaterial que recoge los saberes ancestrales. Allí esto, llena el vacío en la comprensión de las transformaciones de su estructura ecológica que soporta el hábitat de los pequeños asentamientos ribereños y de miles de pescadores.

Si en Colombia, aunque el agua le aporta el 10% al PIB, pero los costos ambientales y ocultos asociados suman el 4,5%, en el Magdalena los problemas recurrentes pasan por la carga de 150 millones de toneladas de sedimentos anuales, como causa de la reducción de la pesca al 10% y del blanqueamiento del 80% de los corales del Caribe. Pero si el Magdalena contabiliza tres millones de hectáreas de humedales, entrando en detalles, igualmente la Ciénaga Grande de Santa Marta con 730 mil hectáreas en su cuerpo de agua, aparece como el complejo lagunar costero más grande del país, también conectado al río.

Además, en el Río Grande del cual nos ocupamos, si sobresale el sistema Delta Estuario del río Magdalena, una albufera con 400 mil hectáreas, también está la Depresión Momposina como llanura aluvial de 24.650 km² en la que desaguan al Magdalena los ríos Cauca, Cesar y San Jorge, y donde la cultura Zenú y otros asentamientos caribes de épocas precolombinas manejaron de manera sostenible el acuatorio por más de 1000 años, lo que explica relictos arqueológicos de un sistema hidráulico para el aprovechamiento de las tierras fertilizadas periódicamente con sedimentos de las crecientes naturales.

Pero lo de los Zenú se desmanteló por los cambios enormes en las coberturas de la cuenca del Magdalena, donde se han arrasado el 90% de las coberturas naturales. En la actualidad el cierre de los caños que alimentan los extensos complejos de ciénagas que solían regular las crecientes naturales, ya no cumplen su función por haberle robado espacio al río y continuar presionando las manchas de la selva húmeda y el hábitat de aves, peces, anfibios y reptiles diversos.

Similarmente, la salinización de la Ciénaga Grande expresa su desconexión con el Magdalena y otros ríos al cerrar los caños, tal cual lo hacemos en los demás humedales del Magdalena dotado de 1900 ciénagas. Y para el Magdalena Centro, tenemos la Charca de Guarinocito, donde urge el dragado del río no sólo para la navegación, sino para restablecer el flujo y con él la vida acuática ya que el meandro estancado está invadido por el buchón de agua.

Finalmente, siendo la bioestructura de este país anfibio una unidad dialéctica donde confluyen intereses antropocéntricos y demandas biocéntricas, debe resolverse la desarticulación de los planes de ordenamiento territorial e hídrico, resolviendo el conflicto de intereses de actores externos, para rescatar la historia real y compleja de la gente del agua, y atender así los factores estructurales y las determinantes ambientales al planificar y optimizar los procesos que subyacen en la oferta y demanda de bienes y servicios de campesinos ribereños y pescadores.

Ref.: Documento Catedra UNESCO U.N. 2024. Imagen: Depresión Momposina: mapa  en Neotrópicos, e imagen de Gustavo Wilches Chaux en 2011.

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HUELLA HÍDRICA EN COLOMBIA



Al cuantificar la huella hídrica azul, verde y gris de las actividades agrícolas y pecuarias de Colombia, se pone en evidencia una grave problemática en la Región Andina, relacionada la concentración de la población y del PIB nacional. La magnitud de dicha huella alcanza los 25000 Mm3 al año, cuantía en la que el 85% es HH verde, el 10% es HH azul y el 5% HH gris. Al respecto, debe considerase que la cuenca Magdalena-Cauca, aunque concentra 32,5 millones de habitantes equivalentes al 65% de la población del país, sólo posee el 12% de su patrimonio hídrico subterráneo y el 13% de las escorrentías. En cuanto a la huella hídrica total del sector agropecuario, las mayores contribuciones provienen del café, el maíz, el arroz, el plátano, la caña de azúcar y la palma africana.

El Estudio Nacional del Agua ENA (Ideam 2014) se ocupó de la Huella Hídrica en Colombia. Como herramienta que permite estimar el contenido de agua oculta en cualquier bien o servicio consumidos, la huella hídrica HH, además de tener en cuenta el agua consumida y contaminada, y sus usos directos e indirectos en procesos antrópicos, se basa en un desarrollo de tres conceptos previos: el Agua Verde, que mide el agua dulce superficial o subterránea incorporada y que no retorna a la cuenca origen; el Agua Azul, si se valora solo el agua de precipitación; y el Agua Gris, si trata del volumen de agua contaminada en la cadena de suministros.

Según el ENA, en la demanda hídrica nacional, que en 2012 alcanzó 35.987 millones de metros cúbicos, la participación de usos por sector fue: 46,6% agrario, 21,5% energético, 8,5% pecuario, 8,2% doméstico, 5,9% industrial, 4,6% acuícola, 3,4% minero e hidrocarburos y 1,3% servicios. De dicha demanda, el 67% se concentró en el área hidrográfica de los ríos Magdalena y Cauca, el 16% en el Caribe y el 12% en la Orinoquía. En los cultivos permanentes, el de mayor HH azul fue la palma de aceite, seguido del plátano y la caña de azúcar; por su parte el de menor HH azul fue el café, que constituye también el cultivo permanente con la mayor HH verde de Colombia, seguido de caña, palma de aceite y plátano, mientras que el de la menor HH verde se encontró en flores y follajes.

En los cultivos transitorios la mayor HH azul le correspondió al arroz de riego, seguido de la papa y el maíz, mientras la menor estuvo en el arroz secano. La mayor HH verde la presentó el maíz y el arroz de riego nuevamente, seguidos de la yuca y la papa, en tanto que la menor estuvo en los cultivos de trigo. En la Orinoquía y Amazonía los pastos de corte y forrajeros no presentaron HH azul por comportarse como cultivos transitorios de secano. Se denomina agricultura de secano la que, en lugar de irrigación, utiliza la lluvia. En pastos ganaderos, mientras por áreas sobresalieron Vichada, Meta, Casanare, Antioquia, Arauca y Córdoba, al abarcar cerca de la mitad del pasto de Colombia, contrariamente, la superficie destinada a la ganadería extensiva en el Eje Cafetero solo representó el 2,3% y en el Tolima el 3%.

Al cuantificar la HH verde y azul para el sector agrícola y pecuario, como único sector con las dos huellas hídricas, el ENA estima a nivel nacional, una participación porcentual de 11% de HH azul, contra el 89% de HH verde. Pero otra cosa ocurre en la cuenca Cauca-Magdalena que cubre el 24% del área continental. Al respecto, dada la concentración del 70 % la actividad agrícola y del 80% del PIB del país en dicho territorio, allí se generó el 68% de la HH verde agrícola y el 66% de la HH azul agrícola; a esto se añade que, pese a la gran oferta hídrica de Colombia, la cuenca Magdalena-Cauca, aunque concentra 32,5 millones de habitantes equivalentes al 65% de la población del país, sólo posee el 12% de su patrimonio hídrico subterráneo y el 13% de las escorrentías.

Si en la gran cuenca del Cauca-Magdalena sobresalen los valles del Cauca y Alto Magdalena por la abundancia de aguas subterráneas, dicha disponibilidad resulta precaria en el Magdalena Medio y Bajo y en el cañón del Cauca. Esto es fundamental para las previsiones sobre los efectos del ENOS (El Niño y La Niña), donde se prevén variaciones de caudales con respecto al periodo de referencia (2010), según los escenarios proyectados por el IMAT, así: Para el Magdalena Alto, reducciones del 1% al 42% durante el Niño e incrementos mayores del 30% durante La Niña; para el Magdalena Medio, con El Niño se presentarían disminuciones entre 1% y 35%, y con La Niña incrementos del 7% al 30%; para el Bajo Magdalena durante El Niño reducciones entre 20% y 46%, y con La Niña incrementos que superarían el 20%; en tanto que para la Cuenca del Rio Cauca, con El Niño las disminuciones excederían el 30%, y con La Niña los incrementos serían del 12% al 60%.

Imagen15- Huella Hídrica en Colombia. Huella Hídrica de la agricultura en Colombia según La WWF 2012.

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AVITURISMO: SECTOR EMERGENTE Y PROMISORIO.


El turismo de naturaleza, entendido como aquella actividad que se enfoca en la observación, disfrute y recreación en espacios naturales, incluye el turismo de aventura, el turismo rural y el ecoturismo. Mientras el turismo rural consiste en el disfrute, la recreación y el descanso en el entorno natural, rural o campestre, para lo cual se propicia la participación en actividades que permitan el conocimiento de las costumbres y en general del modo de vida de las comunidades locales, el ecoturismo es el conjunto de actividades que el visitante realiza al aire libre, bien sea en áreas naturales o seminaturales con el fin de disfrutar de paisajes, flora o fauna, e incluso para conocer manifestaciones culturales cuyo conocimiento implica su comprensión, apreciación y conservación.

Del segundo ítem, interesa el aviturismo que consiste en observar e identificar aves en su hábitat natural, ya que resulta estratégico para Colombia por ser el primer país del mundo en diversidad de aves (más de 1900 especies), lo que equivale al 20% de las especies de aves en la Tierra, y donde al 2011 se reportaron 197 especies de aves migratorias, 193 casi endémicas y 79 endémicas; aunque pese a este gran potencial, dada la creciente pérdida de ecosistemas, también podríamos ser “el país de la extinción de las aves”. A nivel global según el Servicio de Vida Silvestre de Estados Unidos (2011), se registraron 47 millones de observadores de aves, de los cuales 17% toma un viaje internacional al año, lo que equivale a 3 millones de viajes por año, que representan un volumen de 6 millones de turistas a observar aves.

Dicha actividad, que exige buenas prácticas para un aviturismo incluyente y responsable, la guianza y una experiencia significativa, y la calidad del servicio, también es un sector promisorio para la Ecorregión Cafetera, en especial para mejorar ingresos de comunidades vecinas a áreas de interés ambiental. Como referente, en Latinoamérica, Colombia con Brasil y Costa Rica, aparece en el TOP 3 (2014), así: por el número de visitantes a áreas protegidas con vocación Ecoturística, Costa Rica 1,738,601, Brasil 7,305,178 y Colombia 917,146 visitantes; por superficie en áreas protegidas, Brasil 978,725 km2, Colombia 149,238 km2 y Costa Rica 13,132 km2; y en número de visitantes por km2 de Área Protegida, Costa Rica 132.4, Brasil 7.5 y Colombia 6.4.

Además de los Observadores expertos competitivos y muy dedicados, que traen su propio equipo, dispuestos a viajar largas distancias para ver aves raras o nuevas y aumentar su “lista de vida”, grupo que representa el 10% de los aventuristas y cuyo perfil es predominantemente hombres entre 40 y 50 años; están los Observadores “Entusiastas” o medianamente especializados, que representan el 50% del total y que en mayor proporción son mujeres entre 50 y 70 años; y finalmente los Observadores “Casuales” o ecoturistas que participan con el 30%, y que combinan la observación de aves con otras actividades basadas en la naturaleza.

El país, dado que la conservación resulta fundamental para su desarrollo económico y social, en el marco del posconflicto, debería alinear esfuerzos con el proceso de paz en beneficio de comunidades rurales de la Colombia profunda, mediante políticas y estrategias que incluyan, además de formación en conservación del patrimonio cultural y natural, conocimiento expedito de su territorio y formación de guías; el tema de alimentación segura, calidad del alojamiento y saneamiento básico; e incluso el apoyo a comunidades locales para la seguridad durante el viaje y estancia, confiabilidad del transporte local, e información sobre actividades de complemento.

Siendo el turismo una de las actividades económicas más dinámicas del mundo, tanto por su aporte al PIB (10%) y generación de empleo (12%), el avistamiento de aves en Colombia, como subproducto del turismo de naturaleza complementado con ofertas de avistamiento de aves a nivel urbano tal cual lo hace Bogotá, podría centrar su atención en países como Estados Unidos y Reino Unido que tienen la demanda por aviturismo más grande a nivel mundial, y en particular en Europa y Norteamérica donde se encuentra la principal demanda potencial, ya que para el caso latinoamericano, el país debe competir con Perú y Costa Rica y en menor grado con Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela,

Imagen16: Aviturismo en Eje 21 y de la Feria Internacional de las Aves-Colombia BirdFair 2016 en Cali, Radiomacondo.fm

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03- MUNDO YURUPARÍ: El Aire

 

HACIA EL BICENTENARIO DE SALAMINA, LA CIUDAD LUZ


De la mano de la Escuela Taller de Caldas y del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCCC por su especialidad, la tierra de Agripina Montes, Emilio Robledo y Tomás Calderón, debería llegar a su bicentenario en 2025 con una condición que le haga tributo a su monumental arquitectura vernácula de continuos urbanos en bahareque. Aunque en el bahareque existen variantes de tierra, madera, metálico y encementado, el que se expande por la ecorregión cafetera, mismo que se levanta allí sobre una cimentación de cantos rodados y tapia pisada, constituido por una estructura de guadua y maderas nativas, donde los paneles con riostras diagonales le dan al sistema el carácter “temblorero”, y se cubren con una mezcla de limos inorgánicos y cagajón dispuesta sobre esterilla de la misma bambusa, por ser la técnica constructiva más extendida en el PCCC, podría dar mérito a una declaratoria de la UNESCO para reconocer al poblado como Patrimonio de la Humanidad.

Si bien la “Convención sobre Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural”, fue adoptada por la UNESCO en 1972, casi medio siglo después el catálogo de bienes con el título de Patrimonio Mundial conferido, cuenta ahora con 1.121 sitios, de los cuales 897 son culturales, 218 naturales y 39 mixtos, ubicados en 167 países; apareciendo entre los nuestros con la categoría de Patrimonio Cultural: el Parque Arqueológico de San Agustín, al Sur del Huila (1995); el Parque Arqueológico Nacional de Tierradentro vecino a Belalcázar e Inzá, Cauca (1995); el Centro histórico de Santa Cruz de Mompox, sobre un brazo del Río Magdalena (1995); el sistema vial inca Qhapaq Ñan de 30.000 kilómetros, que recorre los Andes (2014); y el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, cuya economía y cultura han girado alrededor del café (2011).

Para la “Ciudad Luz”, permítanme dos antecedentes: 1- que la declaratoria del PCCC como un bien material e inmaterial diferenciado por soportarse desde 1927 en un modelo de producción colectivo institucionalizado, a través de la Federación Nacional de Cafeteros, quien además de incidir en la producción de un café suave con tradición, se ocupó de elevar la calidad de vida de los productores al electrificar el campo, y dotarlo de acueductos, escuelas, puestos de salud y vías rurales, ampara territorio rural y urbano de Salamina; y 2- que la región del PCCC declarada patrimonio cultural de la humanidad en 2011, además de vincular 411 veredas, involucra a 47 municipios, entre ellos Salamina, donde se ha creado la Fundación Escuela Taller de Caldas y del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano “FETC-PCCC”, concebida para formar en la recuperación de materiales, técnicas constructivas y saberes tradicionales en dicho territorio.

Siendo así, el emblemático poblado que en 2025 cumplirá 200 años, merece una gestión gubernamental anticipada ante la UNESCO, para tramitar la declaratoria que le confiera el título de Patrimonio de la Humanidad, tal cual lo propusieran en 1995, François Widemann del CNRS de Francia y Luis Gonzalo Valencia del Ministerio de la Cultura francés, quienes ofrecieron acompañar el proceso, acordando labores que desafortunadamente no concluyeron, fracasando el cometido: para el efecto la tarea a reiniciarse en esta ocasión como soporte al trámite, consistiría en complementar el levantamiento de los inmuebles del poblado, subrayar el carácter patrimonial del bahareque como arquitectura vernácula en el área ya delimitada y elaborar un plan de manejo y estímulos para garantizar su restauración, intervención y preservación, con soportes tales como la Escuela Taller de Caldas.

De exaltarse a Salamina como un “valor universal excepcional”, este poblado de construcciones de bahareque y tapia con teja de barro, ubicado a 1822 msnm en lo alto de un ramal cordillerano, cuyo Centro Histórico fue declarado Monumento Nacional en 2005, también se fortalecerán poblados del PCCC con el ecoturismo como factor de desarrollo regional. Al respecto debo advertir que, entre los atributos de la declaratoria del PCCC, así se aluda al factor urbanístico, no aparece expresamente el bahareque subrayando como valor su arquitectura vernácula, lo que invitaría a conocer, restaurar y preservar, este y otros poblados que también exhiben esta arquitectura por doquier con puertas y ventanas de maderas nativas, adornadas con calados, tallas y apliques, al igual que zaguanes, patios y corredores igualmente decorados con macetas portando coloridos jardines.

* Imagen17: Salamina- Acuarela de 1852 y Centro Histórico declarado en 2005.

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NEIRA: ENTRE LA RURALIDAD Y LA CIUDAD REGIÓN




Estas notas pretenden mostrar la necesidad de acometer tareas en pro del  desarrollo de Neira, reconociendo además de algunos elementos relacionados con la infraestructura futura asociada a la intermodalidad, las circunstancias asociadas a la  profunda brecha de productividad entre los medios rurales y urbanos, y otras problemáticas socio-ambientales y posibilidades que inciden en las dinámicas  de estructuración de su territorio, que entendido como una construcción social e histórica, pueden ser resueltas para facilitar, además de la solución de los conflictos, el aprovechamiento de las opciones de Neira en un medio de facto conurbado, y urgido de acciones ambientales de adaptación al cambio climático y de reconversión productiva de cara al Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCCC.

Neira, un municipio de Caldas, bañado por los ríos Tapias, Tareas y Guacaica, fundado en 1842 y cuya superficie es de 350.6 km², cuenta con una población de unos 30 mil habitantes, de los cuales 15 mil que son urbanos, se localizan en su cabecera ubicada a 1969 msnm. Entre los innumerables hijos notables de Neira, están el exministro Mario Calderón Rivera (1932-2014), el Político Marino Jaramillo Echeverri (1923-2016), y reconocido Maestro David Manzur Londoño (1929-), por fortuna vivo a la fecha.

Neira, además de la cabecera, cuenta con 4 centros poblados y 36 veredas, a saber:
Pueblo Rico: un mirador con gran potencia paisajístico y arquitectónico, de conformación lineal, localizado sobre una cuchilla, en la ruta del antiguo Camino Real que llegaba por La Linda a Manizales.
Tapias Estación Neira: es la Antigua Estación del Ferrocarril del Pacífico, un lugar vecino a IRRA -corregimiento del municipio de Quinchía-, donde los terrenos de la banca de la carrilera fueron invadidos.
La Isla: caserío vecino a Llanogrande y sobre el antiguo paso en la ruta Manizales – La Pintada, cuando no existía la carretera Panamericana o Troncal de Occidente, hoy denominada Pacífico Tres.
El río: ubicado en el sector del puente del río Tapias, instalación que sirvió para el cruce de caminos o rutas provenientes de “La vuelta a la Marrana – el sector de Dantas “ y “El Empalme _ Tareas parte alta“. Las veredas, son: San Pablo (sector Buenos Aires y La Matilde), La Mesa (sector la Concha y Alto El Roble), Buenos Aires (sector Verdún, La campana, Ventiaderos y Puerto Guacaica), Pueblo viejo (sector Plaza Vieja), El Limón (sector El Guineo), El Jardín (sector La Estufa), La Gregorita (sector Barcinal y Barro Blanco), Ceilán (sector Alto y Bajo Ceilán), Trocaderos, Pan de Azúcar (sector Morro Azul y Hoyo Frío), Cardal (sector Las Peñas y Cardalito), Felicia, Tareas, El Descanso (sector El Empalme y El Madroño), Los Zainos (sector Tres esquinas), Cantadelicia (Sector Dantas), Aguacatal, Cholo, Armenia, El Río (sector Palermo, Magallanes y Juntas), El Higuerón (sector La Quiebra, El Portillo y El Salado), El Crucero (sector Fonditos y El Faro), Llanogrande, El Laurel, El Zanjón, El Corozo, El Yunque, La Esperanza, San José (sector Agrovilla y Changay), Cuba (sector Vaticano, El Bosque, Las Torres ), Santa Isabel, Guacaica, Chupaderos, Mangabonita, Quebradanegra y La Cristalina.

Neira, posee dos escenarios estratégicos: el sector del Cauca como corredor supra-regional y la Conurbación Pereira-Manizales…

Lo industrial y lo artesanal, no son lo mismo. En lo artesanal y en lo rural, los productos deben ser bienes culturales con identidad cultural específica, soportados en economías asociativas. Este sería el fundamento para una propuesta de cara a la ruralidad de Caldas y Neira. En lo industrial y agroindustrial, donde se habla de producción en serie, la complejidad de los bienes es la clave que los hace competitivos.

El Paisaje Cultural Cafetero PCCC exige diferenciar una caficultura orgánica y artesanal, nutrida de elementos culturales y donde la clave está en los cafés especiales, de otra no amigable con el medio ambiente y de corte agroindustrial. Esta declaratoria de la UNESCO en 2011 abre una opción para una nueva economía rural, que exige la recuperación del paisaje deforestado hace cuatro décadas, cuando se le dio paso a una caficultura de base química que arrasó la biodiversidad y contaminó las aguas. Es hora de emprender una reconversión del modelo socioambiental, concebida en el marco del cambio climático y del PCCC, de valorar el patrimonio arquitectónico del bahareque como arquitectura vernácula, y de apostarle a un bioturismo verde.

Para un turismo internacional y autóctono, debemos generar una oferta de bienes rurales con denominación de origen y de servicios ambientales certificados, unos y otros con identidad cultural. Esto además de garantizar la seguridad y la conectividad vial, y de apostarle a un desarrollo aeroportuario con vuelos con alcance más allá de las 3000 mil millas, para alcanzar los mercados: europeo, norteamericano y del cono sur ubicados a 5000 millas: Aerocafé sí se desarrolla con alcance transoceánico, será clave. Como referente, mientras el cultivo del café apenas le aporta el 0,8% al PIB del país, el turismo a nivel mundial participa con el 10% del PIB y genera 1 de cada 8 empleos.

La Transversal de Caldas de 212,7 km, dependerá de programas como el Paisaje Cultural Cafetero PCC. La Transversal de Caldas Marulanda-Salamina, la vía Neira–Aguadas y la carretera Riosucio-Anserma, tienen importancia, no como corredores logísticos, sino como articuladores del transporte rural. Ya en un plano de mayor desarrollo, con Pacífico Tres aparece el eje Irra-la Felisa, como corredor de conectividad que le da al Cañón del Cauca una ventaja comparativa, para el turismo y para la oferta de bienes perecederos, cuando se desarrolle una plataforma logística en el Aeropuerto del Café, complementando a El Dorado y al José María Córdoba, al configurarse un nodo aéreo para las américas. Dadas las limitaciones de El Dorado, con Aerocafé Colombia será la bisagra aérea de las américas.

La planeación racional ha sido exitosa en el número de fracasos, al considerar que lo urbano es homogéneo. La importancia de la Ciudad Región del Eje Cafetero, como estrategia para integrar los espacios ya conurbados de hecho, surge de los fundamentos de una moderna revolución urbana, en la que, además de consolidar un gran mercado regional se pueda incrementar la riqueza y redistribuir sus beneficios en el territorio.

Se requieren tres condiciones para formar una ciudad región: articularse a un centro urbano de igual nivel de relevancia, que sea económicamente complementario, y que esté a menos de 2 o 3 horas de distancia. Las capitales cafeteras podrían palidecer frente a Cali y Medellín, o actuar como ciudad región complementando sus economías para conurbarse con ellas.

Mientras la urgencia de las megalópolis es la de volverse internacionalmente competitivas y manejar problemas de escala, las ciudades intermedias deben conurbarse para conformar la ciudad región, y complementar sus economías para no palidecer.

Entre tanto, los pequeños poblados como Neira, deben articularse a un centro urbano de mayor nivel de relevancia, desarrollando una competencia específica de cara a un centro urbano de importancia. En esta agenda, el norte de Caldas, dado el carácter patrimonial de su arquitectura en Neira, Salamina y Aguadas, debe desarrollar su propia agenda como destino turístico.

Mientras Bogotá es nuestra única megalópolis, Medellín es una ciudad intermedia grande que debe conurbarse y Manizales una ciudad intermedia pequeña articulada al Eje Cafetero, que debe conurbarse con las capitales cafeteras. La amenaza para Neira se traduce en la presión aguacatera amenazando el PCCC, la cultura rural y los frágiles ecosistemas de los bosques de niebla.

Las zonas de servicios se valoran por su nivel de equipamiento: centros de investigación, hoteles para convenciones y para los propios ciudadanos, e instalaciones culturales y deportivas… En el caso de Neira, urgen programas de educación profesional e implementar programas de ciencia y tecnología imbricados con la cultura, para cerrar las brechas educativas, y de productividad e ingresos tanto para el medio urbano como para el rural.

Se puede ofrecer una función para un centro urbano de relevancia desde un pequeño poblado como Neira, desarrollando desde éste una competencia. Esto supone, además de su ventaja como puerta del PCC mirando hacia Salamina y Aguadas, aprovechar ventajas comparativas que resuelvan las limitaciones de la gran urbe vecina, tal cual ocurre con el km 41 y Pueblo Rico. Pero igualmente, el PCCC, supone una caficultura orgánica con sombrío, y la venta de bienes artesanales con denominación de origen y de servicios certificados. Como complemento, recuperar la cuenca alta del Guacaica, permitirá en Neira implementar el aviturismo.

La falta de políticas de Ciencia y Tecnología C&T para el sector rural imbricadas con la cultura como catalizadora del desarrollo, y el haber dejado al sector rural como comodín en la negociación de los Tratados de Libre Comercio TLC como el de los EEUU, son dos hechos que imponen retos sociales con el campo colombiano. Mientras los ingresos urbanos medios de Bogotá alcanzan un promedio seis veces mayor al ingreso rural de Colombia, y los de Manizales hacen lo propio cuadruplicando los rurales de Caldas, el TLC con EEUU reducirá los ingresos rurales hasta el 50% de los niveles del 2011.

Neira, aunque tiene como principal producto agrícola el café, y en su economía también la ganadería y ahora el aguacate, ocupan un lugar importante, el poblado caldense es famoso por sus tradicionales “corchos”, un dulce fabricado con panela y pata de res. No obstante lo anterior, aunque se trate de un municipio de economía fundamentalmente rural, las mayores fortalezas de Neira, se relacionan con:

1-    el potencial turístico en el marco del Paisaje Cultural Cafetero, relacionado con su patrimonio arquitectónico y natural, para una actividad que podría fortalecerse con el Aviturismo y la integración con Salamina y Aguadas.;

2-    el potencial geoestratégico del poniente del municipio vecino al Km 41 por el paso del corredor férreo del Cauca y de Pacífico Tres, sumados al Aeropuerto del Café con una plataforma logística para el desarrollo agroindustrial; y

3-    3-el hecho de hacer parte de la conurbación de facto existente en la subregión Centro- Sur de Caldas.

Urgen entonces acciones estratégicas, como: a- estabilizar el territorio en el ambiente urbano afectado por procesos de degradación hidrogeológica; b-preservar y fortalecer el patrimonio arquitectónico en el marco del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCCC; c-ordenar y recuperar las cuencas y áreas de interés ambiental implementando acciones de adaptación al cambio climático pensando en la biodiversidad y en el agua; y d- ordenar, desarrollar y conectar el territorio en el Km 41, pensando en un desarrollo agroindustrial que haga uso de las ventajas de una plataforma logística para el modo aéreo en Palestina-Chinchiná, si se extiende la pista. 

Imagen 18- Neira – Caldas – La Puerta del PCC de Colombia. Der. Plaza principal y Calle real. Izq. Pueblo Rico, Fuentes: Reporteros asociados.com.co, Luis A Giraldo y La Patria, Wikipedia.org y ABR.

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LA MERCED – CALDAS, Y EL CAMBIO CLIMÁTICO




Aunque el municipio ubicado en la margen derecha del río Cauca, apenas fue creado en 1969 por segregación de Salamina y en 1910 erigido corregimiento, desde 1901 se había construido el poblado, a 1.819 m snm en tierras que registran ocupación desde mediados del siglo XIX, por colonos que se establecen entre resguardos y encomiendas.  

Actualmente con una población de 5 mil habitantes que presentan un índice de NBI del 25,8% (11% en la cabecera y 33% en el resto), y de los cuales el 44% es población urbana y el 56% rural, para los mercedeños el índice de pobreza multidimensional que en el municipio alcanza 64%, afecta más los medios rurales (78%) que al sector urbano (35%).

Para el IGAC, de los 100 km2 de superficie municipal, donde el 62% presenta amenazas naturales de origen hidrogeológico, el 49% del territorio se considera vulnerable a la amenaza climática, dadas la abrupta topografía y presencia de fallas geológicas activas, sumadas a la presencia de cultivos limpios en laderas de alta pendiente. Hoy el municipio que cuenta con trece (13) veredas y el centro poblado La Felisa, depende del sector agropecuario, ya que tiene como principal actividad agrícola el café, seguido de aguacate, plátano y caña panelera; y de la ganadería. La actividad minera presenta un desarrollo incipiente.

Y en cuanto al cambio climático, según Corpocaldas y la Universidad Autónoma de Manizales en La Merced, aunque predomina el piso térmico templado, hay zonas de régimen cálido y frío. Añade el estudio que, la precipitación promedio para el periodo de referencia (1976– 2005) en el municipio de La Merced, fluctúa entre 1501 y 2000 mm anuales. En La Merced, los escenarios de cambio climático en temperatura, para el IDEAM (2017), son:

•2011– 2040: Aumentos hasta 1 °C, • 2041–2070: Incrementos hasta 1,8 °C, • 2071– 2100: Aumentos hasta 2,2 °C, y los principales aumentos para el municipio se esperan en la zona occidental sobre el Cauca.  También para el IDEAM (2017), los escenarios en la precipitación muestran cambios con relación al nivel de referencia, así: • 2011– 2040: Aumentos entre el 21 y el 40%, con valores máximos en el sur y centro del municipio. • 2041– 2070 y 2071- 2100: Incrementos en el rango 31– 40% para la totalidad del municipio.

Nota: el máximo cambio esperado en la precipitación con un nivel severo para finales de siglo, que llegaría hasta el 40% en todo el municipio, tendría incidencias graves en zonas de alta susceptibilidad a los deslizamientos.

Aunque las áreas más expuestas del municipio a los deslizamientos y movimientos en masa son las vías que conectan a La Merced con Salamina, La Felisa y Filadelfia, además de las vías terciarias y sectores de fuerte pendiente con modelados o potreros, según el EOT todo el municipio se encuentra en alto riesgo, ya que se caracteriza por tener una propensión al sector agricultor y ganadero, dado el uso conflictivo del suelo sumado a la creciente amenaza del cambio climático.  

Recuérdese que cuando nace CRAMSA, como entidad que fuera financiada con un préstamo del BID para atender los problemas por erosión de suelos en Manizales, Salamina y Aranzazu, posteriormente y antes de convertirse en Corpocaldas, dicha entidad también debe ocuparse de la problemática de los procesos de degradación del suelo en La Merced. 

A modo de ejemplo, en el municipio de La Merced merece subrayarse El Tambor sobre la vía que comunica La Felisa con la vereda de ese mismo nombre, donde además del monitoreo se requiere resolver el conflicto de uso del suelo reduciendo la actividad de pastoreo en las laderas, estableciendo coberturas vegetales permanentes además de implementar medidas correctivas de bioingeniería y de control de escorrentías para prevenir su infiltración en zonas degradadas.

Las rocas impermeables y la falta de coberturas forestales de La Merced invitan a asegurar el suministro de agua mediante una reconversión del modelo agropecuario, e implementar el aviturismo como estrategia de complemento para hacer viable la agroforestería, como también la recuperación de rondas hídricas y cuencas abastecedoras deforestadas.

Esto, no sólo pensando en sequías durante las temporadas secas de El Niño, sino también en eventos extremos de la temporada invernal, como la de 2022 que dejó 5000 habitantes de La Merced tres días sin agua.

Según la distribución de los registros de aves, pese a un enorme potencial aviar que superaría las 300 especies para la altitud del municipio, de ellas muchas endémicas, por falta de observadores en La Meced sólo se registran actualmente menos de 50 entre unas y otras, lo que equivale a una cuantía inferior a la cuarta parte de las especies de aves ya registradas en Salamina.

Si bien la Merced no cuenta con áreas protegidas del departamento de Caldas, esta figura puede ser utilizada por el municipio y la sociedad civil para restablecer áreas degradadas y llevar el turismo comunitario a cuencas abastecedoras de agua en sectores rurales, no sólo buscando mitigar la amenaza del cambio climático, sino también para implementar el ecoturismo como factor de desarrollo económico en el marco del PCC, donde la oferta de bienes y servicios, además de artesanías, gastronomía y música campesina o de bandas escolares, incluya el aviturismo.

Imagen19:  Escenarios de Cambio Climático en la Merced al 2100 IDEAM CORPOCALDAS U A de M. Parapentismo desde El Tambor en el Cañón del Cauca; en Web de la Hacienda Villa Amparo.


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MARSELLA, ESPLENDOR VERDE EN EL CORAZÓN DEL PCC



El Municipio de Marsella, cuyo territorio con una extensión de 149 Km2 y una temperatura promedio de 18C°, ubicado sobre la cordillera Central en la margen derecha del río Cauca, y a unos 30 kilómetros al noroeste de Pereira o a 29 km yendo hacia el poniente por Chinchiná, fue fundado en 1860 por Pedro Pineda, Nepomuceno Correa y José Bedoya, entre otros. Inicialmente conocida como Villa Rica de Segovia, en 1915 cambia por Marsella al erigirse municipio.

 En este territorio bañado por las aguas de Río San Francisco y La Quebrada La Nona, y por donde transitó el Ferrocarril del Pacífico pasando por las estaciones Pereira, Beltrán y La Miranda, actualmente su economía se soporta en el sector agropecuario, dado que los usos del suelo dominantes son para siembra del café y ganadería de ceba, pero también para la minería y en menor grado, aunque en épocas remotas sobresalía una explotación aurífera subterránea en La Isabela.

La cuenca del río San Francisco con 9.530 Ha y que se comparte entre Risaralda (70%) y Caldas (30%), es importante por la provisión de agua para comunidades rurales y para la generación de energía al incorpora 3 m3/seg que llegan al embalse de La Esmeralda para la hidroeléctrica de San Francisco. No obstante, dados sus conflictos del suelo, requiere de acciones de adaptación al cambio climático en el mediano y largo plazo, para garantizar su sustentabilidad.

 Mientras en la parte alta del municipio, aunque muchas de las unidades productivas tienen tamaño para la caficultura y siembra de plátano, algunas comunidades padecen de restricciones en movilidad sobre todo en la temporada invernal; también, en las tierras bajas del territorio -veredas La Argentina, Beltrán y la Miranda-, la problemática se relaciona con la vulnerabilidad frente al cambio climático, por la ganadería extensiva, dada la pérdida de cobertura forestal.

 Pero en este precioso municipio de gente amable, su certificación para el Turismo Sostenible, se debe también a los escenarios naturales donde sobresalen áreas de interés ambiental como el Parque Regional Natural Alto del Nudo, la Reserva Forestal La Nona y El Bosque de Don Manuel, y a su verde paisaje. Para apreciarlo, basta ir al Morro para observar la hermosa panorámica desde el Sur con el valle del Risaralda, y que pasa por la vereda Alto Cauca para llegar por el Norte hasta Palestina.

 Si desde 2018 se ha iniciado el plan de manejo y protección de Marsella para convertirlo en patrimonio de Colombia, es para preservar su emblemática arquitectura y los preciosos continuos urbanos de bahareque en guadua con tierra o encementado, y los notables sitio de interés regional de este bello referente del Paisaje Cultural Cafetero, como lo son: la Casa de La Cultura, el Cementerio Central y el Jardín Botánico Alejandro Humboldt con su parque de Ciencia y Tecnología. Además de las emblemáticas casonas, ¿por qué se rescata el gran valor arquitectónico de estos bienes?: la Casa de La Cultura, por ser una majestuosa edificación de 1905 que sirvió como Colegio de las Bethlemitas, y que hoy ya restaurada es el principal exponente del bahareque risaraldense; el Cementerio Jesús María Estrada construido en 1928, porque ha sido declarado patrimonio de la nación (1988); y el Templo Parroquial María Inmaculada por su estilo neogótico.

 Al 2023, la población del denominado “Municipio verde de Colombia” es de 16716 habitantes -de ellos 8813 urbanos-, y aunque en 2005 el INB era 33% para la población rural y 24% para la urbana, ya en 2018 el indicador global de Marsella cae a 13,7% gracias a un proceso que también lo ubica en la categoría 3 del Índice Gen Cero, un nivel medio o de riesgo latente que le impone ejecutar políticas de salud, nutrición y primera infancia.

Finalmente, entre los aspectos por lo que Marsella como referente del PCC es un poblado que enamora a Colombia con su riqueza turística, cultural y medio ambiental, es por su oferta de atractivos naturales y patrimonio arquitectónico, además de sus jolgorios (Festival de la Gallina, Fiestas de la Amistad, Fiestas de la Diversidad Cafetera), a lo que se suma una variedad de productos artesanales y gastronómicos que le dan identidad al marsellés.

Imagen20: Plaza de Marsella-Risaralda, en Web de la Alcaldía de Marsella, Escalas urbanas Julián Duque-Bernal, Panorámica Cementerio en Tripadvisor.com.pe, y Casa-de-la-cultura, en Web propia.

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 ANEXOS 3: Mundo del Aire:

 

CAFÉ Y CAMBIO CLIMÁTICO




Con el actual calentamiento global en el que se incrementan simultáneamente la temperatura y la precipitación tal cual lo estamos advirtiendo en las zonas cafetaleras de la región andina de Colombia, dada la sensibilidad del cafeto a las variaciones extremas del clima, no sólo podemos esperar una producción más baja y problemas fitosanitarios por el incremento de la humedad relativa, sino también menos zonas aptas para este cultivo. No olvidemos que Colombia, donde el café arábigo ha sido la principal especie cultivada para la producción de café, es uno de los países más vulnerables al cambio climático en el mundo, ya que debido a su ubicación geográfica podría ver afectados su recurso hídrico y sus cultivos.

De conformidad con la organización de investigación australiana CSIRO, en las últimas décadas no solo se han reducido cada vez más las cosechas por hectárea cultivada, sino que también para el año 2050 la superficie apta para el cultivo del café disminuiría en más de un 50%, afectándose con ello a muchos caficultores, no solo de países como Brasil y Vietnam que son los dos mayores productores mundiales, sino también de Colombia. Además, si en este país, se vería afectada la seguridad alimentaria por la alta exposición y sensibilidad de cultivos como yuca, arroz, plátano, papa, caña, maíz y frijol a los efectos del clima, igualmente las zonas cafetaleras también estarían en un alto riesgo.

Este año en Colombia, mientras la producción acumulada de 12 meses se situó en 10.6 millones de sacos mostrando una caída del 12% respecto al año anterior, se espera que el 2023 cierre con una producción de 11,4 millones de sacos, para la Federación Nacional de Cafeteros, la discusión de si producir robusta en Colombia o no, para sustituir las importaciones de café, aunque resulta hoy accesoria ya que el centro del debate debería ser el consumo interno en el país, máxime que la caficultura colombiana atraviesa un año volátil y convulso por cuenta de la caída del precio del grano y de las exportaciones, también se ha puesto en el debate la necesidad de recurrir a la siembra de robustas para cumplir con los compromisos de exportación en los mercados tradicionales.

Todo esto, porque si la crisis ocurre en este país y en particular en el Eje Cafetero, también en otros países tropicales el clima ya no será tan estable como antes. De conformidad con los pronósticos actuales, progresivamente se dará una reducción de la oferta, y por lo tanto igualmente de la demanda ya que para los consumidores la emblemática bebida que ha sido una de las más populares en todo el mundo, podría costar más. Como curiosidad, aunque existen unas 130 variedades silvestres de café algunas seguramente más resistentes al calor o a determinadas plagas, pero que si quisiéramos desarrollarlas lleva tiempo, el mercado mundial ha estado dominado por dos variedades: arábiga y robusta. Ver: 

Si en conjunto, estas dos variedades representan el 99% de los granos de café que se consumen en el mundo, y la producción de arábiga sigue siendo superior a la de robusta en una relación del 60% de arábiga a 40% de robusta, los colombianos deberíamos entender qué hay detrás de una taza de café, y conocer lo que significa tomar una bebida de arábiga, que además de ser más aromática y suave al paladar, es también más digestiva, máxime si en la misma taza de café frente a la arábiga, con un café robusta se consume el doble de cafeína resultando la bebida con un sabor amargo menos agradable.

Si las plantas de café que crecen en climas más cálidos absorben menor cantidad de nutrientes, aunque producen mayor cantidad de granos al año, también ofrecen tazas con cuerpos ligeros, otra cosa ocurre con los cafetos de clima frío donde las cosechas tardan más, lo que se traduce en menor producción de granos, pero más densos y con mayor variedad de sabores. De lo anterior, se desprende el hecho de que los granos de café arábiga al estar cultivados a mayor altura donde tarda más la cosecha suelen tener mejores propiedades gustativas que el de tierra caliente, gracias al mayor desarrollo que alcanzan las moléculas de cafeína.

Imagen21: escenarios de Cambio Climático al 2100 para Colombia (IDEAM), adaptada.


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DIEZ AÑOS DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO PCC



El PCC de Colombia que comprende 340 mil hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras, ubicadas en el trópico andino, es un territorio declarado por la UNESCO el 25 de Junio de 2011 patrimonio de la humanidad, lo que representaría una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de desarrollo rural integral, si mediante una declaratoria de sujeto de derechos podemos resolver las disrupciones socio-ambientales de dicho paisaje, bajo los atributos de dicha declaratoria. Las diferentes problemáticas de la Ecorregión Cafetera son: 1 procesos migratorios; 2 fragmentación de ecosistemas; 3 desmantelamiento de la agricultura autárquica; 4 modelo agroindustrial de dependencia tecnológica; y 5 vulnerabilidad al cambio climático.

Como hipótesis para este ejercicio, estas dos: en primer lugar, digamos que lo industrial y lo artesanal no son lo mismo: en lo artesanal y en la producción rural, los productos deben ser bienes con identidad cultural y denominación de origen, tener sello verde y estar soportados en economías asociativas, buscando que la organización de productores tenga control de la cadena productiva, mientras que   lo industrial y agroindustrial son otra cosa, donde obliga la metodología de los clúster basada en la producción en serie y las economías de escala, entre otras cosas. Y en segundo lugar, se interpretará el territorio, no como un espacio de transformaciones, sino como una construcción social e histórica donde la cultura surge de la interacción dialéctica de dos sistemas complejos como lo son el medio natural y las colectividades que lo transforman.

Tal cual lo estamos advirtiendo en Colombia, con el calentamiento global, fenómeno global que según el IDEAM (2015), muestra el aumento de la temperatura media en Colombia entre 1971 y 2000, en 0.13° C por década, además de los eventos extremos incidiendo en un territorio social y ambientalmente fragmentado ocurrirían alteraciones climáticas preocupantes, ya que para finales del siglo XXI por cada grado centígrado se producirá un cambio altitudinal de 170 m en las zonas de vida de la ecorregión cafetera, fenómeno que además de incidir en la aptitud de los suelos, demandará una planificación que contemple la gestión del riesgo, el análisis de los cambios en el uso del suelo, y la valoración de los impactos sobre la biodiversidad y la disponibilidad hídrica, entre otros.

Para el Eje Cafetero según el IDEAM (2015), los escenarios 2011-2100 muestran que lloverá entre un 10% y un 40% más en el centro y occidente de Caldas, occidente de Risaralda y noroeste de Quindío, al tiempo que dichos cambios serán despreciables en el oriente caldense y cuencas medias del Otún y San Eugenio. Y en temperaturas, dichos pronósticos muestran que los incrementos que en dicho lapso estarían entre 1°C y 3°C, serían mayores en el valle del Magdalena, medianos en el corredor del Cauca, cuencas medias de La Miel y Guarinó y valles de La Vieja y Risaralda, y menores en páramos y subpáramos de ambas cordilleras. A modo de ejemplo, Zonas bajas como el Sur Oeste del Quindío, que dejarán de ser aptas para el café, con el clima futuro más cálido y más húmedo, enfrentarán problemas fitosanitarios.

Sobre la amenaza del aguacate hass, afectando con extensos monocultivos de base química el territorio y como tal los ecosistemas y la cultura se deben expedir normas para mitigar el daño ocasionado a los derechos bioculturales del PCCC, como lo son la implementación de sistemas agroforestales en lugar de monocultivos, el control de agroquímicos y el mantenimiento de las rondas hídricas, con el fin de favorecer además del empleo rural, la biodiversidad y la conectividad biológica en el marco del calentamiento global. Pero la amenaza para el agua y la biodiversidad en la ecorregión cafetera de Colombia, es la excesiva potrerización y falta de coberturas boscosas y de conectividad biológica: según Alma Mater (2002) al tiempo que la superficie apta para potreros que es del 4 % alcanzó el 49 %, el potencial forestal que es del 54 %, bajó al 19%, lo que expresa graves conflictos de uso del suelo que aún persisten y reclaman modelos agroforestales en el marco de una agricultura autárquica tradicional, que hagan viable la cultura rural campesina de base artesanal.

Siendo así, pese a contar con los escenarios de cambio climático del IDEAM, anunciando la exacerbación de lluvias y sequías como eventos extremos, se requiere para la toma de decisiones en los procesos de ordenamiento y planificación territorial, de algo más para lograr una construcción de un paisaje resiliente en este territorio biodiverso, multicultural y mestizo, cuya problemática no solo pasa por la adaptación al cambio climático en un medio deforestado, sino también por la crisis de la economía rural campesina de base artesanal, consecuencia de modelos agroindustriales que atentan contra la seguridad alimentaria y la pervivencia de los ecosistemas frente a las dinámicas del cambio climático.

La clave estaría en el PCC de Colombia PCC declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2011, por representar una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de desarrollo rural integral permitiendo resolver una brecha de ingresos cuatro veces menores respecto a los medios urbanos, que afecta a cerca de 500 mil personas  que habitan en 47 municipios de su área principal y 4 más de su área de influencia, ya que allí se comprenden 340 mil hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras, a las que se suman 3.500 hectáreas de cabeceras municipales de la ecorregión, con poblados emblemáticos como Aguadas, Salamina, Neira, Marsella, Salento y Pijao.

Pero dada la disrupción del modelo cafetero en la ecorregión, para lograr la recuperación de sus ecosistemas fragmentados y arrasados, un desarrollo rural compatible con la cultura ancestral cafetera, y adaptar el paisaje al cambio climático, si es que nos decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica con sus elementos tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema cafetero: ¿por qué no declarar sujeto de derechos bioculturales el territorio del Paisaje Cultural Cafetero reestructurando su territorio entendido como una construcción cultural e histórica para reintegrarlo y ordenar su recuperación integral, bajo los preceptos y atributos de la declaratoria de la UNESCO?

Finalmente, lo anterior permitiría restablecer los derechos bioculturales en el territorio del PCC desde el Sur de Antioquia y el Nor-Occidente de Tolima, hasta el Norte del Valle, para abrir un claro de luz en este sector cuya crisis se explica, por un modelo agroindustrial que atenta contra la cultura campesina y los ecosistemas, y por no haberle incorporado valor agregado al grano de oro, ya que con el PCC la suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá de si se recupera o no la salud del suelo y del agua, y el sombrío para la biodiversidad, lo que supone cambiar los monocultivos de base química heredados de la Revolución Verde para hacer viable un bioturismo sumado a la venta de servicios y bienes que expresen nuestro patrimonio cultural y natural.

Imagen22: Web institucional del PCC de Colombia y pinturas del Maestro Luis Guillermo Vallejo.

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CALDAS A RETOMAR LA CADENA DE LA GUADUA.



En Colombia donde resta el 4% de 12 millones de hectáreas de guadua que existieron, debemos poner freno a la depredación que explica este ecocidio y garantizar la necesaria conectividad biológica en tiempos de cambio climático, para restablecer con los bosques de galería la transición entre los bosques secos tropicales y los de niebla, dos ecosistemas arrasados cuando sus extensiones iniciales de 9,7 y 9 millones de hectáreas, también se han reducido y en su orden al 8% y 25%.

Como antecedente en 1952, el Agrónomo Francisco Mejía Hoyos de la Escuela de Minas, consciente de la importancia de la guadua para Colombia, y viendo que no se fortalece la tradición de uso y más del 90% se pierde en el rodal, además de advertir sobre la gravedad de la destrucción de sus reservas, fue el primero en subrayar en su obra “La Guadua” la importancia de investigar y detener la intensa presión ejercida sobre la guadua angustifolia por ser una de las especies nativas más afectadas del país.

En 1820, el botánico Kunth constituye el género de la subfamilia del bambú y de la familia poácea, llamándolo “guadua” por la denominación indígena local para este material americano, que ocupa el segundo lugar en diversidad de los bambús en Latinoamérica, y que ha sido importante en la cultura del país andino, por tratarse de un excelente recurso renovable, de rápido crecimiento, fácil manejo y multitud de usos, y por brindar beneficios económicos, sociales y ambientales a las comunidades rurales.

Sabiendo que al 2000 las exportaciones colombianas al lado del Valle del Cauca y Antioquia, con destinos a Estados Unidos y Europa, tuvieron el protagonismo del Eje Cafetero donde se reporta la existencia del 40% de las 50 mil hectáreas de rodales que aún subsisten en el país, rescatemos la importancia de diversas acciones que en lo corrido del siglo y ahora, se han emprendido desde las Corporaciones Autónomas Regionales, Cámaras de Comercio y Academia, no sólo por sus universidades sino también con el SENA, para que volvamos al tema. Veamos:

Si actualmente Corpocaldas con la Gobernación implementa la agenda con el Plan de Manejo de la Guadua, como estrategia que impulsará el mini clúster iniciado por la Cámara de Comercio a principios de siglo, y el SENA al vincularse a la Mesa Sectorial de MinAgricultura acompaña la nueva cadena productiva, esperamos que en el departamento donde la mayor expresión del potencial del bambú lo expresa la excelsa obra de Simón Vélez creador del Pabellón ZERI, la Escuela Taller de Salamina cultora del bahareque como arquitectura vernácula fundamental para el Patrimonio Cultural Cafetero -PCC-, retome dicha ruta.

Como referente en Risaralda, donde además de la copiosa producción científica de la UTP que contó con el invaluable apoyo de la agencia GIZ de Alemania, las dinámicas productivas e industriales alcanzan connotado desarrollo en la empresa Yarima-Guadua con el liderazgo de la Dra. Lucía Mejía Marulanda, una de las productoras de guadua insignia del país, se da el aprovechamiento sustentable de un relicto certificado de rodales naturales, para generar 3200 piezas mensuales de excelencia, y se enseña sobre el manejo integral de la plantación mirando las oportunidades de expansión regional.

Además de los desarrollo de David Manzur (1980-86) para la propagación vegetativa de la guadua angustifolia Kunth, y del libro Bambusa Guadua de Marcelo Villegas (1989), entre otras investigaciones habrá que resaltar en nuestro entorno, los estudios de los Ing. Jorge Eduardo Salazar y Fernando Mejía (1985), sobre las propiedades físicas y mecánicas de este “acero vegetal” como elemento estructural con propiedades sismorresistentes, y el aporte del Arq. Jaime Mogollón (1987) sobre su apropiación tecnológica mediante el sistema normalizado en guadua y madera.

Añádase la valoración fundamental de la arquitectura vernácula del bahareque de guadua como principal atributo del PCC, por ser una tecnología que floreció en Manizales desde finales del siglo XIX hasta los incendios de la década de 1920, según lo subraya el Arq. Jorge Enrique Robledo en “Un siglo de bahareque en el Antiguo Caldas” (1993); y la expedición de la Norma Sismorresistente para estructuras con guadua (NSR-10 – Título G), elaborada por la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica.

Imagen23: Arriba: Réplica del Pabellón de Guadua de Simón Vélez, en Expo Hannover 2000. En: plataformaarquitectura.cl. y Guadual. Fuente: Villegas Editores. Abajo: Partes comerciales de la guadua y Pseudosasa japonica. NJ 1978. Guadua- cepas y trozos comunes. Fuente:   Blog Comguadualca, y Artesanías de Guadua de Río Negro, en Pacho-Cundinamarca. Car.gov.co.

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SANCANCIO, COMO BIOCORREDOR AMBIENTAL Y NODO ECOTURÍSTICO




El cerro tutelar de la ciudad coronado por una cruz metálica desde 1951, definido como área de interés ambiental en el POT de 2017, y referente cultural, estético y paisajístico de Manizales, es el otero denominado Sancancio o La Camelia por Fermín López, quien desde 1837 se establece temporalmente al pie de sus laderas por lo que en 1903 ocupa su lugar Joaquín Arango Restrepo. Desde la perspectiva geológica, se trata de un domo volcánico de 1,2 millones de años, cuando se conforma una estructura ígnea asociada a la falla Villamaría-Termales, que es la fractura de distensión con dirección S 65° E donde también aparecen el domo Tesorito y el Flujo de lava Lusitania alineados con otros cuerpos de magma andesítico extruidos e igualmente de carácter monogénico. 

Como antecedente, en 1998 la alcaldía de Manizales había convocado a la Universidad Nacional a desarrollar una propuesta integral para intervenir el morro Sancancio, iniciativa que aunque recogía la voluntad de los propietarios del lugar y era acorde con el Plan de Desarrollo “Manizales Calidad Siglo XXI”, no prosperó pese a que el proyecto magistralmente orientado y presentado en 2001 contempló además de senderos, zonificar en altura el morro y sembrarlo con especies nativas que expresaran con sus colores la biodiversidad del trópico andino. De otro lado, mientras en el POMCA del río Chinchiná (2013), se tenía que el cerro Sancancio con una superficie de 57,3 hay una altura de 2220 m snm, no presentaba riesgo de amenaza natural, la morfología en sus laderas mostraba cárcavas y escarpes como vestigios de deslizamientos y reptaciones asociados a áreas de pastoreo y deforestadas, que lo hacen vulnerable al cambio climático.

En suma, en el caso de Sancancio como área de interés ambiental ubicada dentro del perímetro urbano, el espacio debe estar destinado a usos de restauración, rehabilitación y recuperación de los ecosistemas que hacen parte de la Estructura Ecológica de Soporte del medio citadino, por lo que según la facultad dada a los municipios en el artículo 35 de la Ley 685 de 2001, no se permiten actividades de exploración o explotación minera tal cual ocurrió en el costado S-E con una cantera en épocas remotas. Actualmente en este estratégico lugar se debe promover la conservación y desarrollo ecoturístico bajo la connotación paisajística, incentivando el desarrollo privado y la integración predial, pero partiendo de un Plan de Manejo como el formulado en 2012, que podría ser actualizado o ajustado por Decreto Municipal para incorporar una figura definida en el Componente General de la Estructura Ecológica de Soporte: los beneficios de Transferencia de Derechos de Construcción hacia las áreas receptoras de los ámbitos normativos.

Por lo tanto, si desde 2017 el cerro Sancancio goza de la declaratoria de Área de Interés Ambiental, según consta en el Documento Técnico de Soporte elaborado por la Secretaría de Planeación de conformidad con las directrices de la Estructura Ecológica de la Componente Urbana, y a la solicitud de la SMP de Manizales tras la tragedia invernal de abril 19 de 2017, también ahora con el liderazgo de la benemérita se retoma el sueño de ciudad para recuperar a Sancancio como parte de un corredor biológico, construyendo senderos ecológicos para accederlo cuidadosamente dada su fragilidad que condiciona los usos para no comprometer su proyección futura y considerando que, siendo estrecha la cumbre del Morro, en lugar de un acceso vehicular podría construirse un bulevar peatonal y un sistema liviano de telesillas.

Finalmente, dotando el estratégico escenario de un mirador con locales, senderos y equipamientos, la propuesta de desarrollo turístico con enfoque ecológico previniendo usos conflictivos del suelo y que no puede olvidar la vocación de santuario del preciado lugar, también debería apuntarle al beneficio de los sectores populares del entorno vinculando a los jóvenes y mujeres cabeza de hogar, previamente formados en tecnologías blandas como aviturismo, culinaria, artesanías y música, con el concurso del Sena y de las universidades, en el marco de un proyecto de ciudad como el que se propone para el Cabildo Abierto de la Comuna Palogrande, que mira a largo plazo un biocorredor entre el Jardín Botánico, el Cerro Sancancio, el Batallón Ayacucho y el Bosque Popular El Prado.

Imagen24: Sancancio, el Cerro Tutelar de Manizales, en 1949. Centro de Historia de Manizales.

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 04- MUNDO CHIMINIGAGUA: El Fuego.

 

AGUADAS: ESPLENDOR ENTRE NEBLINAS Y PASILLOS


En tierra de arrieros donde empalizadas entre neblina y pantanos conducen a la fonda atendida por Manuela Ocampo, sobre los 2.200 msnm en 1808 se funda Aguadas, 9 km al este de Arma, vecina a una ceja de bosque protector de la selva andina más extensa al norte del páramo de Herveo, cuando José Narciso Estrada oriundo de la Vega de Supía, José Antonio Villegas del valle de San Nicolás de Rionegro y otros, deciden establecer un nuevo poblado en dicho paraje de clima saludable, provisto de agua, apto para el viajero y estratégico para asegurar predios amenazados por las corrientes colonizadoras de principios del siglo XIX.

Desde 1542 se había fundado Santiago de Arma en los dominios del cacique Pipintá, cuando Belalcázar le ordena al capitán Miguel López Muñoz establecer una villa con carácter de fuerte militar, para someter las hostiles tribus vecinas, lo que le permitió a familias españolas establecerse para dedicarse a la explotación de yacimientos auríferos, contar con alcalde mayor, cabildo y encomenderos, hasta que al agotar las minas, escasear el agua y palidecer las rentas, emigran en su mayoría al valle de San Nicolás, por lo que en 1786 el rey ordena trasladar el poblado con sus privilegios y símbolos a Rionegro.

Así, la ruta que llega de Medellín y Rionegro, se bifurca en Arma y Aguadas: de un lado para cruzar el río Cauca en Bafú y entrar a la Provincia de Marmato donde están Supía, Anserma y Cartago; y del otro, a la Provincia del Sur de Antioquia conforme el frente de colonización va ocupando con sus fundaciones la vasta concesión Aranzazu, cuyos dominios inicialmente establecidos entre la vieja Arma y el Chamberí, mediante artimañas de don Juan de Dios y su derechohabiente la sociedad González-Salazar & Cía., se extienden por la vertiente oriental del río Cauca hasta la Provincia de Robledo ubicada al sur del río Chinchiná.

Tras la fundación de Sonsón (1800) y Abejorral (1805), la nueva aldea de 1808, será el portal más septentrional de entrada en la tierra del sombrero de iraca y el pionono, a la ruta donde el esplendor de nuestra arquitectura vernácula en continuos de bahareque, se repetirán al sur en las nuevas fundaciones del norte caldense: Salamina (1825), Pácora (1831), Filadelfia (1850) y Aranzazu (1853), y para transitar por las fértiles tierras de la alta cordillera Central, que entre blancas neblinas se extienden desde Sonsón y pasan por Encimadas, para continuar por los verdes valles de San Félix, Marulanda y el páramo de Romeral, hasta las empinadas laderas vecinas de Cerro Bravo.

De ese modo, en el proceso de colonización, conforme se van fundado poblaciones, la economía de la aldea empieza a soportase, primero a lo largo del siglo XIX en la ganadería, el cultivo del maíz y el laboreo de las minas, sumados al comercio aprovisionado por arrieros que unen centros como Rionegro ya beneficiado por el traslado de Arma y como Medellín con su desarrollo paulatino entre 1830 y 1850.

Y segundo, en el siglo XX concluidas las guerras civiles que producen cambios significativos en las territorialidades políticas del país, como la creación del departamento de Caldas (1905), al florecer la economía cafetera por estos dominios de la gesta colonizadora, apogeo que llega hasta el advenimiento de la revolución verde con el monocultivo del caturra (1970) y su propuesta de graves consecuencias ecosistémicas y sociales, por conducir a un modelo de dependencia tecnológica, causa de la actual crisis cafetera.

De este pueblo, tierra de Maestros como Libardo Flórez Montoya, Aníbal Valencia Ospina y Javier Ocampo López, parroquia en 1819, distrito en 1880 y hoy cuna del pasillo en Colombia, cuya economía se basa en café y plátano, y en menor escala en caña panelera y ganadería, habitado por gente amable con sentido de familia y poseedora de un folclor que conserva tradiciones y costumbres paisas, merecen mención los hermanos Félix, Diego, Tiberio y Emiliano Estrada Botero, artífices de una portentosa empresa de arriería, conformada por mil quinientos bueyes y mulas que en la alborada del siglo contribuyó al progreso de “La mariposa verde” sacando su café a la vía fluvial del Magdalena. Recuérdese que en la primera década de 1900, al industrializarse el café y surgir la portentosa arriería en Manizales con unas 10.500 mulas y bueyes, los hermanos Estrada de Aguadas, con 1500 animales – 700 bueyes y 800 mulas-,  se convierten en la principal empresa transportadora.

*  Imágen25: “Pasilleano”, Óleo de Carlos Alberto Osorio Monsalve, y Aguadas Pueblo Patrimonio de Colombia, en Caldesecotravel.com

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MARULANDA, EL POBLADO LENTO QUE ENORGULLECE A CALDAS


El municipio cordillerano de Marulanda, con 374 km2 de extensión, vecino a Marquetalia, Manzanares y Pensilvania con quienes conforma la subregión del “Alto Oriente” del departamento, y que bajo su jurisdicción tiene al centro poblado del corregimiento de Montebonito a 1.800 m snm, fue fundado en 1877 por el General Cosme Marulanda como legitimo representante de la Concesión González & Salazar, y erigido en 1885. Su emplazamiento se da sobre un paraje denominado Plancitos, localizado en la margen izquierda del río Guarinó, a 2.825 m de altitud, y en tierras que en épocas precolombinas fueron de los Pantagoras.

Pero la noticia que enorgullece a los caldenses, es que gracias a su arquitectura de tabla parada, al cuidado con el territorio, y a sus costumbres, Marulanda por su biodiversidad, medio ambiente y otros atributos, al igual que Pijao Quindío recibido el reconocimiento internacional como “Municipio lento” por el movimiento “Cittaslow” nacido en Italia, con el fin de exaltar la calidad de vida en poblados que “detenidos en el tiempo”, hacen que sus condiciones ambientales y cultura tranquila y apacible, sean visibles y sustentables. Entonces, si la vía Salamina-San Félix-Marulanda con 58 km, después de 50 años siendo estratégica sólo expresa el olvido continúa, ¿por qué no concluir su asfaltado?

Si de este precioso poblado cuyos lugares de interés son la Iglesia principal y el Parque Ángel María Melguizo, y sobre todo un patrimonio natural exuberante de bosques nublados y páramos, donde sobresalen las Cuevas de Bermúdez, el Parque municipal de la Palma de Cera y el Cerro de las Tres Marías: culturalmente, se destaca la ruana de Marulanda como principal bien de su industria artesanal a partir de la lana de oveja, cuyo emprendimiento se debe al liderazgo de la Cooperativa Ovina. Igualmente, los marulandeños también celebran el Festival de la lana, la papa, la leche y la arriería en noviembre, y las Fiestas de la Virgen de las Mercedes en septiembre.

En la dimensión social y económica, en este municipio de 2.700 habitantes, donde las mujeres son el 47.3%) y los hombres el 52.7%, el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas al 2018, registró un indicador promedio de 7,9% para toda la población, alcanzando un 3,4% para el área urbana contra un 10% ´para el sector rural. Si bien la economía de Marulanda se relaciona no el sector agropecuario, se cuenta con una tradición ovino-lanar soportada en un poco más de 3.000 ejemplares, ya que la Cooperativa Ovina fue creada en 1937, donde se estaca la producción de artesanías de lana como la ruana.

En Marulanda, y en la vereda El Páramo a 3.100 msnm y a 14 Km del área urbana, nace el río Guarinó cuyo caudal medio es de unos 30 m3/seg al recibir al río Perrillo en suroriente, desde donde continúa marcando el límite departamental con Tolima hasta su desembocadura en el río Grande de La Magdalena. De su cuenca de 624,85 Km2, donde la mayor proporción está desprotegida por su cobertura predominante de pastos, el 57% le pertenece a Marulanda, el 30% a Manzanares y el resto a Victoria, Marquetalia y La Dorada. Mientras en Montebonito al 2016 los pastizales con el 60% dominaron los usos del suelo, la cobertura boscosa apenas llegó al 30%.

En cuanto al cambio climático, la Agenda Ambiental de Corpocaldas-UAM, señala que según la temperatura promedio de la línea base (1976-2005), en el municipio de Marulanda, donde predominan los territorios fríos y de páramo bajo, con presencia de territorios de páramo alto y en menor proporción territorios templados. Aunque habrá aumentos en la temperatura que variará progresivamente hasta 2 °C para el 2100, también habrá incrementos en la precipitación superiores al 11%, razón por la cual se deberá avanzar en las estrategias de adaptación al cambio climático considerando entre otros impactos, problemas fitosanitarios por el incremento de la humedad relativa.

Aunque Marulanda es uno de los municipios de Caldas con mayor riqueza ambiental, cuenta con parte de la Reserva Forestal Protectora Central de la ley segunda de 1993, y posee el nacimiento y la mitad de la cuenca del río Guarinó, además del frágil ecosistema de páramo y de una alta densidad de bosques primarios y secundarios fundamentales para Caldas, donde además de bosques de palma de cera y de una gran variedad de flora y fauna altoandina, podría estimularse un programa de ecoturismo comunitario enfocado al aviturismo, como estrategia clave para ponerle límites a la ganadería extensiva, y asegurar la conservación y preservación de este fundamental patrimonio.

Finalmente, en el marco de la Gobernanza de los Páramos y de la Adaptación al Cambio Climático, se debería declarar PNN al páramo de Herbé que integra el páramo de Sonsón con el de los Nevados, y extender dicha figura a las 102 Ha de este último para generar unas pautas que permitan abordar la gestión de estos ecosistemas estratégicos para la biodiversidad y los ambientales, previniendo así los graves impactos de suelos en sectores de Marulanda (Caldas) donde tenemos el Páramo de Las Marías, y en el Páramo de Letras (Tolima), para no repetir los daños ya conocidos en los demás páramos de Colombia reportados por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC (2014).

Imagen26: Marulanda, panorámica aérea y vista del entorno de su cabecera. Fuentes: Sena y Alcaldía de Marulanda. Festival de la Lana PNUD 2016 y Continuo urbano de bahareque en La Patria.

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MANZANARES: “LA CIUDAD CORDIAL” ENTRE LAS MONTAÑAS DE CALDAS.




Manzanares, el precioso poblado caldense donde cada dos años se celebra la fiesta de la cordialidad, es un municipio fundado en tierra que estuvo ocupada antes de la conquista española por indígenas Marquetones y Pantágoras, el 2 de julio de 1863 al pie de los cerros tutelares de Monserrate y Guadalupe, y que es erigido en 1864 cuando también la aldea fundada por colonos provenientes de los departamentos de Caldas, Tolima y Antioquia, cambia su nombre de Villa de El Edén por el actual cuando en esta tierra donde se funde la cultura paisa, ya el comercio y la arriería procedente de Salamina, Aguadas y Medellín con destino al Magdalena cruzaba por el estratégico y próspero lugar habitado por gente amable y laboriosa.

Aunque apenas en 1879 se erige como municipio en épocas del Estado soberano del Tolima que lo anexa al circuito judicial de Honda, ya en 1907 Manzanares junto con Marulanda, Pensilvania, Marquetalia y Victoria según el decreto Nro. 763 de 1907, pasa al recién creado departamento de Caldas cuando apenas el poblado empezaba a prosperar tras largos litigios asociado a la ocupación de predios ya adjudicados, y la mayoría de ellos desde 1870 cuando se reclamó el reparto de tierras por parte de personas que siguieron llegando en busca de tierras de labranza, con lo cual el destino de Manzanares cambia entrado el siglo XX, al dejar de ser un lugar de paso para convertirse en una importante y próspera despensa agropecuaria. 

Pero también , Manzanares ha tenido varios templos en su plaza principal: primero el fundacional en bahareque y que fuera elevado a la categoría de parroquia en 1866; posteriormente un segundo templo con paredes de tapia dividido en tres naves y columnas de madera; y ya en 1902 se procedió a la construcción del tercero con características monumentales, pero que se incendió en 1945 quedando en pie sus columnas de piedra y el emblemático frontis; y finalmente se procedió a la construcción del actual con ferro-concreto y ladrillo, de estilo románico y republicano y tendencia modernista, adornado con más de 40 vitrales, mismo que en el año 2017 al es elevado a la categoría de Basílica Menor.

El municipio, con una extensión de 209.7 kilómetros cuadrados y poblado por 23 mil habitantes de los cuales 10 mil habitan la cabecera, y que dista 117 km de Manizales, 14 km de Pensilvania y 42 km de Freno, y cuenta con 3 corregimientos: Aguabonita que fue el primer asentamiento fundacional abortado por la estrechez de la cuchilla ubicada sobre la ruta a las veredas San Vicente, Guayaquil y La Gallera; Los Planes conformado por un poblado cruzado por la vía que conduce hacia Marquetalia y también por la que conduce a la vereda San Juan la Siria; y Las Margaritas que se ha desarrollado sobre un eje a lo largo de la vía que conduce hacia la vereda Las Mercedes.

En cuanto al clima, aunque la cabecera con una altitud de 1.863 m snm tiene una temperatura Promedio de 19° C, para el municipio  al 2000 la precipitación media variaba de 2500 a 4000 mm anuales y la temperatura promediaba alrededor de los 17,5 °C, con el cambio climático y de conformidad con los escenarios que entrega el IDEAM y presenta y la U. Autónoma de Manizales en las Agendas de Cambio Climático de Corpocaldas, aunque las precipitaciones aumentarán en promedio hasta un 10% para finales del siglo con mayor incidencia hacia el W dela cabecera del municipio, la temperatura se incrementaría así: para el 2040 en 1°C, para el 2070 en 1,8°C y para el 2100 en 2,2°C, con tendencia a un mayor incremento de la anomalía hacia el naciente.

Actualmente, la economía del municipio es eminentemente agrícola, con el café como principal cultivo con el 80 % de participación en la producción y generación de empleo para este sector que representa el 34% del PIB, seguido de la caña panelera y del aguacate; el siguiente renglón de su economía agraria es la ganadería con una población total de 5.300 reses distribuidas en doble propósito el 87 %, ceba integral el 10 % y lechería un 3 % con una producción promedio de 4.400 litros diarios. Y pese a que existe una Planta de Tratamiento de Frutas y Hortalizas concebida antes de 2015 en el marco del Proyecto Arquímedes como estrategia departamental para crear los distritos agroindustriales, en las subregiones de Caldas, el programa no ha tenido el impacto esperado.

En la dimensión social para Manzanares, donde el Índice de Pobreza Multidimensional es de 37,5 a nivel municipal, con un indicador del 28,8 en la cabecera y del 48,8 en la zona rural, las Necesidades Básicas Insatisfechas el al 2020 muestran un NBI sobre el 13%, al igual que en Norcasia, Victoria y Samaná; y aunque en Caldas a nivel rural tan solo Marmato, Supía y Marquetalia se enmarcan en la categoría de microfundio (menos de 3 has), los Índices de Concentración de la Propiedad Rural a Nivel Municipal entre 2000 y 2010, se incrementaron pasando de 0,715 a 0,723 en tierras y de 0,746 a 0,804 en propietarios, lo que contrasta con Marquetalia donde ambos indicadores al 2010 son del 0,505 y del 0,607 en su orden.

Finalmente, en Manzanares cuyo territorio está bañado por las aguas del Guarinó, La Miel y el San Juan, el tema de la conectividad depende de la vía Petaqueros-Manzanares como conexión del Alto Oriente Caldense que principalmente en el sector de Buenavista, (Petaqueros, sector río Guarinó, límites con Tolima) además de vulnerable es crucial, por tratarse de la ruta vial más estratégica de dicho territorio que sistemáticamente resulta afectada durante las temporadas invernales. Allí, se debería construir un puente sobre el río Guarinó para una conexión por la Marina en límites entre Manzanares y Marquetalia para pasar por el Tablazo a Fresno – Tolima, y conformar un clúster entre estos tres municipios con Pensilvania – Caldas.

Imagen27: Izq. Templo de la Basílica Menor en Manzanares-Caldas. Site.caldas.gov.co. Der. Manzanares- Caldas: templo principal construido en 1902 e incendiado en 1945. Archivo Sebastián Escobar.    

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MURILLO ENFRENTA LA AMENAZA CONVIVIENDO CON EL VOLCÁN

 



Murillo, poblado del norte del Tolima que históricamente se ha destacado como una despensa por su producción ganadera, de trigo, fríjol, cebada, yuca y papa, aunque aparece como aldea de una nueva migración de Antioqueños y Boyacenses al ser fundada el 24 de octubre de 1872 por Ramon María Arana, Clemente Cifuentes y Rafael Parra, en 1985 es elevada a la categoría de municipio, con un territorio que abarca 417.29 km², cuyos límites son los municipios de Villahermosa por el norte, Líbano por el oriente y Santa Isabel por el sur, y los departamentos de Risaralda y Caldas por el poniente.

Como referente histórico de esta población donde ahora viven 4950 habitantes, de los cuales 2000 habitan en la cabecera, tenemos; 1- el nombre inicial de Lepanto que se le asigna, cambia por el de Murillo en honor al dos veces presidente de Colombia, el médico y escritor Manuel Murillo Toro (1816-1880) por su origen tolimense; 2- La carretera que comunica al Líbano con Murillo por deberse a la Ordenanza No.021 de julio de 1937, es contemporánea a la vía de 1939 entre Manizales y Fresno, y a la troncal de Occidente por Anserma y Riosucio.

Si actualmente, la pavimentación de la vía Cambao-Líbano-Manizales, mejorará la conectividad de la cabecera municipal ubicada a 3000 m snm sobre una meseta en las estribaciones del Nevado del Ruiz, el desafío para Murillo estará no solo en aprovechar su riqueza paisajística de paramos y nevados, sus fuentes termales y potencial piscícola de ríos y multitud de lagunas como El Escondite, Verde, Negra, Colorada y Mosul, sino también el patrimonio arquitectónico del bahareque de tabla parada como arquitectura vernácula, característico de la ruta del Cable Aéreo Manizales-Herveo-Mariquita de 1922.

El área rural de Murillo cuyo territorio segregado del Líbano desde 1985, con una altitud media de 2500 metros sobre el nivel del mar, hace parte del piedemonte cordillerano que empieza en el PNN de los Nevados al incorporar mesetas y derrames lávicos de los últimos 2 millones de años, los que explican los páramos desde donde drena su sistema hidrográfico conformado por los ríos Recio y Lagunillas que se alimentan de los glaciares del Nevado del Ruiz, además de los río Vallecitos y La Yuca, y de otras corrientes menores como las quebradas La Esperanza, Guamal, Las Dantas, El Carmen, Las Parcelas, Las Novillas, Los Lagartijos, Peñones, Rosario y Blanca.

Y yendo al tema del volcán, mientras en el resto del país nos preguntamos qué le puede ocurrir al poblado más emblemático del Complejo Volcánico Ruiz-Tolima por ubicarse a 17 km del Cráter Arenas, los murillenses de la mano de su alcalde que ha pensado en el Festival del Volcán, reflexionan sobre estrategias para convivir con el fenómeno mirando el patrimonio natural que nos ha dado: empezando por las aguas, los paisajes y la biota del páramo, gracias al espesor de casi 1 km de las lavas vertidas sobre el cinturón paleozoico de la Cordillera Central tras un vulcanismo de edad pleistocénica que también le aporta fertilidad a los suelos, de la alta cordillera.

Es que además de agua, biodiversidad, paisaje y servicios ambientales desde este territorio, los suelos asociados a las cenizas volcánicas depositadas en los últimos 20 mil años gracias a la dispersión de los piroclásticos transportados por el viento a gran distancia conformando varias capas desde San Félix hasta Roncesvalles, pasando por Murillo donde la fertilidad de las tierras supera más de 10 veces la feracidad de los Llanos Orientales de Colombia, por lo cual el Gobierno Nacional puede replicar en Murillo algo similar a lo ocurrido con la emergencia económica de 1985 cuando se expidió la Ley 44 de 1987 para otorgar beneficios, buscando con ello convertirlo en una despensa agrícola de Colombia.

Además, si la apuesta es facilitar los procesos de transformación ambiental y productiva que se requieren para hacer del volcán un huésped condicionante de acciones y beneficios, evitándose con ello que las comunidades tengan que sufrir y padecer las agresiones del medio por no comprenderlo, ahora que el PNN de los nevados ha sido declarado sujeto de derechos bioculturales, ¿por qué no declarar su zona amortiguadora del PNN estimada en 1 km según el estudio de la Fundación Grupo HTM elaborado para Corpocaldas en 2014? Esta estrategia permitiría vincular a las comunidades vecinas para que se apropien de los procesos de adaptación ambiental y conservación del territorio.

Siendo así, los murillenses apalancados en un ecoturismo comunitario no extractivista que en lugar de explotar el medio lo coseche mirando este frágil territorio como un patrimonio para no repetir experiencias y modelos que ha degradado santuarios en la Sierra Nevada y en poblados emblemáticos del Paisaje Cultural Cafetero, podrán convivir con el volcán respetándole su territorio, lo que incluye la zona cercana al cráter Arenas por tratarse de un riesgo alto donde las alertas tempranas no aplican, y de páramos en los cuales la protección, conservación y sostenibilidad, deben estar garantizadas mediante planes de manejo ajustados a la Resolución 0769 de 2002.

Imagen 29: Murillo-Tolima, de oriente a occidente, por Alexander Jiménez en Retos MTB.

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ANEXOS 04- Mundo del Fuego:

 

CUMANDAY, ¿EL LEÓN DORMIDO?



El Ruiz, llamado por los indígenas Quimbayas Cumanday, ubicado al sur del Páramo de Erbé o Mesa de Herveo en época de la Colonia, es una de las estructuras volcánicas activas más conocidas de Colombia, que hoy lleva el nombre del dueño de la encomienda de Pampaná en Chinchiná, y cuya cumbre de lavas andesíticas ubicada a los 4°53’N y 75°19’W, llega a los 5330 m snm.

La prehistoria geológica del volcán Nevado del Ruiz se remonta al Pleistoceno, es decir a 1,8 millones de años. Se trata del período ancestral que dura entre 0,8 a 1,0 millones de años, en el que tienen lugar las primeras erupciones, y en el que se forma un complejo de grandes estratovolcanes que colapsan y forman calderas de entre 5 y 10 km de diámetro.

Sigue otro período antiguo que dura más de medio millón de años, durante el cual se desarrollan grandes estratovolcanes sobre el paisaje caldérico; y que durante los últimos 150 mil años cierra con la formación de calderas explosivas en sus cumbres, y con el desarrollo del actual edificio volcánico y de los otros conocidos en el entorno a través del emplazamiento de domos andesíticos y dacíticos. La Olleta y La Piraña, son dos cráteres parásitos alineados con ochenta mil a cien mil años de antigüedad, que revelan parte de esa historia.

El edificio volcánico, es un estratovolcán de 2035 m, perteneciente al segmento volcánico más norte de los Andes, y emplazado sobre el cinturón cristalino de la Cordillera Central de Colombia, y que se denomina Complejo Volcánico Ruiz Tolima.

Hasta aquí la prehistoria geológica, porque entrando a la historia geológica reciente, durante los últimos 11 mil años el Ruiz ha tenido cerca de 12 etapas de actividad eruptiva, con múltiples eventos conexos como corrimientos de tierra, flujos piroclásticos y lahares, en las que se ha dado la destrucción parcial de los domos volcánicos de la cima.

Así como conocemos de la historia geológica más antigua del Ruiz por la morfología de las estructuras volcanotectónicas, también podemos saber de su actividad reciente mediante la datación de suelos orgánicos bajo las capas de cenizas, y de otras evidencias geológicas que a modo de huellas dejaron las erupciones de los últimos miles de años. Las erupciones importantes datadas por radiocarbono concluido el Holoceno y ya en el Antropoceno o “Edad de los humanos”, son del 6660 a. C., 1245 a.C±150 años, cerca del 850 a. C. y 200 a.C±10 años, así como del año 350 d.C±30 años y del 675 d.C±50 años.

Los hielos que durante el Pleistoceno cubrieron más de 1000 Km2 del Complejo Ruiz Tolima, se retiraron 14 mil años atrás dejando como evidencia los valles glaciares y las morrenas hasta los 3500-3400 m snm, además de depósitos fluvioglaciares como los que llenan las cuencas bajas del Chinchiná, Gualí y demás ríos del drenaje mayor. Pero, aunque no tenemos historia en Cerro Bravo, se han datado eventos de los años 1720 ± 150, 1050 ± 75 y 750 d. C. ± 150, años, y podemos observar los depósitos poligénicos de nubes ardientes en las cabeceras del río Aguacatal y en el Perrillo.

Aunque las erupciones del Ruiz y del Cerro Bravo tienen en común un carácter explosivo, mientras las de Cerro Bravo han mostrado un nivel moderado alto y con un mayor nivel de dispersión de las riadas gasopiroclásticas, lo que se explica por lavas más viscosas propiciando columnas eruptivas de colapso, las del Ruiz han sido de coeficiente explosivo de nivel moderado bajo, con presencia de una columna eruptiva preferiblemente vertical sostenida, aunque se presenten pequeños flujos piroclásticos relacionados con riadas que emergen del cráter por efectos de boquilla y por desprendimientos de la pluma eruptiva.  A modo de ejemplo, en 1985, uno de estos eventos secundarios denominados “surge”, arrasó el refugio del Nevado del Ruiz.

Así no se tenga algo escrito en la historia, porque habitamos este territorio del segmento volcánico más septentrional de los Andes, aunque poco sabemos de las corrientes humanas migratorias asiáticas que hace 12 o 14 mil años entraron a las Américas por el estrecho de Bering, luego pasaron por Colombia y posteriormente bajaron hasta la Patagonia, tardando 1000 años en ocupar el continente, ni podamos explicar las pinturas rupestres de unos 20.000 años en Chiribiquete.

Ya en la época actual, es decir desde el descubrimiento de América y la conquista que es lo que más nos debe competir, sabemos también de las erupciones históricas de los años 1595, 1845 y 1985, con lahares repitiéndose donde ahora se destruye Armero. Los dos primeros eventos, coinciden con la pequeña glaciación de 300 años ocurrida entre 1550 y 1850, época en la que el área de los glaciares sumó casi 100 km2 y el volcán del Quindío al igual que el del Cisne era nevado. La evidencia de esta neoglaciación, son los actuales arenales del Ruiz, cuyo volumen debe ser tenido en cuenta como factor de formación de lahares, por la copiosa lluvia que acompaña la erupción, sumada a los deshielos.

En sus “Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales”, Fray Pedro Simón relata: la erupción del Nevado del Ruiz ocurrida el domingo 12 de marzo 1595, aludiendo a tres truenos sordos que se oyeron más de 30 leguas por toda su circunferencia, y a crecientes por el Lagunilla que cobraron la vida de unos 600 indígenas Gualíes y que dejaron media legua de peñascos entre ellos, uno mayor que un cuarto de casa. Añade además que, en Cartago, además de oscurecerse el cielo del medio día, las cenizas cubrieron los pastizales con una capa que superó un palmo con su espesor, por lo cual las vacas no dieron leche hasta que las lluvias de los días siguientes lavaron tanta pestilencia.      .

Igualmente, tras un sismo ocurrido en la mañana del 19 de febrero de 1845, surge un flujo de lodo por el valle que alcanza a Armero cobrando la vida de mil personas, y partiéndose en dos: la mayor proporción que alcanza el Magdalena lleva bloques de hielo, y la pequeña que va al norte alcanza a represar el río Sabandija. Como hipótesis, el que no se reporten cenizas en 1845, podría explicarse por la ocurrencia de un gran evento de ángulo bajo, que en magnitud supera las erupciones de 1595 y 1985.

Finalmente, desde finales de 1984, luego de un incremento en el nivel de la actividad sísmica cerca del Ruiz y del depósito de azufre en la cumbre del volcán, posteriormente se da el aumento de la actividad fumarólica, lo que desemboca primero en una pequeña erupción freática con expulsión de ceniza el mediodía del 11 de septiembre de 1985, y luego en el paroxismo del 23 de noviembre de 1985, cuando se produce la erupción magmática con los lahares que ocasionan el desastre de Armero. Si la erupción de 1845 fue de unos 2 Km3 de magma que se habría acumulado en 250 años, y la de 1985 tan solo fue de 0.1 a 0.2 km3, el Ruiz después de 150 años aún tendría un acumulado de 1 km3 de magma disponible, para un evento de magnitud similar al de 1595, cuando el cráter al igual que ahora no presentaba.

Aunque después de Armero, como evidencia de que “El león dormido” aún acecha, la inestabilidad del sistema volcánico ha sobresalido por dos pequeñas erupciones ocurridas en 1989 y 2012, el cráter Arenas ahora con 300 m de profundidad, muestra justo en el fondo el surgimiento de un domo localizado al Oeste del gran cráter, con de más de medio centenar de metros, tras la extrusión de lava al lado del cráter secundario de 150 m de diámetro. Y en la actual crisis de Abril-Marzo de 2023, después de años de alerta amarilla se ha declarado a alerta Naranja, lo sensato es pensar que este nivel de alerta anunciando la probabilidad de una erupción en días o semanas, no duraría tanto, así sea para retornar al estado anterior o al nivel de alerta roja que significa erupción en curso.

Habrá que señalar que además de los flujos de lodo o lahares como amenaza ya conocida del Ruiz, además de las riadas gasopiroclásticas que afectarían algunos kilómetros contados en las inmediaciones del cráter, están las erupciones importantes de ceniza, por su afectación para el ganado, a las fuente de agua y a la florescencia, además de su impacto en las rutas aéreas y descargas eléctricas y lluvias pertinaces que acompañan el fenómeno; y respecto a las pequeñas emisiones continuas o frecuentes, habrá problema para la salud si no se protege la vista o las vías respiratoria o por la exposición prolongada para las personas con afectaciones cardio-pulmonares, bronquitis crónica y asma preexistente.            

Aunque sabemos de la imposibilidad de predecir eventos de comportamiento errático, sí se puede prever con algún acierto una erupción de importancia, tal cual lo hizo Ingeominas en el Volcán del Huila en 2007 cuando logró anticipar la ocurrencia de flujos de lodo catastróficos, pese a las naturales limitaciones que imponen la ciencia y la tecnología, y permitiendo con ello dar alerta a varios miles de habitantes indígenas de las poblaciones ribereñas de Belalcázar, Inzá y Tesalia, quienes se aseguraron en la parte alta de la montaña en la madrugada del 18 de abril, poniéndose a salvo de lahares, comparables a las avalanchas del Páez causadas por el fatídico Sismo de 1994 que había dejado unos 1100 muertos.

 Contrario a lo que ocurrió en 1985 con el Ruiz, cuando los flujos de lodo por el Gualí, Río Claro, Lagunillas y Azufrado alcanzaron poblados como Armero, Mariquita y Chinchiná causando la muerte a unos 25 mil habitantes, además de causar la pérdida de ganados y propiedades arrasadas por dichas riadas que igualmente destruyeron carreteras, puentes y anegaron tierras de cultivos, hoy por fortuna las zonas de amenaza severa no están ocupadas, la gestión del riesgo se ha institucionalizado, se tiene como garantía el eficiente servicio de monitoreo volcánico, y se sabe con relativa certeza del nivel de severidad, alcance y clase de amenazas que podemos y debemos atender.

A modo de ejemplo tenemos la ocurrencia de flujos de lodo catastróficos asociados a la erupción del Volcán Nevado del Huila ocurrida la madrugada del pasado 18 de abril de 2007, sin que se hayan dado víctimas humanas mortales, como evidencia de la capacidad de una comunidad indígena sólida y organizada, gracias al fuerte tejido social que la caracteriza, y a los beneficios pedagógicos asimilados y recursos materiales provistos tras la reconstrucción física que se hizo después del desastre del Páez, ocurrido por el sismo de 1994.

Allí, se puso en evidencia que, tras los daños causados por dos avalanchas vulcanogénicas: destrucción de carreteras, puentes y decenas de hectáreas de cultivos ribereños del cañón del río Páez arrasados, aunque la crisis volcánica continuó bajo el imperativo de un enorme potencial de amenaza, gracias a la valiosa información científica del orden geofísico y vulcanológico suministrada por el INGEOMINAS, funcionando oportunamente dentro de las naturales limitaciones que imponen la ciencia y la tecnología, con el concurso de la comunidad el riesgo puede mitigarse, asumiendo un evento similar al de 1595, por el volumen de magma que podría estar involucrado, aunque el tema sería la dirección imperante del viento y con ello la zona afectada por caída de cenizas en el momento de la erupción.

Imagen. Volcán Nevado del Ruiz: Lahares cuaternarios en áreas de Armero (Geociencias U.N de Colombia 1985)- Cráter Arenas en 2020 (Ingeominas)- Extensión de glaciares desde 1850 (IDEAM 2012) – y Panorámica desde el poniente (Fot. de Jaime Duque Escobar).

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PÁRAMOS: ECOSISTEMAS VULNERABLES AL CAMBIO CLIMÁTICO.





¿Por qué no extender el PNN de los Nevados desde 58,3 mil Ha hasta 130 mil Ha, que es el área de páramos en el lugar? Aún más debería extenderse la figura de PNN al norte de dicho lugar y hasta la ceja de páramo de Sonsón, para abrazar la franja cordillerana que fuera denominada Páramo de Erbé o Mesa de Herveo en época de la Colonia, con lo cual se garantizaría no solo un corredor de conectividad biológica en el estratégico ecosistema y el agua para las poblaciones del Norte o Oriente de Caldas, sino también la pervivencia de especies como la palma de Cera del Quindío y el Cóndor de los Andes- que son emblemas de Colombia-, hoy en peligro de extinción.

Nuestros páramos, como elementos biogeográficos tropicales, que por condiciones de clima, flora y suelos comparten Perú, Ecuador, Venezuela, Panamá y Costa Rica, en el caso de Colombia benefician la Región Andina con sus tres cordilleras y el sector Nariño-Putumayo, además del área de influencia de la Sierra Nevada de Santa Marta, lugares donde la pervivencia de la biota y las actividades socioculturales y económicas, aunque están amparados por la Ley 99 de 1993 por ser altamente vulnerables, requieren no sólo de su conservación sino también de estrategias de manejo sostenible para su adaptación al cambio climático.

En Colombia donde se concentra la mitad de los páramos del mundo, estos ecosistemas propios de latitudes tropicales, que al definirlos se sitúan entre los bosques altoandinos y la isoterma de nieves perpetuas así su precipitación media anual varíe según el lugar, con el calentamiento global han venido migrando a zonas de mayor altitud, tal cual se advierte en el país al observar su dinámica en los glaciares del Parque Natural de los Nevados: si en 1970 cubrían 29 km2, de ellos 20 km2 en el Ruiz, 9 km2 en el Santa Isabel y 3 km2 en el Tolima, hoy en extensión sólo tienen la tercera parte.

Se puede hablar de subpáramo, páramo propiamente dicho y superpáramo; y aunque el límite altitudinal varía según el lugar, existe una variedad de vegetación paramuna entre matorrales, frailejonales, chuscales y pastizales que los caracteriza. Mientras en la transición entre el bosque altoandino y el subpáramo las temperaturas medias son inferiores a los 9°C, y en el páramo medio menos de 6 °C, en el superpáramo están por debajo de 3 °C. Y dado que en Colombia las condiciones biográficas favorecen a la Cordillera Oriental, el de Sumapaz-Cundinamarca- con 333.420 Ha de las cuales la tercera parte están protegidas, es el páramo más grande del mundo.

Aunque existe una equivalencia altitudinal de bosque altoandino y subpáramo, al delimitar el subpáramo entre los principales indicadores se tienen, además de una humedad relativa promedio del 85%, la presencia de heladas aunque la temperatura media anual es de 10°C, y unas  altitudes típicas establecidas en rangos entre 3.000-3.300 y 3.500-3.800 msnm y por ahora, dado que estos límites tienden a elevarse cerca de 170 m por cada °C que se incremente la temperatura por el cambio climático, que además de deshielos traerá incremento en las lluvias para los páramos.

Pero entre las tres franjas de páramo cordilleranos, si en la Cordillera Oriental aparecen la mitad de ellos, y en todos el paisaje dominado por el modelado glaciar pleistocénico está caracterizado por valles en U, lagunas emplazadas en áreas de socavación limitadas por abundantes bloques y afloramientos rocosos que fueron arrastrados por los glaciares, otra cosa ocurre en los de la Cordillera Central donde adicionalmente aparecen estructuras vulcanogénicas que durante los últimos tres millones de años afloraron en los fragmentos volcánicos del Galeras, Huila y Ruiz, irrumpiendo en la suave y ondulada topografía.

Para estos ecosistemas estratégicos por los servicios ambientales como la regulación del clima y del patrimonio hídrico, aunque se ha logrado la declaratoria de Sujeto de Derechos en 2020 para proteger la vida, la salud y el ambiente sano en unas 58.300 Ha, urge no solo ampliar el PNN para cubrir el Complejo de Páramos y declarar las Zonas Amortiguadoras para vincular a las comunidades que pueden desarrollar un ecoturismo comunitario sostenible, en lugar de un extractivismo turístico que además de desolar escenarios borrando la cultura, monopoliza la oferta con paquetes excluyentes de todo incluido que dejan por fuera a las comunidades locales.

Finalmente, si para en el PNN de los Nevados donde el régimen bimodal de lluvias varía de 1.500 a 2.000 mm por año en la vertiente Occidental contra 1000 mm anuales en la Oriental, y al año 2000 aún se mantenía el 80% de ecosistemas naturales, habrá que tener en cuenta la urgencia de declarar el Área de Amortiguamiento mirando el Complejo de Páramos cuyas 102 mil Ha superan la del PNN,  para proteger estos frágiles ecosistemas ubicados altitudinalmente entre los 3.550 y los 5.280 msnm, donde se incluyen los páramos de Quindío, Peñas Blancas, Aguacatal, Santa Isabel, del Ruiz y Herveo.

Imagen28: Parque Natural Nacional los Nevados- Jurisdicciones y Zonas amortiguadoras. SINA, 2002.

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RÍO BLANCO: ¿NEGLIGENCIA O ENCRUCIJADA?


El emplazamiento en La Aurora de Tierraviva, ubicándola a 140 m de la Reserva Forestal Protectora (RFP) de Río Blanco en Manizales, desconociendo que el estudio “Articulación de Zonas con Función Amortiguadora SIDAP Caldas” de la Fundación Grupo HTM elaborado para Corpocaldas en 2014, recomendaba un ancho de 700 m para una Zona con Función Amortiguadora de una RFP, significa desconocer el Decreto 2372 de 2010.

Llevar a una zona con función amortiguadora (ZFA) “la jungla de concreto” con un huella ecológica cuatro veces superior al área de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco, produciendo impactos 100 veces superiores a los que generaría desde Manizales por estar 10 veces más cerca, supone alterar de forma grave e irreparable el hábitat de las especies que allí se protegen y modificar la dinámica bioclimática del bosque de niebla en la cuenca, y con ello sus servicios ambientales.

Partiendo de que la RFP de Río Blanco por albergar especies endémicas vulnerables y en peligro de extinción, y proveerle a los manizaleños servicios ambientales como el 35% de su agua cuya oferta depende de la regulación hidro climática, para no avanzar con un uso conflictivo del suelo que se traduce en pasivos ambientales afectando un bien vulnerable que debe estar protegido, como carga que deberán saldar las especies protegidas con su pervivencia, ¿por qué no aplicar el Principio de precaución que se contempla en el Art 1 Numeral 6 de la Ley 99 de 1993?

La huella ecológica superando tres veces el área de la reserva que es de 4932 hectáreas, genera un desbalance ecológico de 15 mil hectáreas. En consecuencia, si dicha área de interés ambiental, como construcción social e histórica es un territorio sujeto de derechos socioambientales, dada su condición de RFP de interés nacional y para la ciudad, debería estar amparada por los artículos 1, 79 y 80 de la Carta, la Ley Ambiental General (Art 1) y los principios rectores de la Ley 388 de 1997 del Ordenamiento Territorial (Art 2).

Además: según el Decreto 2372 de 2010, la reserva, alinderación, declaración, administración y sustracción de las áreas protegidas bajo las categorías de manejo como integrantes del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, “son determinantes ambientales y por lo tanto normas de superior jerarquía que no pueden ser desconocidas, contrariadas o modificadas” (SIC) en la elaboración, revisión y ajuste y/o modificación de los Planes de Ordenamiento Territorial de los municipios y distritos, de acuerdo con la Constitución y la ley.

Conforme a lo anterior, en materia de ordenamiento territorial, nuestras entidades territoriales no pueden regular el uso del suelo de las áreas reservadas, delimitadas y declaradas como áreas del SINAP, quedando sujetas a respetar tales declaraciones y a “armonizar los procesos de ordenamiento territorial municipal que se adelanten en el exterior de las áreas protegidas con la protección de éstas” (SIC),un asunto que reafirma el espíritu del Estado de proteger la diversidad e integridad del ambiente y conservar las áreas de especial importancia ecológica, desde su propia periferia tal cual lo haría una ZFA.

Como antecedentes, la empresa constructora CFC, para urbanizar en La Aurora a lindes con la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco pudo obtener el cambio de uso del suelo, mediante una declaratoria de suelo urbano en el POT del 2003 para La Aurora; y solicitar en 2010 la sustracción de dicho predio como parte integrante de la Zona de Reserva Forestal Central, de Colombia (Ley 2 de 1959). Aquí, vale la pena recalcar que el suelo de protección dentro de cualquiera de las clases contempladas en Ley 388 de 1997, tiene restringida la posibilidad de urbanizarse.

Los 10 mil habitantes que vivirían en la urbanización Tierraviva ocupando 12,5 hectáreas de 56 hectáreas que posee la empresa urbanizadora CFC, suponen una densidad de unos 204 mil habitantes por milla cuadrada, contra 10 mil habitantes por milla cuadrada de las áreas urbanas y periurbanas de Manizales, o de 40 mil habitantes por milla cuadrada de la zona central más densamente urbanizada de la ciudad, la cual corresponde a las zonas comercial y de servicios desde el Centro Histórico hasta el Cable.

De conformidad con el principio de que la intensidad de los fenómenos físicos ondulatorios, varían inversamente con el cuadrado de la distancia (Kepler 1604, en Guía Astronómica Pg 39), los impactos sobre la Reserva de Río Blanco generados por iluminación, variación térmica y ruido que se ocasionan urbanizando a tan solo 140 m de distancia de dicho bien, son diez mil veces superiores a los ocasionados por dicha urbanización sobre el PNN de los Nevados que está a 14 km, y por lo tanto 100 veces más lejos de Tierra Viva que de la RFP de Río Blanco.

Lo anterior permite dimensionar la necesidad de un anillo de contención o Zona con Función Amortiguadora ZFA de 700 m de ancho, como el sugerido por la Fundación Grupo HTM en el estudio de 2014 elaborado para Corpocaldas, titulado “Articulación de Zonas con Función Amortiguadora SIDAP Caldas” (Pag 31), e incorporado en el Cuadro 7 del POMCA del Río Chinchiná: Fase de  Zonificación Ambiental de la Cuenca (Pág. 30), el que fuera retirado posteriormente argumentando la falta del documento de soporte (Pag 8). Como referente, la Fundación Grupo HTM, por la misma época fue la responsable de formular la Estructura Ecológica de Manizales.

Finalmente: recuérdese que en 2018, el Juez octavo administrativo de Manizales, ordena frenar construcción de viviendas de la construcción de la ciudadela Tierra Viva en cercanías a la reserva natural Río Blanco, donde la decisión se basó en el principio de precaución contemplado por la Ley y de conformidad con lo señalado por la Corte Constitucional (CCC, Sentencias T-236/17 y 238/ 17, 2017), en cuanto a que exista peligro de daño al medio ambiente tal cual se ha observado en este documento.

Imagen30: Izq. Mapa 11 que aparecía en el POMCA del Río Chinchiná, mostrando las áreas protegidas de la Cuenca. Der. Plan Parcial de La Aurora en Centro de Estudios y Gestión de Derechos para la Justicia Espacial.

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NUESTROS BOSQUES DE NIEBLA EN RIESGO



Estos ecosistemas únicos y de gran valor por su biodiversidad y como reguladores del ciclo hídrico y fuentes de estabilidad climática, podrían desaparecer en Colombia donde el modelo de ocupación del suelo entra en conflicto con su frágil estructura ecológica, en especial por la ganadería y el urbanismo como factores disipadores de su atmósfera húmeda y brumosa.

Si queremos preservar los escasos relictos de dichas selvas nubladas que en Colombia llegaron a sumar 9,7 millones de hectáreas, de las que sólo resta la cuarta parte, habrá que mitigar el riesgo frente a la amenaza antrópica mediante acciones judiciales efectivas, y de protección, recuperación y adaptación al cambio climático.

De lo contrario, los pocos bosques andinos nubosos que aún no hemos arrasado, y que aparecen entre 1800 y 3000 msnm, en mayor proporción sobre las vertientes occidentales de las cordilleras Occidental y Central (caso Río Blanco), podrían correr la misma suerte de los guaduales del país, poáceas representativas de nuestros andes tropicales que durante los últimos dos siglos cambiaron su extensión de doce millones de hectáreas a solo cincuenta mil, 20 mil de estas en el Eje Cafetero y 6 mil en Caldas.

En la región andina estos frágiles ambientes húmedos caracterizados por la neblina perenne, son un portento ya por la biota propia con variedad de epífitas, musgos, líquenes, hongos y helechos; ya por la alta riqueza de anfibios, con 121 especies en la Cordillera Central, 118 en la Occidental y 87 en la Oriental, (Cavelier et al. 2001); ya por las especies endémicas y en vía de extinción que albergan, como gallarias, tucanes, dantas de páramo, tapires, osos de anteojos, palmas, credelas y prunas.

Se estima que sólo el 2,5% de los bosques tropicales del mundo son nublados. Allí, el aire proveniente de regiones bajas, húmedas y cálidas, aporta humedad que en lugar de precipitarse se condensa, garantizando la vida de especies que dependen de un ambiente de saturación hídrica perdurable. De ahí la gravedad del daño que suele ser irreversible cuando se alteran los ciclos biogenéticos, en estos ecosistemas montanos de nuestros andes, considerados fundamentales para el mantenimiento de las fuentes de agua y como sumideros de carbono, y cono complemento del banco de germoplasma por sus plantas silvestres tropicales parientes de especies domesticadas.

Según el Instituto Humboldt IAvH, la literatura especializada registra en el Eje Cafetero los siguientes bosques nublados: Caldas, en Manizales (Río Blanco) y Aranzazu (El Laurel); Quindío, en Salento (cuenca alta río Quindío y Reserva Acaime) y Génova (Servia y Mirlas); Risaralda, en Pereira, (Ucumarí, SFF Otún Quimbaya y La Suiza), Santa Rosa de Cabal (La Selva y la reserva Campoalegre), Mistrató (Alto de Pisones y El Empalmado), Pueblo Rico (Siato y PNN Tatamá) y Santuario (Los Planes). Faltarían otros, varios incluidos en áreas protegidas.

Si dentro del rango de altitudes de dichos bosques, aún continúan incidiendo factores severos que comprometen dichos ecosistemas, cuando se trate de bosques de niebla vitales, donde la amenaza gravita comprometiendo la prestación de servicios ambientales esenciales y la biodiversidad, tal cual ocurre en Río Blanco, CHEC y Cocora, por qué no aplicar el principio precautelar, y proceder con una figura de PNN para blindarlos, o en su defecto con una declaratoria de sujeto de derechos como  alternativa última que les queda a los bosques de niebla para su pervivencia en Colombia, y luego retomar el programa del IAvH (2007) trazando nuevas metas de conservación y uso sostenible de la biodiversidad, a la luz de las nuevas problemáticas de nuestros bosques tropicales nubosos en la región andina, para actualizar la información sobre biodiversidad, reformular las políticas y metas que tenían alcance al 2010.

Lo anterior permitiría, controlar los factores que los continúa diezmado, e incorporar la amenaza del cambio climático no contemplada entonces por el IAvH, como fenómenos determinantes de primer orden para la pérdida de biodiversidad, y el deterioro de los servicios ambientales en áreas de baja altitud vecinas a centros urbanos importantes de las cuencas de la región andina, que es donde persisten las actividades y cambios de uso del suelo, que conllevan los impactos severos sobre los bosques nublados que hoy se extienden desde las selvas subandinas hasta el páramo.

Imagen31: Bosques de Niebla en Colombia. IAvH 2007.

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*Profesor Especial de la Universidad Nacional de Colombia, Ingeniero Civil con estudios de posgrado en Geotecnia, Geofísica y Economía; además, Expresidente de la Red de Astronomía de Colombia RAC, Socio de la SMP de Manizales, Socio Honorario de la SCIA, Miembro Correspondiente de la Academia Caldense de Historia y Miembro de la Corporación Aldea Global. Web: Godues   E-Mail: gduquees@unal.edu.co 

Documento del Museo Interactivo Samoga de la U,N., de Colombia. Manizales, febrero 18 de 2024. Portada: La Ecorregión en los Mundos de Samoga.

 

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Fuentes Bibliográficas y Complementarias:

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Agenda para el Territorio Conurbado Otún-Chinchiná. Por: Gonzalo Duque-Escobar (2023);. Documento del Museo Interactivo Samoga.

Agricultura sostenible: reconversión productiva en la cuenca del río San Francisco. Aguirre D. Carlos Mario, Ortiz O. Doralice, Duque E. Gonzalo. (2014). Corporación Aldea Global.

Agua y clima en la Ecorregión Cafetera de los Andes de Colombia. Por Gonzalo Duque-Escobar. Ponencia para la Jornada Académica “Laudato Sí: El cuidado de la casa común”. Universidad Católica de Manizales. Octubre 26 de 2016.

Amenaza sísmica en el Eje Cafetero. Por Gonzalo Duque-Escobar. Abril 25 de 2016. Observatorio Astronómico de Manizales (OAM).

Anotaciones al perfil socioambiental de Manizales. Por: Gonzalo Duque-Escobar; La Patria; Manizales, 15 de julio de 2024.

Apuestas ambientales para el Plan de Acción de Corpocaldas 2024 2027. Por Gonzalo Duque-Escobar: En Agenda Pública de Corpocaldas 2024. Banco de la República, Manizales.

¿Avanzando hacia el fenómeno de La Niña? . Por: Gonzalo Duque-Escobar. Ing. Civil y Prof. de la U.N. de Colombia. Doc. del Museo Interactivo Samoga. Manizales, junio 1 de 2024.

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Colombia: agro y nueva ruralidad. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Documento del Museo Interactivo Samoga. Manizales, mayo 20 de 2023.

Colombia anfibia y los acuatorios del Magdalena. Por Gonzalo Duque-Escobar; La Patria, Manizales, febrero 26 de 2024. Documento Catedra UNESCO U.N. 2024.

Colombia Tropical ¿y el agua qué? Por Gonzalo Duque-Escobar. Museo Interactivo Samoga. Manizales, Abril 13 de 2020.

 Con la ola de calor, arde Colombia. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Documento para La Silla Vacía. Manizales, enero 27 de 2024. 

Construyendo el territorio UMBRA. Duque Escobar, Gonzalo and Torres Arango, Claudia (2018) U.N. de Colombia. [Objeto de aprendizaje – Teaching Resource].

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Sistematización de Experiencias y Estrategias de los Planes de Acción Inmediatos PAI de la cuenca del río Guarinó y la Charca de Guarinocito.  Vela Murillo, Norma Patricia and Duque Escobar, Gonzalo and Ortiz Ortiz, Doralice (2012) Editorial Blanecolor Ltda. Manizales, Colombia.

Sustentabilidad y decrecimiento económico. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Profesor de la U.N. de Colombia; Manizales, 1-10-2022. In: Revista Civismo 492 de la SMP de Manizales.

Temas rurales para la ecorregión cafetera. Duque Escobar, Gonzalo (2011). Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. La Patria. 2011.08.29.

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Temáticas Ambientales del Alto Oriente de Caldas. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Documento presentado a nombre de la Red de Veedurías Ambientales RVA de Caldas, 24 de agosto de 2023.

Territorio, descentralización y autonomía regional. Por: Gonzalo Duque-Escobar, Profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Manizales. Documento del Museo Interactivo Samoga [Ref.: La Patria. Manizales, octubre 18 de 2021].

Territorio y Región: Caldas en la ecorregión cafetera. Gonzalo Duque-Escobar. In: Celebración de los 102 años de la Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales, el viernes 27 de junio de 2014.

Tierra y Ruralidad en Colombia. Por Gonzalo Duque-Escobar- Documento del Contexto en CTS de la U.N. de Colombia Sede Manizales. Mayo 18 de 2020.

UMBRA: la Ecorregión Cafetera en los Mundos de Samoga. Gonzalo Duque-Escobar, (2015. Act. 2022). Museo Interactivo Samoga. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

Un diálogo con la dinámica urbana. Duque Escobar, Gonzalo (2011). Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. La Patria. 2011.06.06.

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U.N. Manizales: el futuro de la Ciudad y la Región. Duque-Escobar: Documento UN de Colombia –SMP Manizales, para ponencia en la “Cátedra José Félix Patiño”. Manizales, febrero 11 de 2016.

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Un nuevo modelo urbano. Duque Escobar, Gonzalo (2012) Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. La Patria. 2012.12.10.

Un pacto con la sociedad y la naturaleza. Gonzalo Duque-Escobar, Miembro SMP Manizales; Propuesta de la Federación Nacional de SMP. Mayo 21 de 2020.

Un S.O.S. por la bambusa guadua. Gonzalo Duque-Escobar; Universidad Nacional de Colombia. La Patria, Manizales, mayo 26 de 2014. Act. 2022.

Un tinto para la reconstrucción del Eje Cafetero. Duque Escobar, Gonzalo. Junio 23 de 1999. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales Facultad de Ingeniería y Arquitectura Departamento de Ingeniería Civil Ingeniería Civil.

Una agenda pública para Manizales. Gonzalo Duque Escobar (2011) Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.  La Patria. 2011-02-28 00.

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Una lectura al PCC desde Pijao. Gonzalo Duque-Escobar; In: 1° Encuentro Nacional en Torno al Bahareque y 4° Festival del Patrimonio Pijaense, 3 al 9 de septiembre de 2018, Pijao, Quindío.

Una mirada al contexto regional. Gonzalo Duque Escobar*U.N. Sede Manizales: Jornada Temática. Manizales, Julio 22 de 2021.

Una nueva oportunidad de reforma agraria. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Manizales, julio 18 de 2022.

Una nueva sociedad, el desafío para un cambio sostenible. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Documento del Observatorio Astronómico de Manizales OAM y de la Red de Astronomía de Colombia. Ed. RAC 583 de octubre 10 de 2010 (Act.2021).

Una política ambiental pública para Manizales, con gestión del riesgo por sismos, volcanes y laderas. Duque Escobar, Gonzalo (2012) In: Foro “Políticas Públicas Ambientales”. Concejo Municipal de Manizales. Documento de discusión.

Una nueva oportunidad de reforma agraria. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Manizales, julio 18 de 2022.

Una visión sistémica del Aeropuerto del Café – Aerocafé. Duque Escobar, Gonzalo (2016) In: Concejo Municipal de Palestina sobre Aerocafé. 27 de octubre de 2017, Palestina, Caldas.

Urge una gestión integral del páramo en el Eje Cafetero. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Documento Universidad Nacional de Colombia & SMP Manizales. 01-01-2024.

Verdad, dignidad y sostenibilidad en Colombia. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Profesor U.N. de Colombia; Ref. La Patria, lunes 4 de julio de 2022.

Vías lentas en el corazón del Paisaje Cultural Cafetero. Duque Escobar, Gonzalo (2011) Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. In: Semanario El Andino. Manizales, Colombia.

Visión retrospectiva y prospectiva del desarrollo regional. Duque Escobar, Gonzalo (2010) In: Primer Foro Latinoamericano de Historia y Cultura de un Continente, 25 y 26 de noviembre de 2010., Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

Volcán Nevado del Tolima: de la amenaza a la gestión territorial. Gonzalo Duque Escobar. Documento del Museo Interactivo Samoga de la U.N. de Colombia.  Manizales, 25-04-2023.

¿Y el agua en Colombia qué? Por: Gonzalo Duque Escobar, Profesor Universidad Nacional de Colombia, Socio de la SMP de Manizales y Miembro Honorario de la SCIA. [Ref.: Museo Samoga, abril 25 de 2021.]

Y el invierno… ¿Qué deja y para dónde va?. Por: Gonzalo Duque-Escobar, Documento del Museo Interactivo Samoga de la Universidad Nacional de Colombia, publicado en Razón Pública. Manizales, junio 21 de 2021.

¿Y la transición ecológica, qué?. Por: Gonzalo Duque-Escobar* Documento del Museo Interactivo Samoga. La Patria. Manizales, noviembre 6 de 2023.

Yuma o Guaca-hayo: el Río Grande de Colombia … Por Gonzalo Duque-Escobar*. In: Revista 100 años de la SMP de Manizales. Junio de 2022.



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