LAS AMENAZAS NATURALES EN EL EJE CAFETERO
Por Gonzalo Duque Escobar*
La zona tropical andina en los Andes más
septentrionales de América, y en particular el Eje Cafetero como una región de
Colombia que se caracteriza desde el punto de vista geológico no solo por la
presencia del segmento volcánico o complejo Ruiz-Tolima, sino también la
inestabilidad de los suelos por la doble condición del ambiente de gran
actividad tectónica asociado a fuentes sísmicas a lo que se suma la creciente
amenaza del cambio climático, como segundo factor de primer orden determinante
de planificación que condiciona el modelo de ocupación del territorio en el
marco de un desarrollo territorial con enfoque biocéntrico que no presione la
estructura ecológica del territorio, toda vez que están en riego, además de la
seguridad del hábitat, el agua y los ecosistemas.
En cuanto a los sismos, porque el Eje Cafetero al estar ubicado en el centro occidente de Colombia sobre una provincia sismotectónica cuenta con varias fuentes sísmica de importancia: una, la zona de subducción de la Placa de Nasca de donde provienen los terremotos de 1938, 1961-62, 1979 (2) y 1995 (2), y que es generadora de eventos profundos, fuertes y dobles con magnitud cercana a 7 grados, los que se originan cada dos o tres décadas; pero también, además de lo que ocurre en el Magdalena Centro (1805) y Huila (1967), las fallas del sistema Cauca-Romeral que delimitan la Fosa Tectónica del Valle del Cauca son otra fuente sísmica que merece mayor consideración, dadas las devastadoras consecuencias de sismos superficiales asociados a fallas activas, de magnitud 6 pero de mayor intensidad, como los de Popayán 1983 y Quindío 1999 relacionados con Romeral, aunque se dan otros eventos telúricos menos notables por ser un poco más profundos y de magnitud 5 asociados a la Falla Cauca, como los de Ansermanuevo ocurridos en 2024.
Y respecto al Cambio Climático, un fenómeno que a diferencia del calentamiento
global asociado a causas naturales cíclicas como las variaciones de la
actividad solar – fenómeno que explica la pequeña glaciación de 300 años
ocurrida entre 1550 y 1850-, lo que se observa a nivel global es un aumento de
la temperatura del planeta que tiene una componente antropogénica notable
asociada a las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero, y cuyas
implicaciones a nivel regional y local de conformidad con los escenarios
modelados para Colombia a lo largo del siglo XXI entregados por el Instituto de
Estudios Medio Ambientales IDEAM para Colombia en 2015, se presentan aquí para
discutir lo que se esperaría en el Eje Cafetero y en Manizales, permitiendo así
aludir a los correspondientes retos y acciones que se derivan de ello para
mitigar sus graves consecuencias sobre los ecosistemas dada la vulnerabilidad
del territorio asociada a sus altos niveles de deforestación, y a la
fragmentación de los frágiles ecosistemas como consecuencia del modelo
conflictivo de ocupación del territorio.
PARTE I: LOS TERREMOTOS
Imagen 01- Borde destructivo de las placas tectónicas frente al Pacífico de Colombia, plano de Benioff, y Fallas geológicas en los Andes más septentrionales de América, como fuentes sísmicas. Elaboración propia.
En Colombia los sismos son frecuentes en la región del Pacífico y Andina, eventuales en la del Caribe y escasos en la Orinoquía y
la Amazonía. Casi toda la población del país habita zonas de alto y moderado
riesgo sísmico. Y los sismos intraplaca o generados en la confrontación de dos
placas tectónicas- Nazca y Sudamericana- y no por fallas activas, que son
someros e intensos en la región del Pacífico, pese a su magnitud, son de menor
intensidad, aunque se sienten en toda la Región Andina.
Hay singularidades en Riosucio (Chocó) y en la región de Bucaramanga, como también fallas de gran actividad en la joven
cordillera Oriental y en otras regiones del país, según lo visto atrás. La falla Atrato afecta a los departamentos del Valle del Cauca, Chocó y Antioquia.
La falla de Romeral atraviesa los departamentos de Nariño, Cauca, Tolima, Quindío, Risaralda, Caldas, Antioquia, Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena.
Ima 02- Zonas de Huracanes y Regiones Símicas del
Planeta. Mapa de Múnich RE.
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El Contexto
La falla del Cauca recorre los departamentos de Nariño y Cauca. La falla de Palestina cruza los departamentos de Tolima,
Caldas, Antioquia y Bolívar. La falla de Santa Marta-Bucaramanga afecta a los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santanderes, Cesar y Magdalena. La falla
Guaicaramo cruza los departamentos del Meta, Cundinamarca, Boyacá y Arauca. También se han registrado sismos en Puerto Carreño, Putumayo y San Andrés.
El Eje Cafetero está localizado en una de las zonas de alto riesgo sísmico de Colombia. Los sismos de 1938, 1961-62, 1979 y 1985
ponen en evidencia una fuente sísmica de importancia, generadora de eventos de magnitud cercana a 7 grados e intensidades de VII, la que por la profundidad
(70 a 100 km.) y posición de los focos (basamento de la Cordillera Occidental) se ha relacionado con la zona de subducción de la Placa de Nazca (Pacífico).
Las aceleraciones registradas en superficie por estos eventos profundos han alcanzado valores del 11% de la gravedad.
Ima 03- Amenaza Sísmica en Colombia – Izq. Provincias sismotectónicas y fuentes sísmicas de Colombia. Der. M mapas de Aceleración
Pico y Velocidad Pico, efectivas. AIS
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La Ecorregión:
Pero las fallas del sistema Cauca-Romeral y las que delimitan la fosa tectónica del Magdalena, son dos fuentes sísmicas someras que
merecen consideración en esta poblada región. Los terremotos superficiales de Popayán 1983 y Quindío 1999, con magnitud Richter 6 e intensidad Mercalli VIII,
anuncian una segunda fuente sísmica de implicaciones diferentes; con ellos, las aceleraciones en los depósitos mal consolidados han alcanzado aceleraciones
hasta 5 veces superiores a las registradas en los sismos profundos, aunque en intervalos de tiempo muy pequeños.
Esta temática ha sido uno de los principales objetivos de técnicos y científicos que laboran en el Programa de la Red
Sísmica del Eje Cafetero y el Tolima, para llegar a lo que se conoce como respuesta sísmica. Es importante señalar que las tres ciudades capitales de la
conurbación, afectadas por la Falla Romeral, están sobre potentes abanicos asociados a depósitos fluviotorrenciales de origen volcánico, asociados a los
ríos Chinchiná, Otún y Quindío. El de Manizales anuncia levantamiento desde el terciario tardío hasta el holoceno. Allí, la formación Manizales con sus
depósitos fluviotorrenciales a la altura de Chipre y Villa Kempis, anuncia un levantamiento tectónico respecto a Villamaría y Morrogacho.
Ima 04- Amenaza Sísmica en Colombia y Espectros de Aceleración en superficie, y de Amenaza Uniforme para Romeral y Zona de Subducción (CIMOC 2002)- …
El mapa que propone reconsiderar la distribución de las zonas de amenaza sísmica de Colombia, en el centro sugiere como evento
sísmico de diseño para Manizales un evento con período de retorno Tr =475 años (azul), y a la derecha la imagen entrega el espectro de amenaza donde se permite
inferir que la fuente sísmica del Sismo del Quindío de 1999 no fue Subducción sino Romeral, y que el período de retorno de dicho evento fue Tr = 750 años aprox.
En la zona Andina de Colombia, las características sismotectónicas de la región apenas empiezan a conocerse, y el catálogo de
información sísmica se remonta apenas a algunas décadas, manteniendo lagunas, imprecisiones e inconsistencias. No se sabe aún cómo se atenúa la intensidad en
función de la magnitud y distancia focal del sismo y a lo sumo podríamos suponer que la actividad sísmica del futuro tendrá alguna semejanza con la del
pasado. Aún deberá caracterizarse mejor las fuentes sismotectónicas superficiales identificadas y conocer otras que puedan provocar sismos destructores, aunque locales.
Como no es posible aún predecir los fenómenos sísmicos de un modo determinista, se ha recurrido a modelos probabilísticos
para elaborar pronósticos cuya eficacia depende de la validez, cantidad, calidad y extensión de los datos que alimentan el modelo. Pero dada la
limitación en nuestras bases de datos, se ha buscado representar la historia sísmica con la recurrencia de las magnitudes generadas por las diferentes
sismofuentes, asumiendo su localización y unas determinadas leyes de atenuación de intensidad, donde las variables se modelan con características aleatorias
dada la incertidumbre de los registros y del fenómeno en sí (modelo estadístico bayesiano).
Nota: si al examinar la imagen del Espectro de Amenaza Uniforme, para Romeral y Subducción. Al superponer el sismo del Quindío 1999, se infieren dos cosas: a) que la fuente sísmica fue Romeral, y b) que el período de retorno de este evento es de unos 750 años, entonces queda claro que la falla de Romeral que ya generó sismos en vecindades de Popayán y en el Quindío, no ha liberado la energía en
sectores vecinos a Palmira y a Manizales, razón por la cual los caldenses debemos emprenderse un programa de reforzamiento estructural del bahareque como
arquitectura vernácula en el marco del Título E de la norma NSR-10 y que incluya la prevención de incendios como segunda catástrofe telúrica que sucede a las sacudidas del suelo.
La interacción suelo-estructura (SSI) es un factor clave en la evaluación del riesgo sísmico ya que considera el impacto sobre las estructuras por el
movimiento del suelo generado en un terremoto, y evalúa con precisión el peligro sísmico para adaptar el diseño minimizando los daños causados. Se parte del presupuesto de que la intensidad es la variable más determinante en los daños sísmicos, y que la calibración de los
resultados finales y consistencia entre tasas de excedencia de magnitudes e historia sísmica regional se obtiene con el catálogo sísmico del lugar.
Ciertamente la incertidumbre e imprecisión, inherentes a un tratamiento estadístico, no resultan aceptables al evaluar el
impacto sobre el total de pérdidas probables que pueden tener las obras de infraestructura comunitaria, razón por la cual cada caso (cada línea vital o
cada centro de servicio) debe ser tratado particularmente. La vulnerabilidad física de una estructura se describe en términos de la aceleración basal, del
período fundamental de vibración de la estructura y de la función de daños correspondiente.
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Anotaciones al Riesgo Sísmico.
Ima 05- Riesgo sísmico en Colombia, y Sismo de Tumaco, fuente USGS, Fenómeno de amplificación Sísmica en suelos blandos (Beatriz Benjumea). e impactos por Tsunami de 1979 en Tumaco- Nariño. Corporación OSSO.
Ima 06- Geología del área del Volcán Nevado del Ruiz. Por Mejía, Zuluaga, Velandia y López (2012). Modificado de González 2001.
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En el Riesgo se conjugan dos factores: la Amenaza y la Vulnerabilidad. Aunque sabemos que en el tiempo, a escala humana la Amenaza
sísmica permanece como invariante, la Vulnerabilidad cambia y con ella el Riesgo sísmico; éste, que crece cuando los escenarios vulnerables lo hacen,
también se puede reducir si se implementan gestiones integrales para acometer su mitigación, sobre todo por la mejora estructural de la estructura y de sus
defensas, y en particular con diseños que consideren la amplificación sísmica, donde intervienen factores como tipo de suelo, topografía y características de la estructura.
Ahora, si en la región y el país se han dado avances significativos en lo técnico y en lo administrativo, como la
institucionalidad alcanzada con el desarrollo de un Sistema Nacional, la incorporación del Riesgo en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial de 2011
y la expedición de normas sismo resistentes con el NSR-10, que ya permiten incorporar el bahareque y las estructuras de madera, aún falta mucho por hacer
en la dimensión socioambiental. Veamos estas tres anotaciones sobre la materia, para el Eje Cafetero:
En cuanto a la Amenaza, el Eje Cafetero se ubica al norte de una provincia sismo tectónicamente homogénea, ubicada entre la fosa
del Pacífico Colombiano y la Cordillera Central de los Andes más septentrionales de América, un territorio sísmicamente activo que parte del Macizo Colombiano y llega hasta las Montañas de Antioquia, donde transcurren de Sur a norte los Sistemas de Fallas de Romeral y del Cauca-Patía.
La Falla Cauca y sector central de la Falla de Romeral, desde Cartago a Puerto Valdivia, delimitan una graben comprimido o
depresión estructural, entre las dos cordilleras; allí, al observar las trazas de la Falla de Romeral con una distribución alineada de cuerpos ígneos afines a
la corteza oceánica en su contorno, se prevé que dicha ruptura profundice la corteza.
Según la investigación del potencial geotérmico del Ruiz hecha por la Central Hidroeléctrica de Caldas (CHEC, 1979-1985), y la
Geología de Manizales y sus alrededores estudiada por José Luis Naranjo y Carlos Borrero de la Universidad de Caldas, un esquema de los rasgos
estructurales de la región señala las fallas o lineamientos inferidos, cuya verificación en varios casos se ha venido haciendo por investigadores del
Observatorio Vulcanológico y Sismológico del Ingeominas, establecido en Manizales desde 1985.
Ima 07- Variación espacial de las formaciones superficiales y espesor de suelos en Manizales, y espectros de diseño en
función de los suelos de la ciudad, según sean ellos suelo blando (verde), semiblando (amarillo) o duro (café). CIMOC (2002).
Y respecto a la Vulnerabilidad, como desafíos de importancia se puede añadir que, aunque conocemos las fuentes sísmicas, para
abordar la gestión integral del riesgo a nivel del Eje Cafetero, además del estudio y valoración espacio temporal de la amenaza, está de por medio el
conocimiento y desarrollo de instrumentos para la gestión participativa del hábitat y manejo de la dimensión socioambiental, para no dejar el asunto sólo
en la dimensión técnica de carácter reduccionista.
En lo urbano, ésta compleja dimensión pasa por la presión de las frágiles laderas del escarpado territorio, en especial en los
ambientes periurbanos de Manizales, y por el control urbano sobre todo en las zonas deprimidas de los centros urbanos de las áreas metropolitanas en rápida
expansión, caso Pereira-Dosquebradas, donde las múltiples actividades comerciales mixtas e informalidad, sumada a la alteración estructural de los
viejos inmuebles de mampostería no reforzada y de bahareque para su adecuación y expansión, recurriendo a prácticas inadecuadas, hacen del escenario un cúmulo
de potenciales escombros, ya por la amenaza de las sacudidas en suelos con amplificación sísmica, ya por la de la propagación de los incendios.
En los medios rurales, donde la deforestación y potrerización relacionadas con usos conflictivos del suelo, afectan severamente
el territorio exponiéndolo a la creciente amenaza del cambio climático, y con él a las comunidades asentadas en condición vulnerable, además de las vías de
comunicación, líneas vitales e infraestructura de conectividad, como elementos expuestos a la ocurrencia de flujos torrenciales causados por deslizamientos en caso de sismo.
Ima 08- Microzonificación Sísmica de Armenia (1999), Pereira (2000). Y Bogotá (2018) Fuente: IDEGER. Bogotá.
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Y finalmente, sobre los actores en la escena: Además de los aportes fundamentales del Geofísico Jesús Emilio Ramírez S.J.,
con investigaciones como el Proyecto Nariño (1973) y la Historia de los terremotos en Colombia (1969), de la permanente labor por décadas de monitoreo
a cargo del OVS de Manizales, y de los estudios a nivel regional de Hans Meyer y su equipo de trabajo desde el Observatorio Sismológico del Sur Occidente
Colombiano OSSO, en el Eje Cafetero también merecen mención los siguientes trabajos, entre otros:
– Desde la U.N. en Manizales los del Idea liderados por el Profesor Omar Darío Cardona, donde además de actividades fundamentales
como la Microzonificación Sísmica de Manizales (SIMOC 2002), se avanza con el concurso de los profesores de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura en la
instrumentación y el estudio detallado de la amenaza para Manizales; y desde la Sede Bogotá el valioso aporte de Carlos A. Vargas con la propuesta de Caldas
Tear (2011), donde se modifican el modelo geotectónico y la amenaza sísmica en el centro del país. – También en Pereira, los trabajos de Anna Campos y sus
compañeros y colaboradores haciendo lo propio en el 2000, para obtener un mapa preliminar de riesgos del área urbana y otras investigaciones para valorar los
efectos de sitio en el A.M. de Pereira; y finalmente en Armenia, la labor continuada y reconocida de los Profesores de la Universidad del Quindío: Hugo
Monsalve quien maneja el Observatorio Sismológico del Eje Cafetero, y Armando Espinosa quien ha estudiado en detalle la historia sísmica regional.
COMPLEMENTO
Parte I: Las laderas de
Manizales.
Imagen 09- Pasivos ambientales en las laderas del Bajo Andes, Manizales, en Revista de la U de Chile y Periódico UN.
En el POT, se deben considerar ajustes en el factor de seguridad de las laderas, teniendo en cuenta además de los resultados de la
microzonificación sísmica desarrollada por el CIMOC que invitan a contemplar el efecto de amplificación de los suelos, los cambios en la amenaza climática
donde el período de los eventos extremos se ha acortado de forma sustantiva.
En cuanto a la amenaza hidrometeorológica, conforme los períodos de retorno de los eventos extremos Tr se han acortado por el
calentamiento global, también el riesgo R se ha incrementado, tal cual lo ilustra la tabla de Valoración del Riesgo adjunta, donde el riesgo pasa de 0,63
a 0,98 cuando el período de retorno Tr de una amenaza pasa de 100 años a 25 años, incidiendo sobre una obra cuya vida útil n es de 100 años.
Tabla: Valoración del Riesgo en función del período de las Amenazas Tr y la vida útil de una obra n.
R=1-(1-1/Tr)**n
Como fundamento, en la fórmula para estimar R, el factor 1/Tr es la probabilidad temporal del evento, así se trate de
lluvias o de sismos. Las obras se diseñan del lado de la falla, donde R>50%, pues de lo contrario la ciudad no sería viable: obsérvese los valores de la diagonal.
Imagen 11: tabla de ploteo del Valor Riesgo según fórmula anexa.
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Igualmente, la tabla permite inferir cómo, con la tala y los modelados se ha comprometido el factor de seguridad de largo
plazo de nuestras frágiles laderas, dado que para valores elevados de n el valor del riesgo con eventos extremos es uno.
Véase en el talud de la fotografía siguiente, cómo la presencia de las cenizas volcánicas que aparecen por debajo de un suelo
orgánico (sobre el cual hay un depósito antrópico), dan testimonio de la estabilidad a largo plazo de una ladera ligeramente inclinada. Al respecto, si
la formación de una capa orgánica de tan solo 10 cm de espesor en este clima y a esta altitud, puede tardar un siglo, las cenizas que subyacen el horizonte
orgánico y que probablemente provienen de Cerro Bravo, se remontan adecenas de miles de años.
Imagen 12: Ladera del sector El Cable en Manizales. Fuente: http://geotecnia-sor.blogspot.com.co
Como conclusión, si las laderas de fuerte pendiente del trópico andino poseen un factor de seguridad de largo plazo igual a uno,
con los modelados y con la deforestación se ha vulnerado ese frágil equilibrio límite de estabilidad. De ahí la importancia de: a- prevenir la
separación de costos y beneficios en la explotación del suelo que subyace en la construcción de viviendas de interés social; b- controlar el modelo de
expansión del suelo que especula con la plusvalía urbana; c- ajustar los factores de seguridad para responder a las condiciones sísmicas de la ciudad y
a los eventos climáticos extremos; y d- implementar la plusvalía urbana para hacer viable un POT que pueda llevar infraestructura ambiental para asegurar zonas
ya intervenidas, y atender así las demandas socioambientales asociadas con la fragilidad del medio.
Siendo así, además de la fragilidad de los suelos residuales, la fuerte topografía, de la actividad neotectónica y del clima
severo, como factores naturales de inestabilidad que explican el frágil equilibrio de las laderas del trópico andino, también esa precaria estabilidad
se rompe a causa de factores antrópicos relacionados con el urbanismo descontrolado y las actividades productivas inconvenientes que gracias a fallas
en la planificación y ordenamiento del territorio, entrar en conflicto con la aptitud del uso
debido del suelo afectando la estructura ecológica de la ciudad mediante construcciones, sobrecargas, vertimientos de agua y modelados, además de la
pérdida de las coberturas vegetales, lo que agrava la vulnerabilidad del hábitat y la
sostenibilidad de las laderas como zonas de protección. Ver mapa anexo de susceptibilidad a los deslizamientos, para la zona urbana de Manizales.
Imagen 13- Véase en rojo cómo las zonas de mayor susceptibilidad a los deslizamientos en Manizales coinciden con las
laderas de fuerte pendiente de la ciudad. Mapa Preliminar de Amenazas por Deslizamiento UN- Corpocaldas.
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PARTE II: EL CAMBIO
CLIMÁTICO
Imagen 14: Colombia. Inundaciones en Atlántico (2010) y Sequías en El Llano (2014). Caracol Radio y El Espectador.
En la Región Andina de Colombia y en particular en la Ecorregión Cafetera, el modelo
conflictivo de ocupación del territorio avanzando sobre ecosistemas estratégicos, con la deforestación y potrerización, y la minería ilegal e
incluso las obras de urbanismo que igualmente presionan la estructura ecológica del territorio, generan graves consecuencias sociales ambientales y económicas
que se suman a las problemáticas del calentamiento global con sus eventos climáticos extremos: dicha situación obliga, no solo a fortalecer la presencia
del Estado en algunos territorios de Colombia, sino también a intensificar acciones estructurales soportadas en políticas públicas y de ordenamiento
territorial inspiradas en una planificación social y ecológica responsable, y en estrategias de participación social, de educación y de apoyo sectorial para avanzar en la solución de los grandes conflictos entre uso y aptitud de suelos.
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El clima en Colombia
Imagen 15. Colombia: Zonificación climática según Köppen (Wikipedia.org), Áreas susceptibles al movimiento de masas de suelo y Zonas degradadas por erosión del suelo- (IDEAM)
Las zonas climáticas de la Tierra, como factor que determina el paisaje, la vegetación y la vida animal, tienen un profundo efecto sobre la cultura. El clima, o modelo
meteorológico a largo plazo de una región, depende de varios factores: la latitud, que determina lo caliente o fría de una zona, como la extensión e
influencia de sus estaciones; las características de las masas de aire predominantes sean calientes o frías y húmedas o secas, y los factores físicos tales como la
distribución relativa de la tierra, el mar, las montañas, los valles, los bosques y los glaciares.
En Colombia, aunque gracias a la presencia de las cordilleras se tiene todos los climas, en su zona andina predomina el clima de montaña tropical, mientras que
en los valles interandinos el clima dominante es el de selva tropical ecuatorial. Dicha región, muestra temperaturas medias que varían entre 28° en
los ambientes cálidos y húmedos de las zonas bajas, hasta 0° C bajo cero en las
cumbres nevadas. Mientras que, en la región andina de Colombia, el clima es
bimodal: cada año tenemos dos temporadas secas que parten desde los equinoccios
y dos húmedas a partir de los solsticios; en los Llanos Orientales, salvo en la
Serranía de La Macarena, el clima es intertropical lluvioso de sabana, con una
estación de lluvias muy marcada y otra de sequía.
En tanto, si al Sur se pasa del clima de sabana al Clima húmedo y lluvioso, para continuar con el de selva súper húmeda en La Amazonía, donde el clima húmedo y
cálido, presenta lluvias abundantes durante todo el año; la Región Pacífica prevalece un clima cálido y un régimen pluviométrico intenso, y en la Región
del Caribe colombiano predomina un clima cálido donde alternan épocas de sequía y lluvias continuas, pero con una marcada influencia de los vientos alisios del
Nor-Este en la zona más Norte; y en la región insular del Caribe, el
Archipiélago muestra un clima cálido semi-húmedo, con lluvias que se concentra
entre octubre y noviembre, al estar influenciado por los alisios del Nor-Este.
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El fenómeno
climático y las Causas
Imagen 16: Arriba- Emisiones de CO2 Vs. Temperatura. NOAA-NCDC; y Pronóstico de Anomalías del cambio climático 1960-1990 basado en HadCM3. Abajo- causas antropogénicas y naturales. El Pais.com y Nasa.gov
El cambio climático, es la teoría que predice el crecimiento futuro de las temperaturas a nivel global durante las próximas décadas, a partir del incremento en el valor
medio de la temperatura observado en la atmósfera terrestre y en los océanos.
Aunque el clima del planeta siempre ha variado, el problema del cambio
climático es que el ritmo de estas variaciones se ha acelerado durante las
últimas décadas, de manera anómala. El clima en la tierra, ha presentado
alteraciones por causas antrópicas y naturales. La cantidad y patrón de
calentamiento global que se ha observado no puede explicarse únicamente
mediante factores naturales.
Además, si el cambio climático y la consecuente ocurrencia de fenómenos naturales extremos conexos puede tener entre sus causas la mayor actividad solar, también es el
resultado del aumento de concentraciones de gases de efecto invernadero
asociados a la acción antrópica, tales como dióxido de carbono, metano, óxidos
nitrosos y clorofluorocarbonos presentes en la atmósfera terrestre. La teoría
antropogénica predice que el calentamiento global se relaciona con emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI), como el CO2. Y pese a que cerca del 18 % de
los científicos ha disentido de la opinión consensuada, el 97% de los
investigadores, coinciden en que el actual calentamiento, es el efecto de los
gases de invernadero (GEI), en especial el del dióxido de carbono CO2 (85%)
relacionado con los combustibles fósiles, seguido el Metano (8%), del Óxido de
Nitrógeno (5%) y de los Fluoruros (2%).
Respecto a las causas naturales, aunque astrónomos y geofísicos soportados en
correlaciones, pueden afirmar que cuando el Sol está tranquilo la Tierra
permanece fría, aún no sabemos el porqué de los cambios de la actividad del
Sol. A modo de ejemplo, hubo una “pequeña glaciación” asociada a un
periodo frío ocurrido entre 1550 y 1850, en el que se presentaron tres picos
fríos (1650, 1770 y 1850); esta pequeña edad del hielo coincidió con un período
de baja actividad en las manchas solares.
Pero
también, el actual calentamiento que ha surgido desde la Revolución Industrial,
se puede observar a principios del siglo XX y en los últimos 50 años: basta
mirar nuestros glaciares en retroceso, cuya superficie en el PNN de los Nevados
ha pasado de 27 a 12 Km cuadrados de extensión entre 1970 y 2020. Para 2 °C de
calentamiento, la fracción de precipitaciones extremas atribuibles a la
influencia humana se eleva a cerca del 40 %”. Nature Climate Change (2015),
dice que “un 18% de las precipitaciones diarias moderadamente extremas en
tierra, son atribuibles al aumento de la temperatura observado desde la época
preindustrial, resultado principalmente de la influencia humana; y según The
New York Times (2015) “en la actualidad alrededor del 75 % de las precipitaciones
diarias moderadamente extremas en tierra son atribuibles al calentamiento”.
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El factor antropogénico
Imagen 17: Izq. Pérdida de energía de la energía radiante, en: fvsa.org.ar. Der. Variación del nivel del mar entre 2000 y 2100. Fuente: IPCC
En las próximas décadas podría duplicarse el nivel del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, con respecto a los niveles que había antes de la Revolución
Industrial. El mayor aporte del CO2 proviene de combustibles fósiles como el petróleo, donde Colombia entra como país con recursos energéticos como carbón e
hidrocarburos. Esta teoría genera un debate social y político, pero también un
consenso en la comunidad científica internacional. Las emisiones de CO2 en 2021
y en Colombia, han sido de 77,57 megatoneladas, con lo que el país ocupar el
puesto número 137 del ranking entre 184 países.
Entre las causas del deterioro ambiental que exacerban la amenaza del cambio climático,
sobresalen la contaminación industrial en los medios naturales y paranaturales,
la expansión urbana o minera -caso Río Blanco y Toldafría para el caso de
Manizales-, y la degradación del ecosistema por indebido uso o mal manejo no
sólo de los recursos, sino también del agua, la biota y los suelos de cultivo
que son bienes inalienables de interés general por tratarse de un patrimonio
natural.
Aquí, al igual que la deforestación consuetudinaria que explica la precaria cobertura
vegetal de nuestras montañas como factor de descontrol hídrico y pluviométrico,
que se expresa en sequías o inundaciones, y en procesos severos de erosión y de
sedimentación, también los combustibles fósiles, como carbón y petróleo, juegan
un papel protagónico, lo que impone medidas estructurales relacionadas con el
modelo energético y el transporte, para “descarbonizar” la economía. El
problema ambiental de Medellín, pone en evidencia esta problemática. Con el
calentamiento global, el ecoturismo deberá enfrentar un reto sin precedentes
que debe abordarse desde ahora, en temas como el Paisaje Cultural Cafetero, y
la forma de hacerlo es empezar por conocer las causas y consecuencias de dicha
problemática, para trazar estrategias de conservación, y actuar en
consecuencia.
El efecto
invernadero es causado por gases que se encuentran en la atmósfera. Estos gases
que permiten la vida en la Tierra, atrapan parte del calor del Sol que se
refleja por el planeta.
El calor
atrapado por la atmósfera de la Tierra, mantiene la temperatura media global en
+15º Celsius; si se incrementa ese valor hasta 18ºC, se causarían fenómenos
nocivos. En amarillo se muestra el efecto de la atmósfera sobre la luz solar
incidente; y en rojo, el efecto causado sobre la radiación infrarrojo ya
reflejada. El incremento promedio de la temperatura media podría afectar más al
hemisferio norte, que al del sur. En promedio, el calentamiento es mayor sobre
los continentes que sobre los mares. En Sudamérica, el calentamiento parece
tener menor intensidad sobre el Cono Sur (1º a 2ºC).
En Colombia las zonas de relieve montañoso como la Región Andina que es la más habitada se
calentarían entre 2º a 3ºC, y las planicies y praderas de las regiones no
montañosas, como la Costa norte, y en especial la Orinoquía y la Amazonía, se
calentarán de 3º a 4ºC. Aún más, según el IDEAM, para el periodo 2071 – 2100,
se espera que la precipitación media en el país, disminuya entre 10 a 30% en
cerca del 27% del territorio nacional (Regiones del oriente y del Caribe), y
que se incremente entre 10 a 30% en cerca del 14% del territorio nacional
(Regiones montañosas como la Andina y Sierra Nevada). Varios expertos en temas
climáticos lanzaron alertas señalando que el acuerdo de la cumbre COP 21, es
inconsistente con el objetivo de evitar que la temperatura del planeta no
supere los 1, 5º C. Para lograrlo, la economía mundial debería estar
descarbonizada en 2050 y las emisiones deberían disminuir al menos un 70 % en
2050, respecto a los niveles de 2010.
…
La
problemática ambiental
y Escenarios de CC para Colombia
Imagen 18: Escenarios de Cambio Climático 2011-2100. IDEAM 2015.
El calentamiento global podría exterminar una fracción importante de las especies del planeta.
La fusión del hielo en proceso, puede incrementar en decímetros el nivel del
mar durante las siguientes décadas, causando erosión costera. Se prevé el
incremento de los desastres asociados al clima: huracanes, sequías e
inundaciones, y pérdidas causadas en la economía mundial de hasta un 20% del
crecimiento. Habrá que desarrollar estrategias para prevenir la erosión
costera, como preservación y propagación de los manglares, también vitales en
caso de tsunamis.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, la CEPAL y el Fondo Mundial para la
Naturaleza, para el año 2050 los desastres naturales podrán ocasionar pérdidas
por US$ 100.000 millones. Además, la región, aunque solo contribuye con el 11%
de las emisiones globales, por ser altamente vulnerable a los desastres
naturales, deberá incrementar de forma sustancial sus inversiones en adaptación
al cambio climático y en la mitigación preventiva, durante las próximas
décadas. El cambio climático reducirá el número de huracanes en el Atlántico,
pero estos serán más intensos. Las aguas abisales (profundas) de la Antártida
se enfriaron de manera sensible a pesar del calentamiento global y esto podría
hacer que América del Norte y Europa empezar a enfriarse en la próxima década. Los
ecosistemas mediterráneos y del Caribe, van a ser los más perjudicados: se
cuantifican impactos del calentamiento, que probablemente se empezarán a notar
a partir de 2020. Concentraciones elevadas de CO2 podrían reducir la
calidad del forraje; además el calentamiento global puede cambiar los
rendimientos de semillas. Si no actuamos ahora, nuestros hijos heredarán un
mundo más caluroso, aire más contaminado y agua más sucia, inundaciones y
sequías más intensas y más fuegos arrasadores. Es probable que, aunque se
detengan hoy las causas del calentamiento, la recuperación del ecosistema
tardará décadas y los daños serán irreversibles.
En Colombia según el IDEAM, para el 2040, 2070 y 2100, habrá incrementos de Temperatura
promedio en las áreas continentales y en su orden, de 0,9°C; 1,6°C y 1,4°C.
Dichas cuantías se duplicarán en las zonas costeras, Orinoquia y Amazonia,
mientras que en las zonas montañosas sólo alcanzarán a la mitad. También, en
los mares y para los tres períodos, la temperatura se incrementaría en promedio
y en su orden 0,6°C; 1°C y 1,5°C.
Imagen 19: Colombia- Riesgos por Cambio Climático, y Capacidad de adaptación al Cambio climático, por regiones. Ideam 2021. IDEAM-PNUD.
Las lluvias, que se incrementarán en las zonas de montaña entre un 10 y 40%,
también se reducirán entre un 10 y 40% en la costa norte, en el archipiélago de
San Andrés y en la Amazonía y Orinoquía. El mayor incremento de precipitaciones
que se podrá presentar, con un aumento promedio del 28% respecto a los valores
actuales, se dará para el fin de siglo en los departamentos de Risaralda y de
Caldas. Una situación similar, deberá esperarse en el Nor-Occidente del Quindío
y en la vertiente Oriental del Tatamá. Similarmente, los mayores incrementos de
temperatura, se darán en el Valle del Magdalena (Más de 2°C) y en el Corredor
del río Cauca (cerca de 1,5°C), comprometiendo poblados vecinos.
Sin duda alguna la investigación científica de nuestros principales centros relacionados
con esta temática – el caso El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
Ambientales IDEAM como entidad del gobierno de Colombia dependiente del
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible responsable de la información
científica, hidrológica, meteorológica-, además de universidades y de
dependencias de instituciones con funciones afines, es la mejor forma de
contribuir al desarrollo de un objetivo común de protección climática a largo
plazo, como el que se propone.
…
¿Y la Ecorregión Cafetera qué?
Imagen 20: Usos potenciales y actuales del suelo al año 2000, en la Ecorregión Cafetera. SIR – Alma Mater (2002).
La Ecorregión Cafetera, tiene en el cambio climático uno de los mayores desafíos
socioambientales para su desarrollo. No obstante, para comprender los
conflictos socioambientales de este territorio y orientar la gestión del
hábitat, resulta fundamental partir de una declaratoria que le reconozca sus derechos
bioculturales para amparan tanto a sus comunidades campesinas, indígenas y
afrodescendientes, como a los ecosistemas del territorio, a la luz de las
trascendentales decisiones que ha tomado la Corte Constitucional de Colombia
sobre la materia, máxime cuando cerrar las brechas estructurales obligan a
considera que se trata de un territorio fundamentalmente rural en el cual los
ingresos rurales son la cuarta parte de los ingresos urbanos.
El territorio con una población de 3,7 millones de habitantes -76% urbanos y 24%
rurales, y una extensión 27.249 km2 del trópico andino, es un jardín
deforestado. Veamos: según SIR – Alma Mater (2002): mientras la superficie apta
para potreros era del 4 % del territorio, las coberturas en dicho uso
alcanzaron el 49 %, y mientras el potencial forestal era del 54 %, las áreas en
bosque bajaron al 19 %. Añade además que, para el año 2000, en los usos
agrícolas y agroforestales, de un potencial del 21% y 20% en su orden, la
cobertura agrícola era del 30% y la agroforestería no se implementaba.
Cuenta la Ecorregión Cafetera en su valioso patrimonio natural con cuatro Parques
Naturales Nacionales PNN: el de los Nevados, el Tatamá, la Selva de Florencia,
y el Santuario de Fauna y Flora Otún-Quimbaya. El Páramo de Tatamá, junto con
los páramos del Sol en Frontino y El Duende que hospeda el Cerro Calima, son
los únicos tres páramos de Colombia que no han sufrido alteración humana.
Súmense a lo anterior, varias reservas forestales protectoras, distritos de
suelos.
El Sistema Regional de Áreas de Protegidas, SIRAP de la Ecorregión Cafetera en
jurisdicción de 92 municipios de cinco departamentos – Eje Cafetero, N de del
Valle del Cauca y NW de Tolima-, es un proceso de planeación participativa que
incorpora conceptos de ordenamiento territorial para la gestión ambiental y un
modelo de desarrollo sostenible, desde el año 2000 ha venido vinculando el tema
de cambio climático en su plan de acción. No obstante, a pesar de la Ley 99 de
1993, cuyo Art.1. N4 dice: “Las zonas de páramos, subpáramos, los nacimientos
de agua y las zonas de recarga de acuíferos, serán objeto de protección
especial”, este valioso patrimonio está amenazado, no sólo por el cambio
climático, sino también por los históricos pasivos ambientales y presiones
actuales de naturaleza antropogénica.
…
El caso de Caldas
Imagen 21: Escenarios de Cambio Climático en El Eje Cafetero al 2100. IDEAM
Para el fin de siglo la temperatura del Departamento de Caldas, según el IDEAM, podrá
aumentar en 2,4°C en promedio, y los principales aumentos se podrán presentar
en la región magdalenense donde podría incrementarse hasta en 2,5°C, sobre la
temperatura actual de referencia. Y en precipitaciones, aunque Caldas sólo
presentará disminuciones de precipitación del 10% en el oriente para los
periodos evaluados, estima el IDEAM que por las vertientes del Cauca se darán
aumentos de entre un 20% en 2040 y hasta un 28% en 2100, y que para fin de
siglo la precipitación podrá aumentar entre un 30% y 40% en el pie
cordillerano, desde Villamaría y Manizales hasta Salamina.
Para el IDEAM, los principales efectos en el departamento podrían presentarse en los
sectores de infraestructura vial y cuencas deforestadas en zonas de alta
pendiente, debido al aumento de los porcentajes de precipitación y precaria
regulación hídrica. Además, las coberturas nivales hoy en retroceso, seguirán
disminuyendo en volumen debido al incremento de la temperatura, al tiempo que
el sector agrícola podría afectarse por plagas sostenidas en el tiempo y
enfermedades fitosanitarias relacionadas con una mayor humedad relativa, lo que
podría afectar severamente el rendimiento en cultivos de importancia para la
alimentación y la industria.
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Caldas, un
paisaje verde deforestado
Imagen 22: Biomas de Caldas, Usos y Coberturas del suelo al año 2000.
Corpocaldas.
Pero Caldas cuyo PIB le aporta el 1,6% a la Nación, con una superficie de 7888 km2, una altitud
media de 3190 msnm, y una población cercana al millón de habitantes, frente a
la amenaza ¿cómo está? Pese a su relieve y ubicación geográfica, y de un
sistema hidrográfico nutrido por dos cordilleras – la Occidental y Central
cuyas vertientes drenan por cuencas del Magdalena y del Cauca-, también es un
territorio vulnerable: además de una conurbación de 550 mil habitantes, en la
cuenca del Río Chinchiná-Guacaica, bañada por uno de los ríos más contaminados
de Colombia, es un paisaje deforestado que anuncia conflictos severos en el uso
del suelo, y una amenaza alta de desabastecimiento para el corredor del Cauca
entre Irra y la Pintada.
En Caldas, al 2019 el área de cultivos con una extensión de 104 mil ha, distribuidas en
café (78907 ha), plátano 25004 ha y otros cultivos (10497 ha), sumada a las 111
mil ha del área forestal y en guadua, arrojan un total de 215 mil ha
equivalentes al 29% del departamento, cuantía inferior a las 294 mil ha de las
tierras destinadas a actividades ganaderas y pecuarias, o sea a potreros, que
representan el 40% de Caldas. Siendo así, urge en Caldas resolver la carencia
de instrumentos mínimos, como una cartografía temática y de detalle con mayor
resolución para las zonas urbanas que las rurales, e incluir en ella los mapas
agrológicos, sin perder de vista las acciones que van en curso desde
Corpocaldas y las oficinas de atención y prevención de desastres OMPAD de
Manizales, y CREPAD de Caldas.
…
Y Manizales
qué
Los
desastres vividos por siniestros invernales en Manizales, obligan a superar el
pesimismo y desconcierto ciudadano para repensar la gestión integral del riesgo
asociado al cambio climático: a modo de ejemplo, el colapso del gasoducto y del
servicio de agua en 2011, se pueden interpretar mejor al recorrer la vía al
Magdalena, para señalar que lo que muestra su corredor con los mega
deslizamientos, es la destrucción antrópica del suelo, a diferencia de lo que
muestra la montaña reforestada del otro lado del río, en la que los ocasionales
deslizamientos son la expresión de un fenómeno natural llamado erosión, más
limitado.
Imagen 23: Escenarios de Cambio Climático para Manizales al 2100. Corpocaldas-UAM e IDEAM.
De ahí que debamos entender conceptualmente que el corredor de una carretera va más allá de su pavimento, muros y transversales, al extender su dominio hasta las microcuencas y laderas del corredor vial.
Al igual que lo sucedido con el Terremoto del Eje Cafetero (1999), donde las
consecuencias superaron en varios órdenes las que se derivan de los
acontecimientos de Manizales, suele ocurrir que siempre los desastres desnudan
los conflictos y contradicciones que padece la sociedad afectada, al tiempo que
sus consecuencias terminan flagelando con mayor severidad a los más pobres en
razón a su vulnerabilidad económica y ambiental. Al respecto quisiera señalar
que la Ingeniería como tal, no solo diseña del lado de la falla, sino que su
propuesta científico-tecnológica en sí misma resulta insuficiente, requiriendo
para su desempeño, además de la adaptación de los saberes y haberes de la
cultura local, evaluar el riesgo no solo mirando la amenaza natural, sino también
la vulnerabilidad total, desde una dimensión integral.
…
Tres acciones integrales
En primer lugar, la investigación e instrumentación de la amenaza, porque podría sentarse
como tesis que, de mantenerse la dinámica del último lustro, sus efectos
desbordarían nuestro nivel de resiliencia, por la incapacidad de recuperar la
base económica y ambiental de la ciudad: al comparar Las Niñas 2007/8 y
2010/11, ambas de nivel moderado y 10 meses de duración, mientras en la primera
las cifras de damnificados no llegaba a 50 mil por cada invierno y los eventos
eran puntuales, en la segunda superó 2 millones en cada una de sus dos
temporadas de lluvias, y como eventos quedaron cerca de 30 municipios para
reasentar, caso Gramalote, para no hablar de Bogotá sumida en el agua de los
humedales que le robó a la sabana.
En segundo lugar, la adaptación al cambio climático, lo que supone cambiar rumbos y
corregir disfunciones en el modelo socioambiental, mediante una construcción
social del territorio para establecer unas relaciones de simbiosis y
parasitismo entre los habitantes y el medio natural, ecológicamente
sólidas y compatibles con la cultura: esto, para enfrentar estructuralmente la
deforestación, la exposición a la amenaza y los conflictos entre uso y aptitud
del suelo, cada que surge como oportunidad un nuevo ciclo de ordenamiento
territorial como el de 2012-2023.
Y en tercer lugar, las políticas públicas para una planificación que incorpore la gestión
del riesgo de forma integral, asunto para el cual el Estado Colombiano ha dado
pasos fundamentales, al cambiar el perfil de la anterior oficina de Prevención
y Atención de Desastres que surgió tras los sucesos de Armero, por la Dirección
General del Riesgo con mayor capacidad y jerarquía, al tiempo que empieza a
fortalecer el Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres SNPAD de
Colombia, el sistema de información ambiental, la gestión del recurso hídrico y
el inventario de asentamientos y aseguramiento de bienes en riesgo: Manizales y
Caldas, deben ahora fortalecer sus instrumentos a nivel departamental y
municipal, para emprender la rehabilitación, reconstrucción y prevención,
sector por sector.
Y para finalizar, sí de la prevención al desastre la diferencia es de un orden y del
desastre a su recuperación de otro más, vale el dicho: “más vale prevenir que
curar”. Sólo que las acciones han de ser de extremada urgencia y largo
plazo, y por lo tanto estructurales, para desarrollar una cultura de adaptación
al cambio climático, dada la complejidad de la crisis socioambiental de
Colombia.
…
Epílogo
Como consecuencia de la deforestación asociada a la potrerización y a los
monocultivos, la erosión de los causes amenaza los suelos cafeteros; llegó la
caturra y salió el sombrío. Si las socas y resiembras de café suministran leña,
también desaparecimos los bosques de galería y desnudamos los nacimientos de
aguas. Finalmente, para remplazar al azadón con químicos, dimos muerte a la
microflora y microfauna dejando expuesto el suelo de estas vertientes a la
acción erosiva de las aguas de arroyamiento.
Imagen 24: Colombia – Ecosistemas amenazados (IAvH) y Vulnerabilidad al
cambio climático (WFP)
Urge un nuevo modelo de ocupación del territorio que además de corregir un uso conflictivo
del suelo y expansionista en la ocupación del territorio, tal cual lo padecemos
al ver cómo presionamos la estructura ecológica del departamento y la capital
caldense, para favorecer la especulación con la plusvalía urbana o extraer el
oro contaminado nuestras fuentes hídricas, también logre prevenir: 1- el
deterioro ambiental, 2- el incremento de la vulnerabilidad al cambio climático,
y 3- la fragmentación de los frágiles ecosistemas de nuestros biomas del
trópico andino.
Las acciones necesarias son la gestión ambiental territorial, la participación comunitaria, la incorporación de información útil y suficiente para el análisis
de los problemas ambientales, y su relación con las administraciones
municipales, con la planificación urbana y con el mercado, sobre todo el
inmobiliario y el minero que presionan nuestras reservas forestales en Río
Blanco y en Toldafría. Recuperar rondas hídricas y cuencas degradadas además de
proteger la estructura ecológica, y de garantizar el agua para las fuentes
energéticas, sistemas agrícolas y abastecimiento humano, beneficia las especies
endémicas vulnerables y en riesgo de extinción, al resolver la fragmentación de
su hábitat.
En Colombia, al igual que las demás ciudades, Manizales, fundada el 12 de octubre
de 1849 sobre un ramal cordillerano y a 2150 m s.n.m. en la cuenca media del
Chinchiná, lugar que hasta el siglo XVI fuera habitado por indígenas Quimbayas,
ha sido una ciudad donde las debacles asociadas a procesos naturales y a otros
de origen antrópico, exigen una adaptación ambiental mediada por la cultura. Lo
anterior, ya que son muchos y variados los pasivos ambientales de Manizales,
relacionados con el uso conflictivo del suelo rural en un paisaje gravemente
deforestado, sino también en el medio urbano por un modelo de ocupación
expansionista que presiona la estructura ecológica del territorio.
La planificación para un desarrollo sustentable, en la que los usos del suelo
garanticen la funciones social y ecológica de la propiedad, además de la
prevalencia del interés general, debe empezar por una adaptación a las
dinámicas del clima, cuyo fin sea proteger los derechos bioculturales de este
territorio caldense como constructo cultural, y por lo tanto los frágiles
ecosistemas con su biodiversidad y los servicios ambientales para las
comunidades de base que lo habitan, en especial el suministro confiable de agua
de calidad y la regulación hídrica y climática, previendo sus impactos.
Finalmente, para el plan de adaptación al cambio climático y las acciones estructurales
propuestas en las múltiples dimensiones del desarrollo, se requerirá
implementar estrategias de gobernanza que faciliten la apropiación social de
los procesos de ordenamiento y planificación, entendiendo el territorio como
una construcción social e histórica, dado que en él es donde surge la cultura
como el resultado de las complejas relaciones dialécticas entre la naturaleza y
la sociedad. No olvidemos que la Constitución Política de 1991, que establece
el desarrollo sostenible como meta social, le asigna una función ecológica a la
propiedad, señala inequívocos deberes al Estado la materia, y precisa los
derechos y obligaciones ambientales de los ciudadanos.
…
COMPLEMENTO Parte II: Café y cambio climático.
Imagen 25: Colombia- Café con sombrío en Quecafe.info, y monocultivo de Café en Wikipedia.org
Con el
actual calentamiento global en el que se incrementan simultáneamente la
temperatura y la precipitación tal cual lo estamos advirtiendo en las zonas
cafetaleras de la región andina de Colombia, dada la sensibilidad del cafeto a
las variaciones extremas del clima, no sólo podemos esperar una producción más
baja y problemas fitosanitarios por el incremento de la humedad relativa, sino
también menos zonas aptas para este cultivo. No olvidemos que Colombia, donde
el café arábigo ha sido la principal especie cultivada para la producción de
café, es uno de los países más vulnerables al cambio climático en el mundo, ya
que debido a su ubicación geográfica podría ver afectados su recurso hídrico y
sus cultivos.
De conformidad con la organización de investigación australiana CSIRO, en las
últimas décadas no solo se han reducido cada vez más las cosechas por hectárea
cultivada, sino que también para el año 2050 la superficie apta para el cultivo
del café disminuiría en más de un 50%, afectándose con ello a muchos
caficultores, no solo de países como Brasil y Vietnam que son los dos mayores
productores mundiales, sino también de Colombia. Además, si en este país, se
vería afectada la seguridad alimentaria por la alta exposición y sensibilidad
de cultivos como yuca, arroz, plátano, papa, caña, maíz y frijol a los efectos
del clima, igualmente las zonas cafetaleras también estarían en un alto riesgo.
Este año en Colombia, mientras la producción acumulada de 12 meses se situó en 10.6
millones de sacos mostrando una caída del 12% respecto al año anterior, se
espera que el 2023 cierre con una producción de 11,4 millones de sacos, para la
Federación Nacional de Cafeteros, la discusión de si producir robusta en
Colombia o no, para sustituir las importaciones de café, aunque resulta hoy
accesoria ya que el centro del debate debería ser el consumo interno en el
país, máxime que la caficultura colombiana atraviesa un año volátil y convulso
por cuenta de la caída del precio del grano y de las exportaciones, también se
ha puesto en el debate la necesidad de recurrir a la siembra de robustas para
cumplir con los compromisos de exportación en los mercados tradicionales.
Todo esto, porque si la crisis ocurre en este país y en particular en el Eje Cafetero,
también en otros países tropicales el clima ya no será tan estable como antes.
De conformidad con los pronósticos actuales, progresivamente se dará una
reducción de la oferta, y por lo tanto igualmente de la demanda ya que para los
consumidores la emblemática bebida que ha sido una de las más populares en todo
el mundo, podría costar más. Como curiosidad, aunque existen unas 130
variedades silvestres de café algunas seguramente más resistentes al calor o a
determinadas plagas, pero que si quisiéramos desarrollarlas lleva tiempo, el
mercado mundial ha estado dominado por dos variedades: arábiga y robusta.
Si en
conjunto, estas dos variedades representan el 99% de los granos de café que se
consumen en el mundo, y la producción de arábiga sigue siendo superior a la de
robusta en una relación del 60% de arábiga a 40% de robusta, los colombianos
deberíamos entender qué hay detrás de una taza de café, y conocer lo que
significa tomar una bebida de arábiga, que además de ser más aromática y suave
al paladar, es también más digestiva, máxime si en la misma taza de café frente
a la arábiga, con un café robusta se consume el doble de cafeína resultando la
bebida con un sabor amargo menos agradable.
Si las plantas de café que crecen en climas más cálidos absorben menor cantidad de
nutrientes, aunque producen mayor cantidad de granos al año, también ofrecen
tazas con cuerpos ligeros, otra cosa ocurre con los cafetos de clima frío donde
las cosechas tardan más, lo que se traduce en menor producción de granos, pero
más densos y con mayor variedad de sabores. De lo anterior, se desprende el
hecho de que los granos de café arábiga al estar cultivados a mayor altura
donde tarda más la cosecha suelen tener mejores propiedades gustativas que el
de tierra caliente, gracias al mayor desarrollo que alcanzan las moléculas de
cafeína.
…
PARTE III: LA AMENAZA VOLCÁNICA
Imagen 26- Segmentos volcánicos de Colombia - Adaptado de http://intranet.ingeominas.gov.co- e imagen del área glaciada del Complejo
Volcánico Ruiz Tolima.
Fuente- Geotermia, CHEC.
En la Ecorregión del Eje Cafetero, se ubica el más septentrional de los segmentos
volcánicos de Colombia: se trata del Complejo Volcánico Ruiz Tolima, donde
aparecen los volcanes activos Cerro Bravo, Nevado del Ruiz, Nevado de Santa
Isabel, Nevado del Tolima y Machín. Consciente de su cercanía a varios centros
poblados, pero también de los beneficios que hemos heredado del vulcanismo, se ofrece
la siguiente síntesis de la amenaza volcánica en el territorio como parte de un
programa de gestión integral del riesgo, para que podamos definir un modelo de
ocupación no conflictivo en el territorio haciendo de estos fenómenos huéspedes
condicionantes de acciones beneficios.
…
Cumanday, ¿el león dormido?
El Ruiz, llamado por los indígenas Quimbayas Cumanday,
ubicado al sur del Páramo de Erbé o Mesa de Herveo en época de la Colonia, es
una de las estructuras volcánicas activas más conocidas de Colombia, que hoy
lleva el nombre del dueño de la encomienda de Pampaná en Chinchiná, y cuya
cumbre de lavas andesíticas ubicada a los 4°53’N y 75°19’W, llega a los 5330 m
snm.
Imagen 27: Dinámica glaciar en el VN del Ruiz. Fuente: Glaciares de IDEAM, 2012, y cráter Arenas del VNR con el domo de lava y el nuevo cráter secundario. Fuente: INGEOMINAS 2018.
La prehistoria geológica del volcán Nevado del Ruiz se remonta al Pleistoceno, es decir a 1,8 millones de años. Se trata del período ancestral que dura entre 0,8
a 1,0 millones de años, en el que tienen lugar las primeras erupciones, y en el
que se forma un complejo de grandes estratovolcanes que colapsan y forman
calderas de entre 5 y 10 km de diámetro.
Sigue otro período antiguo que dura más de medio millón de años, durante el cual se desarrollan grandes estratovolcanes sobre el paisaje
caldérico; y que durante los últimos 150 mil años cierra con la formación de
calderas explosivas en sus cumbres, y con el desarrollo del actual edificio
volcánico y de los otros conocidos en el entorno a través del emplazamiento de
domos andesíticos y dacíticos. La Olleta y La Piraña, son dos cráteres
parásitos alineados con ochenta mil a cien mil años de antigüedad, que revelan
parte de esa historia.
El edificio volcánico, es un estratovolcán de 2035 m, perteneciente al segmento volcánico más norte de los Andes, y emplazado sobre el cinturón cristalino de
la Cordillera Central de Colombia, y que se denomina Complejo Volcánico Ruiz
Tolima. Hasta aquí la prehistoria geológica, porque entrando a la historia
geológica reciente, durante los últimos 11 mil años el Ruiz ha tenido cerca de
12 etapas de actividad eruptiva, con múltiples eventos conexos como
corrimientos de tierra, flujos piroclásticos y lahares, en las que se ha dado
la destrucción parcial de los domos volcánicos de la cima.
Así como conocemos de la historia geológica más antigua del Ruiz por la morfología de las estructuras volcanotectónicas, también podemos
saber de su actividad reciente mediante la datación de suelos orgánicos bajo
las capas de cenizas, y de otras evidencias geológicas que a modo de huellas
dejaron las erupciones de los últimos miles de años. Las erupciones importantes
datadas por radiocarbono concluido el Holoceno y ya en el Antropoceno o “Edad
de los humanos”, son del 6660 a. C., 1245 a.C±150 años, cerca del 850 a. C. y
200 a.C±10 años, así como del año 350 d.C±30 años y del 675 d.C±50 años.
Los hielos que durante el Pleistoceno cubrieron más de 1000
Km2 del Complejo Ruiz Tolima, se retiraron 14 mil años atrás dejando como
evidencia los valles glaciares y las morrenas hasta los 3500-3400 m snm, además
de depósitos fluvioglaciares como los que llenan las cuencas bajas del
Chinchiná, Gualí y demás ríos del drenaje mayor. Pero, aunque no tenemos
historia en Cerro Bravo, se han datado eventos de los años 1720 ± 150, 1050 ±
75 y 750 d. C. ± 150, años, y podemos observar los depósitos poligénicos de nubes
ardientes en las cabeceras del río Aguacatal y en el Perrillo.
Aunque las erupciones del Ruiz y del Cerro Bravo tienen en
común un carácter explosivo, mientras las de Cerro Bravo han mostrado un nivel
moderado alto y con un mayor nivel de dispersión de las riadas
gasopiroclásticas, lo que se explica por lavas más viscosas propiciando
columnas eruptivas de colapso, las del Ruiz han sido de coeficiente explosivo
de nivel moderado bajo, con presencia de una columna eruptiva preferiblemente
vertical sostenida, aunque se presenten pequeños flujos piroclásticos relacionados
con riadas que emergen del cráter por efectos de boquilla y por
desprendimientos de la pluma eruptiva. A
modo de ejemplo, en 1985, uno de estos eventos secundarios denominados “surge”,
arrasó el refugio del Nevado del Ruiz.
Así no se tenga algo escrito en la historia, porque
habitamos este territorio del segmento volcánico más septentrional de los
Andes, aunque poco sabemos de las corrientes humanas migratorias asiáticas que
hace 12 o 14 mil años entraron a las Américas por el estrecho de Bering, luego
pasaron por Colombia y posteriormente bajaron hasta la Patagonia, tardando 1000
años en ocupar el continente, ni podamos explicar las pinturas rupestres de
unos 20.000 años en Chiribiquete.
Ya en la época actual, es decir desde el descubrimiento de
América y la conquista que es lo que más nos debe competir, sabemos también de
las erupciones históricas de los años 1595, 1845 y 1985, con lahares
repitiéndose donde ahora se destruye Armero. Los dos primeros eventos,
coinciden con la pequeña glaciación de 300 años ocurrida entre 1550 y 1850,
época en la que el área de los glaciares sumó casi 100 km2 y el volcán del
Quindío al igual que el del Cisne era nevado. La evidencia de esta neoglaciación,
son los actuales arenales del Ruiz, cuyo volumen debe ser tenido en cuenta como
factor de formación de lahares, por la copiosa lluvia que acompaña la erupción,
sumada a los deshielos.
Imagen 28: Lahares históricos en el área de Armero. Geociencias UN 1985.
En sus “Noticias historiales de las conquistas de tierra
firme en las Indias Occidentales”, Fray Pedro Simón relata: la erupción del
Nevado del Ruiz ocurrida el domingo 12 de marzo 1595, aludiendo a tres truenos
sordos que se oyeron más de 30 leguas por toda su circunferencia, y a
crecientes por el Lagunilla que cobraron la vida de unos 600 indígenas Gualíes
y que dejaron media legua de peñascos entre ellos, uno mayor que un cuarto de
casa. Añade además que, en Cartago, además de oscurecerse el cielo del medio
día, las cenizas cubrieron los pastizales con una capa que superó un palmo con
su espesor, por lo cual las vacas no dieron leche hasta que las lluvias de los
días siguientes lavaron tanta pestilencia.
Igualmente, tras un sismo ocurrido en la mañana del 19 de
febrero de 1845, surge un flujo de lodo por el valle que alcanza a Armero
cobrando la vida de mil personas, y partiéndose en dos: la mayor proporción que
alcanza el Magdalena lleva bloques de hielo, y la pequeña que va al norte
alcanza a represar el río Sabandija. Como hipótesis, el que no se reporten
cenizas en 1845, podría explicarse por la ocurrencia de un gran evento de
ángulo bajo, que en magnitud supera las erupciones de 1595 y 1985.
Finalmente, desde finales de 1984, luego de un incremento
en el nivel de la actividad sísmica cerca del Ruiz y del depósito de azufre en
la cumbre del volcán, posteriormente se da el aumento de la actividad
fumarólica, lo que desemboca primero en una pequeña erupción freática con
expulsión de ceniza el mediodía del 11 de septiembre de 1985, y luego en el
paroxismo del 23 de noviembre de 1985, cuando se produce la erupción magmática
con los lahares que ocasionan el desastre de Armero. Si la erupción de 1845 fue
de unos 2 Km3 de magma que se habría acumulado en 250 años, y la de 1985 tan
solo fue de 0.1 a 0.2 km3, el Ruiz después de 150 años aún tendría un acumulado
de 1 km3 de magma disponible, para un evento de magnitud similar al de 1595,
cuando el cráter al igual que ahora no presentaba.
Aunque después de Armero, como evidencia de que “El león
dormido” aún acecha, la inestabilidad del sistema volcánico ha sobresalido por
dos pequeñas erupciones ocurridas en 1989 y 2012, el cráter Arenas ahora con
300 m de profundidad, muestra justo en el fondo el surgimiento de un domo
localizado al Oeste del gran cráter, con de más de medio centenar de metros,
tras la extrusión de lava al lado del cráter secundario de 150 m de diámetro. Y
en la actual crisis de Abril-Marzo de 2023, después de años de alerta amarilla
se ha declarado a alerta Naranja, lo sensato es pensar que este nivel de alerta
anunciando la probabilidad de una erupción en días o semanas, no duraría tanto,
así sea para retornar al estado anterior o al nivel de alerta roja que
significa erupción en curso.
Por último, habrá que señalar que además de los flujos de
lodo o lahares como amenaza ya conocida del Ruiz, además de las riadas
gasopiroclásticas que afectarían algunos kilómetros contados en las
inmediaciones del cráter, están las erupciones importantes de ceniza, por su
afectación para el ganado, a las fuente de agua y a la florescencia, además de
su impacto en las rutas aéreas y descargas eléctricas y lluvias pertinaces que
acompañan el fenómeno; y respecto a las pequeñas emisiones continuas o frecuentes,
habrá problema para la salud si no se protege la vista o las vías respiratoria
o por la exposición prolongada para las personas con afectaciones
cardio-pulmonares, bronquitis crónica y asma preexistente.
…
Epílogo
Aunque sabemos de la imposibilidad de predecir eventos de
comportamiento errático, sí se puede prever con algún acierto una erupción de importancia,
tal cual lo hizo Ingeominas en el Volcán del Huila en 2007 cuando logró
anticipar la ocurrencia de flujos de lodo catastróficos, pese a las naturales
limitaciones que imponen la ciencia y la tecnología, y permitiendo con ello dar
alerta a varios miles de habitantes indígenas de las poblaciones ribereñas de
Belalcázar, Inzá y Tesalia, quienes se aseguraron en la parte alta de la
montaña en la madrugada del 18 de abril, poniéndose a salvo de lahares,
comparables a las avalanchas del Páez causadas por el fatídico Sismo de 1994
que había dejado unos 1100 muertos.
Contrario a lo que ocurrió en 1985 con el Ruiz, cuando los
flujos de lodo por el Gualí, Río Claro, Lagunillas y Azufrado alcanzaron
poblados como Armero, Mariquita y Chinchiná causando la muerte a unos 25 mil
habitantes, además de causar la pérdida de ganados y propiedades arrasadas por
dichas riadas que igualmente destruyeron carreteras, puentes y anegaron tierras
de cultivos, hoy por fortuna las zonas de amenaza severa no están ocupadas, la
gestión del riesgo se ha institucionalizado, se tiene como garantía el
eficiente servicio de monitoreo volcánico, y se sabe con relativa certeza del
nivel de severidad, alcance y clase de amenazas que podemos y debemos atender.
A modo de ejemplo tenemos la ocurrencia de flujos de lodo
catastróficos asociados a la erupción del Volcán Nevado del Huila ocurrida la
madrugada del pasado 18 de abril de 2007, sin que se hayan dado víctimas
humanas mortales, como evidencia de la capacidad de una comunidad indígena
sólida y organizada, gracias al fuerte tejido social que la caracteriza, y a
los beneficios pedagógicos asimilados y recursos materiales provistos tras la
reconstrucción física que se hizo después del desastre del Páez, ocurrido por
el sismo de 1994.
Allí, se puso en evidencia que, tras los daños causados por
dos avalanchas vulcanogénicas: destrucción de carreteras, puentes y decenas de
hectáreas de cultivos ribereños del cañón del río Páez arrasados, aunque la
crisis volcánica continuó bajo el imperativo de un enorme potencial de amenaza,
gracias a la valiosa información científica del orden geofísico y vulcanológico
suministrada por el INGEOMINAS, funcionando oportunamente dentro de las
naturales limitaciones que imponen la ciencia y la tecnología, con el concurso
de la comunidad el riesgo puede mitigarse, asumiendo un evento similar al de
1595, por el volumen de magma que podría estar involucrado, aunque el tema
sería la dirección imperante del viento y con ello la zona afectada por caída
de cenizas en el momento de la erupción.
…
La amenaza
volcánica de Cerro Bravo.
La
subregión Centro Sur de Caldas cuyas cabeceras, salvo la de Neira, ocupan la
cuenca media del Río Chinchiná, se localiza en el entorno noroccidental del
segmento volcánico más septentrional de los Andes colombianos, donde aparecen
los volcanes Cerro Bravo, Nevado del Ruiz, Nevado de Santa Isabel, Nevado del
Tolima y Cerro Machín. Los tres primeros, de importancia para los cinco
municipios que buscan conformar un espacio de planificación y ordenamiento
territorial, Chinchiná, Neira, Manizales, Palestina y Villamaría, probablemente
a la luz de la nueva Ley 1625 de 2013.
Imagen 29- C. V. Ruiz-Tolima por Gustavo Wilches Ch., y V. Cerro
Bravo. Fuente, SGC.
Como respuesta al valioso aporte de los científicos del Observatorio Vulcanológico y
Sismológico de Manizales, adscrito al Servicio Geológico colombiano desde
cuando se creó el Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres,
consecuencia de los sucesos que desencadenaron el desastre de Armero y
Chinchiná (1985), el modelo de ocupación del territorio en esta fracción de la
ecorregión cafetera debería responder ejemplarmente a los desafíos ambientales,
considerando la amenaza volcánica con las acciones de prevención y mitigación
que obliga una gestión integral del riesgo, en la que entren de forma ponderada
los temas fundamentales del medio tropical andino.
Aunque se reconocen los esfuerzos hechos por mejorar la seguridad de Manizales y de los
municipios en el área de influencia del volcán Nevado del Ruiz frente a una
eventual erupción, sobre todo con la eficaz vigilancia resultado del monitoreo
volcánico, definitivamente en la subregión Centro Sur no estamos preparados
para un sismo superficial similar al de Popayán (1983) o el Quindío (1999)
asociado al sistema de fallas de Romeral, y menos emprendido las acciones de
planificación para enfrentar la amenaza volcánica de Cerro Bravo, en caso de un
evento comparable al de las erupciones plinianas (con riadas gasopiroclásticas)
contempladas en su mapa de amenazas volcánicas. Esto, dado que la atención en
el caso de Caldas ha estado centrada en la actual coyuntura del Ruiz, y en
cuidar de las áreas ribereñas del Chinchiná amenazadas por flujos de lodo,
experiencia que puede capitalizarse para potenciales eventos similares
provenientes del volcán Nevado de Santa Isabel, donde el río Chinchiná
repetiría y entraría el río Campoalegre al nuevo escenario.
A modo de información, entre las amenazas volcánicas de Cerro Bravo se contemplan flujos
de lodo solo hacia el Tolima y oriente caldense por los ríos Aguacatal afluente
del Gualí, y Perrillo afluente del Guarinó; y también flujos piroclásticos que
podrían llegar a vecindades del oriente de la zona urbana de Manizales donde
pretendemos avanzar, dado que la columna eruptiva de dicho volcán con mayor
coeficiente explosivo que el Ruiz y Santa Isabel, tiende al colapso. Para el
efecto basta decir que mientras La Nubia se localiza a 20 km del volcán, los
depósitos de estas nubes ardientes se observan a distancias que varían entre 6
y 18 Km medidos desde su cráter. Los investigadores le asignan a Cerro Bravo
erupciones plinianas, cuyas fechas estimadas por radiocarbono con errores de
entre 150 y 75 años, son los años 1720, 1330, 1050 y 750.
Imagen 30- Mapa de Amenaza por Flujos Piroclásticos de Cerro Bravo A. Núñez y M.L. Monsalve1991.
Lo anterior
demanda un plan de exposición al riesgo volcánico de cara a Cerro Bravo en esta
subregión frente a una amenaza previendo flujos piroclásticos, ahora que dicho
volcán está en calma, además de velar por otras amenazas diferentes a la
volcánica resolviendo conflictivos estructurales del uso del suelo para las
subcuencas de los ríos Chinchiná, Río Claro y Guacaica, como también en las
cuencas compartidas del río Tapias por el norte y de los ríos Campoalegre y San
Francisco por el sur, además del reforzamiento de líneas vitales que puedan
resultar comprometidas con eventos geodinámicos directos o indirectos, por ser
elementos fundamentales del sistema urbano donde ya se han dado acciones
ambientales importantes que deben continuar.
Para lo anterior, urge una política pública ambiental que considere la planificación
anticipada, considerando las previsiones cartográficas de nuestros vulcanólogos
y otras disciplinas, como de la investigación geológica, agrológica,
climatológica, ambiental y del monitoreo sísmico, hidrológico y volcánico, por
ser parte del acervo cultural suministrado para la toma de decisiones sobre la
ocupación adecuada del territorio en pro de mejorar la calidad de vida de la
población de estos cinco municipios caldenses.
…
Santa Isabel: un volcán complejo en alerta amarilla.
El volcán nevado de Santa Isabel, cuya última erupción datada se dio en un lapso
comprendido entre 5800-4700 años según el Servicio Geológico de Colombia SGC,
por estar ubicado en el segmento volcánico norte de la cordillera Central del
país y en límites de Risaralda, Tolima y Caldas, pertenece al Parque Nacional
Natural de Los Nevados. Al respecto, aunque no se conocen a la fecha capas de
tefras asociadas a erupciones del Santa Isabel, al no considerase un volcán
extinto o extinguido, debe contemplarse la amenaza volcánica.
Este estrato volcán eclipsado por el Ruiz y del cual se separa por el Cisne, está
conformado por lavas andesíticas de edades pleistocénicas e incluso del
Holoceno. Por estas evidencias de actividad de épocas prehistóricas al ser
considerado un volcán activo, dada la actividad sísmica últimamente reportada
por el Observatorio Vulcanológico, también podría estar cerrando un período de
reposo según los registros de la sismicidad dentro del edificio volcánico y una
posible fuente de deformación en la superficie, como fenómenos reportados por
el SGC que acaba de declarar la alerta amarilla para este volcán de complejos
dómicos.
Imagen 31: Volcanes Cisne-Morro Negro y Santa Isabel. SGC
Y respecto al volcán Paramillo el Cisne-Morro Negro, el que fuera Nevado del Cisne hasta
1960 cuando los glaciares cubrieron su cumbre de 4.636 metros sobre el nivel
del mar, se trata de un pequeño complejo volcánico conformado por un domo
basáltico y andesítico de épocas remotas asociado al vulcanismo que ha emergido
durante los últimos tres millones de años
por la Falla Palestina y que, aunque existen registros sobre actividad
volcánica reciente (2017), al igual que al paramillo de Santa Rosa, se le considera
un volcán inactivo que pese a la actividad sísmica de los últimos años,
continúa con un comportamiento estable.
Imagen 32- Mapa de Amenazas del Santa Isabel - Detalles de los glaciares del CV y Panorámicas del VN Sant Isabel. IDEAM y SGC
Volviendo al Santa Isabel, este edificio volcánico elongado carente de una estructura
volcánica con un cráter y forma cónica convencional -como el Tolima-, dotado de
humedales y de frailejones, y cuya cumbre que ahora ve extinguir en su cima una
de las seis masas glaciares supervivientes de Colombia, es en el fondo un
complejo de extrusiones-efusiones que conforman una estructura anular de varios
domos y domos-coladas, donde tres de ellos con dirección N-S coronan su cima y
otro derrame lávico conformó la laguna del Otún. Como referente, mientras en la
pequeña glaciación ocurrida entre 1550 y 1850 su glaciar cubrió cerca de 40 o
50 Km2, al año 2020 sólo tenía 0.4 a 0.5 km2 de hielo que podría extinguirse al
2030.
Finalmente, como amenazas estarían: un evento de tipo subpliniano, de cuya columna vertical
ascendente pero moderada intensidad, habrá que contemplar el colapso parcial de
la pluma eruptiva o la presencia de oleadas piroclástica emergentes o de
colapso -llamadas “surges”-, o muy eventualmente la extrusión y explosión de un
domo, dos fenómenos diferentes con los cuales se podrían generar lahares, así:
por los ríos Campoalegre y Claro que drenan al poniente, aunque no por el Otún
que también drena a dicho lado donde mediaría la Laguna del Otún, y también por
el Recio y Totarito (afluente del Totare) que drenan por la vertiente del
Magdalena. Sobre esta amenaza, el actual deshielo es un importante factor de
atenuación del riesgo.
…
La amenaza
volcánica del Cerro Machín.
Imagen 33: Modelo eruptivo del Cerro Machín – Fase de Reposo y Erupción Magmática. Fuente, Ingeominas.
El Machín, es un volcán activo en estado Off, con coordenadas geográficas 4º 29’N y 75º
22’W, una altitud de 2750 msnm, y una estructura que muestra un cráter de
2,4 km de diámetro y en cuyo interior
han surgido dos domos de 250 m y 150
m de altura, donde se presentan
actividad fumarólica sobre los domos, y fuentes termales dentro y fuera del
edificio volcánico, fenómenos que sumados a su sismicidad esporádica, dan
merito a considerar una nota de la Fundación Ecológica Cosmos de 2008, donde
definiera con una frase en cierto modo cierta al Machín, como la mayor amenaza
volcánica de Colombia, para aludir a dicha problemática sobre la que añade que:
“Estamos pues en mora de que se tomen medidas efectivas para prepararnos y
prevenir un desastre. Es cierto que no hay manera de saber cuándo ocurrirá,
pero sí sabemos que ocurrirá y dónde.” Ahora, el problema estaría no sólo en
que no se podría señalar con exactitud lo que ocurrirá en un momento dado, tal
cual se puede advertir en dicha nota, sino también en el espacio, ya que podría
darse una erupción futura en el Machín que podría tener magnitud e intensidad
impredecible, en un escenario del centro del país donde habita cerca de 1
millón de personas. Como referente, en este volcán que registra un flujo
piroclástico Holoceno asociado a un evento de 5 Km3 de magma, la última
erupción ocurrió hace 800 años, según Ingeominas.
Así y todo, el evento de trabajo para la gestión integral del riesgo relacionada con el
Machín en su territorio, mismo que aquí se presenta con el alcance señalado en
los mapas, debe y puede asumirse para enfrentar dicha amenaza, dado su notable
potencial eruptivo sumado a otros factores inconvenientes, como el coeficiente
explosivo intermedio alto de su magma para este volcán Holocénico de
composición dacítica con seis erupciones en los últimos 5000 años, y evidencia
de grandes eventos con columnas eruptivas de colapso, hechos que le ameritan un
Índice de Explosividad Volcánica VEI = 5 que acentúa la amenaza, así no existan
glaciares en su cumbre, máxime si su baja altitud de 2750 msnm se traduce en
mayor energía potencial a causa de la menor altura como resistencia para el
ascenso del magma. Y en cuanto al riesgo, Ingeominas hace importantes
consideraciones al categorizar las áreas y alcances según los diferentes
eventos volcánicos, lo que invitan a reflexionar sobre la inconveniente
exclusión del riesgo asociado al Machín hecha en el Plan de Desarrollo del
Quindío, con el irresponsable argumento de no afectar la actividad turística.
Como referente, en el Tolima y el Ruiz, gracias a un magma andesítico menos
explosivo, las plumas eruptivas son verticales sostenidas y no de colapso.
Imagen 34- Cerro Machín – ubicación, niveles de amenaza e historia
eruptiva. Ingeominas.
De conformidad con el Mapa de Amenazas potenciales del Volcán Cerro Machín anexo,
estas son las previsiones: primero, los flujos piroclásticos o nubes ardientes
huracanadas de material volcánico incandescente, que sería la amenaza volcánica
con mayor potencialidad de daño y donde las áreas amenazadas que cubren 240
km2, incluyen poblados como Cajamarca, Anaime, el Corregimiento de Coello,
Toche y Tapias. Siguen por su severidad, los lahares o flujos de lodo que se
desplazan por las quebradas y ríos del drenaje hasta sus valles de salida; para
estos eventos que afectarían más de 1000 km2, la amenaza se extiende a lo largo
del río Coello y el alcance llega hasta la planicie del Magdalena, entre
Saldaña y Nariño. Tercero, está la amenaza por caída de productos piroclásticos
donde se diferencian caída de piroclastos transportados por el viento y de
piroclastos por proyección balística, dos fenómenos con diferente alcance,
siendo mayor el del primer fenómeno, y donde la amenaza cubre un área de 2000
km2 localizados hacia el poniente, lugar donde se afectarían poblaciones
tolimenses como Cajamarca, Anaime y Toche, y del Quindío desde Salento y
Filandia, hasta Pijao y Buenavista, pasando por Calarcá y Armenia.
Imagen 35- Cerro Machín – Vista aérea y mapas de amenaza volcánica.
Ingeominas.
Ahora, siendo el Machín un volcán de características muy explosivas y antecedentes
eruptivos de gran magnitud, p.e. un evento del Holoceno de 5 km3 de volumen,
probablemente el evento al que habrá que atender entre todos los posibles,
exige actuar anticipadamente sobre el poblado de Cajamarca y sobre los pequeños
asentamientos de su vecindad, como El Toche, con mayor intensidad, haciendo del
lugar un objeto de planificación con enfoque preventivo y participativo, y por
lo tanto actuando con la propia comunidad como sujeto de ella, para definir en
conjunto el nivel de riesgo que se desea y puede asumir. Cosa similar debe
hacerse en el Cerro Bravo, otro volcán de catastróficas erupciones pasadas y
vecino a las localidades de Letras, Puerto Brasil y Delgaditas, así sus
manifestaciones actuales no resulten equiparables y el probable vulcanismo
futuro relacionado con una actividad postcaldérica, parezca continuar muy
atenuado según se advierte de los depósitos y morfología de sus últimos
eventos.
Para el efecto, en zonas de riesgo volcánico y durante los períodos de calma se deben tomar
acciones de planificación anticipada para la debida ocupación del territorio,
mientras en las temporadas de crisis deben propiciarse acciones previas propias
de una fase de emergencia, y en ambas existen componentes educativos
complementarios. Por fortuna, gracias al trabajo de los científicos del
Servicio Geológico Colombiano, así existan incertidumbres espaciales sobre el
alcance y tipo de erupción, el mapa de amenazas volcánicas de Machín señalando
lo que resulta sensato atender y su estación de monitoreo básico para dar las
alertas oportunas, ya existen; también existe un valioso y capacitado grupo
humano con recursos que deben mantenerse y sobre todo mejorarse, en el Observatorio
Vulcanológico de Manizales adscrito al Ingeominas.
…
COMPLEMENTO Parte III: La historia del Cerro
Sancancio.
Imagen 36- Cerro Sancancio. William Jaramillo (2011) en es.slideshare.net
A continuación, la historia geológica e importancia de Sancancio, el cerro
tutelar de Manizales, donde entran en conflicto la actividad antrópica con el
actual uso del suelo y las funciones de sus laderas como áreas de protección,
para soportar la propuesta de recuperarlo dada su importancia como bien común,
declarándolo Área de Interés Ambiental AIA. Este precioso cerro símbolo de la
ciudad y contemporáneo del Ruiz- ubicado al pie del río de Tacurumbí, hoy río
Chinchiná-, es el resultado de una extrusión de magma de hace unos dos millones
de años; época en la cual el territorio sobre el cual aparece la zona urbana de
Manizales era un valle deprimido por el cual discurría el paleo-río Chinchiná,
dado que el relieve estaba a nivel de Villamaría y de Morrogacho.
Entre tanto
el complejo volcánico que se conformaba, transforma el relieve cordillerano,
donde la construcción de volcanes progresaba de sur a norte, primero con
potentes y sucesivos derrames de lava que en espesor acumularon cerca de un
kilómetro, para luego entrando el Pleistoceno pasar a un nuevo ciclo de
cataclismos con destrucciones importantes, hasta obtener su actual fisonomía:
mientras las erupciones y procesos glaciares modificaban el relieve, al
derretirse los enormes hielos que en
extensión superaban los mil kilómetros cuadrados, los potentes flujos de lodo
que descienden de la alta cordillera por ambos costados de la cordillera,
forman los grandes abanicos aluviales sobre los cuales se emplazan hoy las
capitales cafeteras, Ibagué y otras poblaciones vecinas, como Santa Rosa y
Mariquita. Para entonces, nuestro cerro
tutelar fue testigo del gradual levantamiento del costado occidental de la
Manizales, donde la fuerza tectónica que levanta el paleo-valle del Chinchiná
formando el escarpe de La Francia, también es la misma que pudo exprimir el
magma del domo volcánico de Sancancio, lo que explica por qué este cerro de
2222 msnm, en altura iguala a Villa Kempis y a Chipre.
Aún más, mientras el vulcanismo avanzaba y se conforma Cerro Bravo más al norte
ubicándose a 22 kilómetros de Sancancio, al presentar este volcán una actividad
eruptiva de mayor coeficiente explosivo y diez kilómetros más cercana que la
del Ruiz, cubre las empinadas laderas del cerro con sucesivas capas de cenizas
volcánicas, materiales de cobertura sobre los cuales se desarrollan los
frágiles suelos que explican el carácter aterciopelado a sus escarpada
topografía, lugar donde florecerán los bosques andinos que con sus raíces
densas y profundas amarraron por siglos el suelo, gracias a un equilibrio que
se mantuvo hasta que la acción humana depredadora con la tala lo destruye.
Siendo esta la historia geológica del cerro tutelar de la ciudad, sólida estructura que no
logró convertirse en volcán porque no explotó cuando el magma en estado
semisólido y caliente se exprimió a la superficie, bajemos el telón de los
procesos geodinámicos que dan cuenta de la construcción del relieve de la
ciudad a partir del empuje tectónico compresivo que produce el levantamiento de
los depósitos aluvio-torrenciales del abanico del Chinchiná, según se advierte
en los flujos de lodo que afloran sobre los taludes de la Panamericana, La
Francia y Olivares, para ver ahora de la mano del Historiador Albeiro Valencia
Llano, los procesos de transformación antrópica que allí se han dado, aludiendo
a los hechos fisiográficos del contexto,
Se trata de los asentamientos humanos que conocemos a partir de las crónicas de la
conquista y de los relatos de la colonización: En primer lugar, a la llegada de
los colonizadores hacia 1540, es Hernán Rodríguez de Sosa quien a órdenes de
Jorge Robledo, entra a los dominios del cacique Tacurumbí pisando y divisando
el territorio de la capital caldense, cacicazgo habitado por cerca de medio
millar de indígenas Quimbayas según las crónicas de Fray Pedro Simón, y a
juzgar por los yacimientos arqueológicos encontrados en Santa Inés y los
relatos sobre la guaquería hecha en Sancancio. Y en segundo lugar, cuenta el
citado historiador caldense, que en 1837 el señor Fermín López se establece al
pie del cerro, hasta que toma la decisión de viajar hacia el sur del río
Chinchiná buscando nuevas tierras para colonizar, sucediéndole en el terreno
hacia 1843 Joaquín Arango Restrepo, quien le da nombre a Sancancio.
Con la colonización y sobre todo a partir de la fundación de Manizales empiezan las
primeras presiones antrópicas que aún continúa sobre el majestuoso cerro, sin
importar que el lugar que se mantuvo en forma durante los tres siglos que
separan los tiempos del cacique y de la fundación de Manizales, pese a una
época de lluvias consecuencia de un período frío del planeta ocurrido entre
1550 y 1850, durante el cual se dio una pequeña glaciación asociada a una baja
actividad solar, con lo cual los nevados del complejo Ruiz-Tolima alcanzaron
casi 100 kilómetros cuadrados de extensión, superficie siete veces superior a
la de 1985 y diez veces mayor a la actual, dado que retroceso de los hielos que
ahora se acompaña de fenómenos climáticos extremos, consecuencia de un
calentamiento global asociado al efecto de invernadero causado por el uso de
combustibles fósiles y la producción de metano, entre otros gases con los
cuales hemos desajustado la máquina atmosférica del planeta.
Por lo tanto, para que no se repitan estas tragedias, invitamos a aprender la lección
que nos ha dejado nuestro cerro tutelar con los deslaves, donde no por causas
divinas, sino por acciones antrópicas como lo son el desequilibrio de la base
ecológica como causa real de la tragedia, y el régimen de lluvias modificado
como factor contribuyente, para que no se repita lo ocurrido sobre el sector de
Aranjuez: lugar donde con la tala del cerro vecino, al perderse las laderas de
protección del barrio, las torrenciales lluvias que ha traído el cambio
climático, al encontrar la abrupta topografía desprovista de la espesura del
bosque andino, no se retuvieron, y entonces al convertirse en escorrentías
desbordadas transformadas en torrentes, logran erosionar el suelo desprovisto
de raíces para producir los destructores deslaves.
Finalmente, habida cuenta de lo que significan las laderas como estructuras de protección
de la ciudad, y por lo tanto lo que representa Sancancio para esta sociedad
urgida de una cultura ambiental que se podrá medir en lo que veamos en el cerro
tutelar, toda vez que el desastre de Aranjuez es la consecuencia de haber
destruido el bosque natural, recuperemos este símbolo natural del paisaje
urbano más auténtico de la ciudad, si queremos hacer de esta la ciudad un
emblema de los poblados de laderas establecidos en los Andes más
septentrionales de América, razón por la cual proponemos su declaratoria como
Área de Interés Ambiental para Manizales, para proceder a su adquisición y
recuperación con el objeto de convertirlo en un bien público.
…
* Gonzalo Duque-Escobar, es Profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Miembro Correspondiente de la Academia Caldense de Historia, Socio Honorario de la SCIA y Socio de la SMP de Manizales. Web: https://sites.google.com/unal.edu.co/godues1 Artículo para la Revista Impronta de la ACH. Manizales, Febr. De 2024.
Portada: Eje Cafetero: Estructura ecológica (IDEAM) y Lineamientos estructurales entre Bogotá y el Eje Cafetero (Blogspot.jfblueplanet.com).
…
Fuentes Bibliográficas:
Agua y clima en la Ecorregión Cafetera de los Andes de Colombia. Gonzalo Duque-Escobar. In: Jornada Académica “Laudato Sí: El cuidado de la casa común”. U. C.de Manizales. 26.10. 2016.
Amenaza sísmica en el Eje Cafetero. Por Gonzalo Duque-Escobar. Abril 25 de 2016. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.
Cambio Climático en Colombia: La Amenaza. Antecedentes. Gonzalo Duque Escobar y Ricardo Álvarez León, 2022. U.N. de Colombia, y Fundación Nuevos Horizontes, Manizales.
Desafíos del Complejo Volcánico
Ruiz – Tolima. Duque Escobar, Gonzalo (2013). Documento UN-SMP- para el Día del Medio Ambiente. Colrosario. Neira, Caldas. Junio 5
de 2013.
Ecorregión Cafetera: evaluación ambiental del territorio. Gonzalo Duque Escobar. Museo Interactivo Samoga. In “Quehacer Cultural”. Manizales, 26 de abril de 2021.
Ecorregión y bioturismo. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Boletín Ambiental 163 del Instituto de Estudios Ambientales -IDEA- Sede Manizales. Enero 20 de 2020.
El volcán y el desastre de Armero. Gonzalo Duque-Escobar. Universidad Nacional de Colombia. Manizales, 30 de junio de 2020.
Foro Ciudadano Ambiental 2023 y POT del Río Chinchiná. Gonzalo Duque-Escobar. In: RED de Veedurías Ambientales de Caldas Corpocaldas. Manizales; 24-02-2023.
Geomecánica. Duque Escobar, Gonzalo and Escobar Potes, Carlos Enrique (2016) Universidad Nacional de Colombia – Sede Manizales. Manizales, Colombia.
Huracanes y terremotos: ¿y cómo
está Colombia? Duque Escobar, Gonzalo (2017) Documento para el Contexto de CTS – Universidad Nacional de Colombia – Sede Manizales.
La adaptación de la ciudad al
trópico andino. Gonzalo Duque-Escobar; Profesor de la Universidad Nacional de
Colombia. Manizales, febrero 7 de 2022.
Legalidad y sostenibilidad de la guadua en la ecorregión cafetera. Duque Escobar, Gonzalo and Moreno Orjuela, Rubén Darío and Ortiz Ortiz, Doralice (2014) Carder- Corporación Aldea Global, CARs Socias del Proyecto.
Manizales: ciudad del trópico andino emplazada entre torrentes de montaña. Por: Gonzalo Duque-Escobar y Claudia Torres-Arango; Documento del Museo Interactivo Samoga para el Contexto en CTS de la U.N. de Colombia. Manizales. Sep. 11 de 2023.
Manual de geología para ingenieros. Duque Escobar, Gonzalo (2022) Universidad Nacional de Colombia, Manizales.
Riesgo en la zona andina tropical por laderas inestables. Duque Escobar, Gonzalo. 2000-11-08. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.
“Riesgo sísmico: los terremotos”. Gonzalo Duque-Escobar. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Manizales. Junio 1 de 2020.
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